viernes, 24 de junio de 2016

Subfusiles: H&K UMP (Alemania)

Heckler und Koch UMP 
una nueva subametralladora para nuevos tiempos 
     

DESCRIPCION 
La subametralladora UMP de la famosa fabricante de armas ligeras Heckler & Koch, fue desarrollada durante la década de 90 y entró en el mercado en 1999. Inicialmente el objetivo era proveer una subametralladora ligera, con buen poder de fuego a un costo más accesible que la MP-5, considerada, por muchos, como la mejor subametralladora del mundo. Para se conseguir ese objetivo, el arma fue hecha, en su mayor parte, de polímero de alto impacto. El calibre fue escogido el 45 ACP, para ser la munición para el lanzamiento del modelo básico de esta excelente arma. La elección viene al encuentro con la creciente utilización de este calibre que estaba medio olvidado debido a la fiebre de los 9 mm que ocurrió en el fin de los anos 80 até meados de los anos 90. El objetivo de una arma de uso táctico, hoy se prevé obtener el mayor poder de parada posible, sin con eso, perder el control del armamento en fuego automático. Este último requisito, todavía es conseguido a través de la disminución de la cadencia de tiro, que cayó de los 800 tiros por minuto de la antigua MP-5, a los 650 tiros por minuto, en la UMP. El costo balístico de esa elección es que la UMP en calibre 45, tiene un alcance menor de aquel conseguido con la MP-5 en 9 mm. 


 
Encima: una HK UMP equipada con el grip de apoyo abajo del guardamano, y el raíl de accesorios tipo picatinny, al frente de la alza de la mira 

El sistema de operación de la UMP es el conocido blowback, siendo disparado con cerrojo cerrado. los controles de la arma, como el selector de tiro, liberador del cargador y el cerrojo son ambidiestro, siguiendo una tendencia en el diseño de armas tácticas actuales, facilitando el uso por cualquier individuo. Los regímenes de fuego, disponibles, son el totalmente automática, ráfaga corta (bursts) de 2 ó 3 tiros, fuego intermitente y seguridad. Luego del último tiro, el cerrojo traba en la posición abierta para facilitar la recarga facilitando la visualización de la condición descargada de la arma. 

La UMP fue diseñada para ser modular, como el fusil de la misma marca G-36, siendo la instalación de accesorios, facilitado por la existencia de raíles tipo picatinny. Esos raíles son montados en la parte superior y inferior de la arma, siendo posible el montado de otros raíles en las laterales de las guardamanos. Los accesorios más comunes son un grip de apoyo abajo de la guardamano, para mejorara el apoyo en fuego automático, y miras ópticas. 

 
Encima: En esta foto se puede ver la forma de como la culata de la UMP es rebatida. En la antigua MP-5, la culata es telescópica, y en la UMP la culata "quiebra" para el lado derecho. Este sistema pode parecer un tanto rustico, pero es extremamente eficiente. 

Inicialmente la UMP fue producida en calibre 45ACP y .40, y específicamente este último es muy interesante, tácticamente, pues permite las fuerzas policiales que están adoptando este excelente calibre en sus pistolas, poder estandarizar la munición de sus armas tácticas. La otra versión es la UMP 9 mm, cuyo diseño, tiene una diferencia en las formas del cargador, que es curvo, como en la MP-5, tiene una aptitud natural para el servicio militar por causa del mayor alcance y capacidad de penetración del calibre 9 mm. una interesante característica de la UMP es que el usuario pode mudar el calibre fácilmente, apenas sustituyendo el cerrojo, caño y el cargador. 

 
Arriba: una HK UMP de 9 mm aparece al lado de una HK MP-5, mostrando las diferencias en el diseño de este nuevo producto de la celebre empresa Heckler & Koch. 

En el mercado americano, mucho más democrático que el encontrado en nuestra pseudodemocracia, donde todo es prohibido, existe una versión civil de la UMP. Esta versión, no es una subametralladora, pero si, una carabina, siendo así, su funcionamiento, exclusivamente semi-automático, conocida como Heckler & Koch USC. Esta versión, posee un caño más bien largo, culata fija y presenta un acabado en color más claro que aquel negro usado en las armas tácticas. 

La Heckler & Koch, una vez más coloca en el mercado una arma confiable, resistente y cubriendo las necesidades de los combatientes y los nuevos requisitos para empleo táctico de las fuerzas de combate y policiales que pueden contar con inversiones adecuadas para garantizar al combatiente, lo que hay de la mejor tecnología. 

 
Arriba: una carabina HK UCS, derivada de la subametralladora UMP. una de las muchas ventajas en residir en un país democrático es tener acceso a ese tipo de equipamiento que pode ser usado para deporte, caza y lo mismo, defensa. 

FICHA TECNICA 
Tipo: Subfusil. 
Sistema de operación: retroceso con cerrojo cerrado. 
Calibre: 45ACP, 40 SW y 9 mm. 
Peso: 2.1 Kg (vacío) 
Largo Total: 60 cm (Extendida), 45 cm (culata rebatida) 
Largo de Cañón: 8 pulgadas. 
Miras: Mira fija; Alza regulable, más allá de accesorios de miras ópticas y miras a láser. 
Velocidad salida: 260 m/seg. (45 ACP) 
Cadencia de tiro: 600 tiros/ min

Campo de Batalha Moderno



jueves, 23 de junio de 2016

APC Varta ucraniano tiene interesados

Brunei y Egipto muestran interés en nuevo vehículos blindados «Varta» de Ucrania


Transporte blindado de personal VARTA 

La delegación oficial del Ministerio de Defensa de Brunei y Egipto muestra interés en la nueva Ucrania «varta» blindado vehucle polivalente (metapneumovirus) durante 16 Eurosatory exposición.

VARTA - es un blindado de transporte de personal (APC). Es ideal para el transporte de soldados en situaciones de combate y también puede estar equipado como vehículo de comandos de apartado postal, o la evacuación de las tropas.

El compartimiento del vehículo está hecho de acero especializada de grado 560 que protege a la tripulación de perforación blindada munición incendiaria hasta 7,62 mm. VARTA utiliza una estructura de casco en forma de V para acomodar asientos anti-minas, dando protección miembros de la tripulación para resistir la detonación de cargas de hasta 6 kg de TNT.



El VARTA incluye un Módulo de Combate equipado con una ametralladora de 7,62 mm o de 12,7 mm. El vehículo cuenta con 10 puertos de arma de todo el vehículo con la posibilidad de alojar una UBGL (lanzagranadas bajo cañón).

El VARTA está construido sobre una base de camión 4 × 4 de dos ejes con un chasis especial con una "alta cruz" transportando hasta 8,15 toneladas. Este chasis con sistema de inflado de los neumáticos сentral está probada y fiable incluso en las condiciones más desafiantes y difíciles.

El VARTA cuenta con un motor diesel turboalimentado de 6 cilindros, tipo V que ronda los 270hp o 300hp (en función del motor elegido) y puede ejecutarse en muchos tipos de combustible (incluido el combustible de menor calidad en situaciones de combate).

El VARTA tiene una velocidad máxima en carretera de 120 km / hora y un par máximo de 1.128 N * M El VARTA emplea una caja de cambios manual 8-Gear para dar cabida a todas las situaciones del terreno y para ser completamente versátil en la batalla.




El VARTA utiliza un sistema de absorción de choque dual de alto consumo energético. Cuenta con muelles de láminas adicionales en las ruedas para proporcionar condiciones de conducción suave incluso a altas velocidades en situaciones fuera -road. Está construido resistente, el uso a largo plazo.

Construido con armadura de acero sueco de 560, la VARTA puede resistir el impacto directo de la armadura-aretes n - ing munición incendiaria 7,62 mm.

El VARTA posee vidrios a prueba de balas del mismo nivel de protección que la armadura y su método de instalación externa permite una rápida sustitución en caso de deterioro. placas balísticas rodean el motor para la adición - Al protección. casco en forma de V del compartimiento de la tripulación blindado VARTA da protección a los pasajeros capaces de soportar una carga de detonación equivalente a 6 kg de TNT.

VARTA viene con la estación de artillero con un arma Kit de protección en el techo que puede gestionar varios sistemas de ametralladora incluyendo 7,62 mm (PK) o 12,7 mm (NSV). El VARTA también puede venir equipada con una cúpula cerrada apoyo a los sistemas de doble ametralladora (14,5 mm y 7,62 mm). La torreta disponible en las variantes manuales y motorizadas. 10 puertos de arma con la posibilidad de instalación granada de fusil. Las troneras equipadas con el sistema de ventilación de gases y polvo. Es posible la instalación de un sistema de lanzamiento de granadas de humo.

Defence Blog

miércoles, 22 de junio de 2016

Artillería antiaérea: Cañón remolcado Tipo 59 (China)

 

Cañón AA de 57 mm Tipo 59, Remolcado 

El Type 59 es un sistema de cañón antiaéreo de corto a medio alcance de 57 mm monotubo remolcado, transportable por ruta. Es una copia del cañón soviético S60 de 57mm. El Type 59 es operado por retroceso y representa una poderoso arma, bien preparada para atacar a vehículos blindados ligeros así como aeronaves volando bajo. Adicionalmente de un control de disparo óptico sobre el carruaje, el Type 59 también emplea un control de disparo afuera del carruaje con el director y control de disparo por radares. 

Las características que distinguen al Type 59 son el cañón con escudo plegable y el tubo fino con freno de boca multi-perforado y la cintas de alimentación horizontal que portan los clips de cuatro rondas. El carruaje de cuatro ruedas puede ser apalancado y estabilizado por estructuras rebatibles en una forma de apuntalar para la base de disparo. La carga es realizada por la alimentación de clips de 4 rondas horizontales. El Type 59 también tiene un conjunto de munición listo para apostar clips de 4 rondas cerca del mecanismo de alimentación de munición del lado izquierdo de la culata. Aparte de un sistema de control de disparo óptico sobre el carruaje, el Type 59 también emplea un radar de control de disparo afuera del carruaje, usualmente montado en un camión separado. 



El alcance táctico AA es de 4,000 metros con miras ópticas y 6,000 metros con guiado por radar. Esta arma, diseñada para proveer defensa contra aeronaves y helicópteros, puede también ser usado contra vehículos terrestres ligeramente blindados en un rol de apoyo terrestre. El Type 59 fue encontrado tanto en las fuerzas terrestres como aéreas del ELP para proveer defensa aérea. 

A finales de los 1990s la mayoría de los sistemas Type 59 habían sido retirados del servicio activo, pero podía aún ser encontrado en unidades de reserva, especialmente en las grandes ciudades y centros económico/industriales. Un regimiento AAA equipado con Type 59 tiene 24 cañones: cuatro baterías de dispar cada una consistiendo de seis cañones y un centro de control de disparo. Una batería Type 59 consistirá generalmente de seis cañones, un radar de control de disparo, y un director de control de disparo. 

El Type 59 ha visto combate en el Medio Oriente. En la guerra del Vietnam fue la clave de defensa aérea de baja altitud del Vietnam del Norte y era muy efectiva entre 460 metros (1,500 pies) y 1,500 metros (5,000 pies). 

ESPECIFICACIONES 

Tripulación: 7 
Longitud: 8.5 m 
Altura: 2.37 m 
Ancho: 2.054 m 
Peso de combate: 4,660 kg 
Armamentocañón antiaéreo monotubo de 57mm, gira los 360 grados 
Máximo alcance efectivo: (radar guiado) 6 km; (guiado ópticamente) 4km 
Cadencia de fuego: Máximo: 105-120 rds/min cíclico sostenido: 70rds/min 
Tipo de munición: API-T, HEI-T 
Control de disparoradar montada en un vehículo separado, y un sistema de mecanismo óptico 
Vulnerabilidades: Locación fija; Personal expuesto; óptica vulnerable al obscurecimiento Munición expuesta; Antenas expuestas; Van de radar expuestas 
Reconocimiento: Tubo de cañón largo y delgado con freno de boca multiperforado; Carruaje de 4 ruedas. Gran escudo de protección plegable. Ruedas se elevan para posición de disparo, pero podrían ser disparados desde la posición de traslado. 


 
 
 
 

Sinodefence (c)

martes, 21 de junio de 2016

MBT: Tipo 90 (Japón)



Tanque de Batalla Principal Tipo 90 (Japón)  

 


El MBT Tipo 90 (en japonés: きゅうまるしき せんしゃ Kanji: 90式戦車) es el actual tanque de combate principal (MBT) de las Fuerza Terrestre de Auto-Defensa del Japón (JGSDF). Es construido por la Mitsubishi Heavy Industries y fue diseñado para reemplazo de todos los Tipo 61s y una porción de los tanques Tipo 74 desplegados. 

El Tipo 90 tiene un costo unitario de aproximadamente unos 790,000,000 yens japoneses (es para el caso de los nueve tanques Tipo 90 producidos en el año fiscal actual [FY2007]). Al tipo de cambio de 2006, esto es equivalente a unos $6,600,000 US. 

El desarrollo del tanque Tipo 90 fue iniciado en 1977, y fue aceptado para el servicio en 1990. El Tipo 90, equipado con un cañón L44 de 120mm, es un tanque de primera clase que es igual a cualquier tanque hecho por las naciones líderes del mundo. El tanque se equipa del mismo cañón de 120 milímetros Rheinmetall del tanque Leopard 2 alemán. 

El tanque Tipo 90 lleva un cañón de arma de fuego de ánima lisa en vez de un cañón de arma de fuego rayado, y la munición incluye los proyectiles perforantes de blindaje, granadas de obús anti-tanque, y granadas de obús [plástico (HEP) de potente explosivo] adhesivas. 

El Tipo 90 pesa 50 toneladas brutas, es movido por un motor de 1.500 caballos de fuerza, y tiene una índice del potencia-a-peso de 30 caballos de fuerza-por-tonelada. A excepción del tanque sueco sin torreta Stridsvagn (Tipo S) y de varios modelos rusos, el tanque Tipo 90 es el primer tanque en alcanzar ahorro de mano de obra reduciendo la dotación a tres con el desarrollo de un autocargador de munición. 

La tecnología innovadora incluye un laser y mandos de cañón y dirección de torre termo-dirigidos. El sistema automático del seguimiento del blanco usa un despliegue de imagen térmica que es controlada a través del periscopio de distancia del comandante del tanque sujetado a la capota de la torre en una manera independiente rotativa. Los telémetros de visión nocturna son integrados con sistemas de dirección de tiro (FCS) y los sistemas de toma de imágenes térmica de visión nocturna de un tipo pasivo utilizan los rayos infrarrojos emitidos del objetivo que opone para ofrecer una mejora substancial en el alcance visible. Estas características permiten al tanque alcanzar una alta precisión de disparo, incluso para blancos móviles, y realzando las capacidades de estos tanques para responder rápido a objetivos múltiples. Tecnología propia fue utilizada en el blindaje compuesto, incluyendo el acero y la cerámica con calidades resistentes a proyectiles superiores. 




 

Especificaciones 

Peso 50.2 toneladas 
Longitud 9.755 m 
Ancho 3.33 m 
Altura 2.33 m 
Tripulación 

Armamento Primario Cañón de ánima lisa de 120mm (35 rondas) 

Armamento Secundario una ametralladora M2HB de 12.7mm (1,500 rondas) y una ametralladora de 7.62mm Type 74 (2,000 rondas) 

Motor Mitsubishi 10ZG 10 cilindros, ciclo de dos etapas, Diesel 21500cc 
1500ps/2400rpm (1,120 kW)[15min rateo de salida] 4410N・m(450kgf・m) 

Potencia/peso 30 hp/ton. 
Suspensión hidroneumática 
Alcance operacional 350 km [Combustible 1100L] 
Velocidad 70 km/h [Aceleración 0-200m/20s] 



Sistemas de dirección de tiro 
  • Telémetro Laser Yttrium-Aluminium-Garnet, 
  • Computadores de análisis balístico de 32-bits, 
  • Sistemas de imágenes termales mejorados, 
  • Sistemas de autoseguimiento mejorados, y 
  • Plataforma mejorada estabilizada para el artillero. 


La mira del comandante tiene las siguientes especificaciones 
  • Zoom: 3x / 10x (diurna solamente) 
  • Ángulo de rastreo vertical (monto del ángulo que la óptica pude moverse de arriba hacia abajo): +/- 29˚ 
  • Ángulo de rastreo horizontal (ángulo de giro): +/- 90˚ (180˚ total) 
  • Mira alternativa del artillero: 10x 

Especificaciones del telémetro láser Yttrium-Aluminium-Garnet 
  • Alcance: 300 ~ 5,000+ m 
  • Magnificación diurna: 1x / 10x 
  • Magnificación nocturna: 3x / 10x 


 
 

 


Fuentes
-Wikipedia 
-GlobalSecurity

lunes, 20 de junio de 2016

SGM: Monte Cassino a los ojos de un paracaidista alemán



El calvario de Monte Cassino

por el Comandante Rudolf Böhmler


Desde hacía seis meses, los Aliados se hallaban detenidos ante el Monte Cassino. ¿Conseguirían los alemanes rechazar aún por mucho tiempo los encarnizados asaltos anglosajones, franceses y polacos, decididos a abrirse camino hacia Roma? El siguiente texto ha sido extraído del libro “Monte Cassino”, publicado en 1956, por el Comandante de paracaidistas alemanes Rudolf Böhmler, quien nos relata los últimos y decisivos combates de una de las batallas más duras de la Segunda Guerra Mundial.

El éxito obtenido en la defensa de la ciudad y de la montaña de Cassino se cuenta entre los más brillantes hechos de armas que los soldados alemanes hayan llevado a cabo en el curso de la última guerra. Esta importante victoria defensiva de la 1ª división de paracaidistas y de las unidades del ejército de tierra que estaban a sus órdenes, asombró al mundo. Tal resultado es tanto más notable cuanto que fue obtenido en el curso del quinto año de guerra, en una época en que los alemanes no tenían ya la iniciativa de las operaciones. Se luchó en Cassino contra un adversario que disponía de una superioridad aplastante en tierra, mar y aire. Los alemanes se hallaban reducidos a la defensiva en todos los frentes desde hacía un año, sus divisiones estaban muy diezmadas y su armamento muy reducido por los bombardeos aéreos. Igual que veinticinco años antes sus padres hicieron frente al alud de material bélico en Verdun, en el Somme y en Flandes, hoy sus hijos se enfrentaban en Cassino a la terrible oleada de material bélico con la que el enemigo creía poder aplastarles. Los paracaidistas se habían dado cuenta de la situación: la orden de conservar Cassino a cualquier precio significaba una lucha a muerte. Y sabían que tras esta orden se jugaban una partida vital. No se trataba de imponer una pausa provisional al asaltante; se debía sobre todo cerrarle el camino de Roma. Porque Roma, en manos del adversario, significaba también la pérdida de los aeródromos más próximos a la frontera y que cayera más número de bombas sobre la patria ya tan castigada.



En el mes de Marzo de 1944, a las órdenes del célebre general neocelandés Freyberg, un ataque de la 5ª brigada indostánica y del 25º batallón neocelandés había abierto una brecha en el frente alemán. Esto no dio resultado más que en parte. El 2/4º regimiento de paracaidistas alemanes pudo cerrar la brecha con sus contraataques del 19 de Marzo, pero esta unidad sufrió al hacerlo graves pérdidas. A pesar de la violencia con que fue llevado este ataque, predominó el espíritu caballeresco de los dos campos. Alemanes e indostánicos trabajaron juntos para recoger a muertos y heridos. Cumplieron con este deber de humanidad unos junto a otros, no como enemigos, sino como verdaderos camaradas. La guarnición británica devolvió a los paracaidistas alemanes sus heridos y su médico, y llegó inclusive a poner a su disposición cuatro camillas que les permitieran evacuarlos. Los indostánicos ofrecieron entonces a sus adversarios –y no solamente a los heridos- cigarrillos y chocolate y les dieron sus cantimploras para que bebiesen, probando así en cuán alta estima tenían a sus enemigos. Al día siguiente recibieron de nuevo, con todo el espíritu caballeresco de su raza, a los soldados alemanes que venían a devolver las camillas. Sin embargo, apenas terminada la tregua, volvieron a ser enemigos encarnizados.
Después del fracaso de Freyberg, el general Wilson pasó inmediatamente al siguiente “round”, es decir, a la tercera y última batalla de Cassino. Las enormes reagrupaciones que realizaron los ejércitos aliados les impidieron, ciertamente, reanudar de inmediato las operaciones terrestres, pero el buen tiempo les permitió lanzar la aviación a la batalla con toda su potencia. Sin embargo, esta vez su misión era desorganizar el abastecimiento de los ejércitos alemanes y “estrangular” a las divisiones de Kesselring. Tales eran el sentido y el objeto de la operación “Strangle”, que, comenzada en la segunda quincena de Marzo, se prolongó durante toda la ofensiva de primavera. Día tras día, el general Eaker enviaba a las unidades de la Iª flota aérea británica y de la IIª flota aérea norteamericana sobre la Italia central, donde, en formaciones cerradas, volaban en picada sobre la red ferroviaria, al sur de la línea de Pisa-Florencia-Rimini. Bombardeaban aún más intensamente los importantes nudos ferroviarios de Pisa, Florencia y Arezzo y también Terni, Perusa y Viterbo, atacando al mismo tiempo los puentes, los sectores más importantes, los talleres de reparación y los depósitos de locomotoras. Cazas y caza-bombarderos preferían como blanco las locomotoras tan difíciles de reemplazar. Los bombarderos estratégicos atacaron la zona de los Alpes, en especial el Brenner, y martillearon los nudos ferroviarios más importantes de la Italia del norte.
Pero Eaker no limitó sus ataques a la red ferroviaria italiana. Los dirigió igualmente contra las otras vías de abastecimiento terrestre en las cercanías del frente o en la zona de retaguardia, subiendo hacia Florencia. Sus bombardeos hacían saltar los puentes y las carreteras de montaña y bloqueaban el paso en muchas localidades. Los cazas aliados barrían las carreteras de Italia meridional y central, disparando sin piedad contra todo vehículo alemán. Lo mismo que el tráfico ferroviario, el tráfico diurno por carretera quedó pronto anulado. Y sólo cuando hacía mal tiempo se atrevían a salir trenes y camiones. Los aviadores aliados tomaron también como objetivo los puertos de las costas del Tirreno y el Adriático, ya que una parte del abastecimiento de los ejércitos Xº y XIVº era traída por mar, sobre todo por Génova, La Spezia y Livorno, y también por Venecia y Ancona.
La operación “Strangle” despertó inmensas esperanzas en el mando aliado. No obstante, a pesar del implacable esfuerzo de estrangulamiento de la M.A.A.F. (Mediterranean Allied Air Force), el sistema logístico alemán permaneció intacto antes y después de la ofensiva de primavera. Si la ofensiva de Mayo no terminó en una catástrofe para los alemanes se debe, en definitiva, a los estados mayores logísticos y al celo de los ferroviarios, la intendencia y el cuerpo de ingenieros. El deficiente abastecimiento de las tropas combatientes, a pesar de todos los esfuerzos de estos estados mayores y de sus dependencias, es imputable en primer lugar a la situación crítica de nuestras fábricas de material de guerra y sólo en segundo término a la operación “Strangle”.
Esta operación era un indicio innegable de las intenciones de los Aliados. El mando alemán la consideraba con razón como los preliminares de un gran ataque que iba a ser el decisivo. Pero no se podía adivinar cuándo, cómo y dónde asestaría Alexander el golpe principal. Dos preguntas, sobre todo, quedaban sin respuesta: ¿Intentarían los Aliados aliviar todo el frente sur con un nuevo desembarco, quizá en Civitavecchia, o todavía más al norte, en Livorno? Esa operación, pensaba Kesselring, provocaría el derrumbamiento de todo el frente de Italia central y asestaría un golpe mortal a su grupo de ejércitos. Por otra parte, ¿apoyaría el general Alexander esta ofensiva emprendiendo operaciones de envergadura con tropas aerotransportadas en el valle del Liri? El mando alemán esperaba un ataque en profundidad y en un ancho frente en el sector de Cassino, y los preparativos de ataque en el río Garellano ya no podían ocultarse.
Pero quedaba una gran incógnita: ¿Hacia dónde dirigiría Alexander su esfuerzo principal? Kesselring creía que sería en los montes Aurunci y el macizo del monte Cassino. Consideraba poco verosímil que el choque principal se redujese a una operación terrestre en el valle del Liri. Pero solamente la ofensiva podía revelar el verdadero emplazamiento de su centro de gravedad. La localización del C.E.F. (Cuerpo Expedicionario Francés) habría suministrado un indicio concreto. Desde hacía ya algún tiempo no estaba en el norte de Cassino. ¿Adónde había ido? Donde apareciera el general Juin allí se podría estar seguro de que Alexander había meditado algo realmente importante. Esto nadie lo sabía mejor que Kesselring, que escribió de su puño y letra a este respecto: «Mi mayor preocupación era conocer la dirección del ataque del C.E.F., su composición y dónde empezaría. El Xº ejército y los estados mayores que de él dependían recibieron la orden de comunicar con urgencia cualquier informe en este sentido, ya que la decisión final que tomase el mando dependía de ello». Esta preocupación estaba muy justificada, como se demostró más tarde. Fue Juin, en efecto, el que destruyó el ala derecha del Xº ejército alemán y abrió a los aliados el camino de Roma.
El 1º de Mayo, durante una conferencia en Caserta, cuartel general de Alexander, se fijó exactamente la orden de operaciones número 1 de los ejércitos aliados de Italia: «Aniquilar el ala derecha del Xº ejército, rechazar a los restos de los ejércitos Xº y XIVº de la región al norte de Roma y perseguir al enemigo hasta la línea Pisa-Rimini, causándole el máximo de pérdidas posibles».
Para romper la línea Gustav y alcanzar estos objetivos, el general Alexander había concentrado poderosas fuerzas entre los Abruzos y la desembocadura del Garellano, situando el centro de gravedad del ataque del VIIIº ejército en la región de Cassino. El cuerpo de ejército de Juin había sido desplazado, situándolo en el alto Garellano, entre el río Liri y Castelforte, habiendo sido reemplazado por el 2º cuerpo polaco en las montañas al norte de Cassino. El 10º cuerpo británico, retirado de la cabeza de puente del Garellano, había sido transferido al norte, en las montañas, y había enlazado con las fuerzas polacas, mientras que el 2º cuerpo norteamericano tomaba posición en la orilla oeste del bajo Garellano. El 5º cuerpo británico, a las órdenes directas de Alexander, se encontraba en el río Sangro. No debía atacar, sino solamente seguir los movimientos previstos de las tropas alemanas. La superioridad de los Aliados en hombres y material era aún más evidente que antes. Habían llegado nutridas unidades del Cercano Oriente, de los Estados Unidos y de Canadá.



El 11 de Mayo, a las once en punto de la noche, todo el frente se activa a la vez. Desde Aquafondata al mar Tirreno, dos mil blancos en llamas dibujan en la noche una verdadera serpiente de fuego. Es un espectáculo grandioso, los “relámpagos” surcan el aire hasta perderse de vista y el fragor de los cañonazos retumba en las laderas de las montañas. La artillería pesada de los ejércitos Vº y VIIIº comenzó a disparar con precisión matemática. De nuevo, miles de proyectiles arrasaban las posiciones alemanas, y ahora los puestos de mando se convertían a su vez en el blanco de los cañones aliados. A las 11,45 hs., los británicos pasaron al ataque en el río Rapido; a la 1,00 hs., los polacos al noroeste del monte Cassino; los franceses, en los montes Aurunci; los norteamericanos, en el sector costero.
El ataque del C.E.F. lo decidió todo muy rápidamente. Las tropas de Juin tenían la misión de penetrar en el Valle del Liri por el sur, después de haber abierto el acceso al valle del río Ausente y haberse apoderado del monte Maio y llegar hasta Pico. Las unidades de Juin se precipitaron con toda su fuerza contra la 71ª división de infantería en el alto Garellano. El efecto de la preparación de artillería duró tanto tiempo que transcurrieron 45 minutos antes de que la 2ª división marroquí, que atacaba en el centro de gravedad, quedara bajo el fuego de los cañones alemanes. Los granaderos de la división Raapke se defendieron desesperadamente contra un enemigo superior en número y acostumbrado a la montaña. Pero el 12 de Mayo, a las tres de la mañana, el monte Faito quedó en poder del 4º regimiento de tiradores marroquíes. El camino del monte Maio estaba libre. Antes, sin embargo, había que apoderarse del monte Girofano para cubrir el flanco izquierdo de la 1ª división motorizada francesa.
La gran sorpresa fue el comportamiento del C.E.F. en el combate. La campaña de 1940 había arrojado un lúgubre velo sobre el ejército francés. No se creía que pudiera recuperarse de aquella total derrota. Y ahora las divisiones del general Juin demostraban ser extremadamente peligrosas. La razón de ello no era solamente la experiencia que de la montaña tenían los soldados marroquíes y argelinos. Otros dos factores contribuían a ello: el equipo del Cuerpo Expedicionario Francés era ultramoderno. Y sobre todo, estas tropas estaban mandadas por oficiales franceses que conocían muy bien su oficio. Con estos tres elementos básicos, Juin había hecho una sólida aleación. Desde entonces sus hombres siguieron mostrándose a la altura de las misiones que se les encomendaron y el mariscal Kesselring ha afirmado a este autor que la presencia del cuerpo de ejército de Juin le creaba siempre graves preocupaciones. Si en los combates de monte Cassino el general Clark le hubiese hecho más caso al general Juin, si se hubiese adoptado su plan que consistía en abrir el valle del Liri, avanzando por Atina, probablemente no se habrían producido las tres sangrientas batallas del monte Cassino y la venerable casa de San Benito no habría sufrido tantos daños. Pero en las primeras semanas que siguieron a su toma de mando de un sector del frente de Italia, Juin no pesaba lo suficiente como para hacerse escuchar en el consejo aliado. Sólo más tarde, cuando demostró su valía con éxitos tangibles, se le prestó más crédito.
Sin embargo, en el monte Girofano el efecto de sorpresa había fallado y la batalla había pasado por alternativas diversas durante toda la jornada del 12 de Mayo. No obstante, el monte fue conquistado sobre el final de la mañana del día 13 por los marroquíes. A mediodía, el 8º regimiento de tiradores se apoderó del monte Feuci y poco después, a las cuatro de la tarde, del monte Maio, frente a una débil resistencia de los alemanes. Cuarenta horas después del comienzo del ataque, la bisagra sur de la puerta de Cassino había saltado, mientras que los polacos enrojecían con su sangre la bisagra norte. Después de la caída del monte Girofano, la 1ª división francesa se lanzó hacia el norte y, el 13 de Mayo por la tarde, llegaron al Liri. El ala norte de la 71ª división de infantería alemana estaba rota y ya no se podían seguir manteniendo las posiciones más al sur. Allí igualmente las divisiones de Juin habían ganado terreno. La 4ª división marroquí de montaña, así como la 3ª división argelina, habían penetrado en la línea Gustav. Castelforte y Damiano estaban en poder de los franceses. La puerta de acceso al valle del río Ausente estaba abierta. Juin no vaciló. Había llegado su momento. Atacó inmediatamente, de flanco, por el sur, a la 71ª división. El 13 de Mayo, marroquíes y argelinos se apoderaban a un mismo tiempo del monte Ceschito. La 1ª división francesa se lanzaba sobre San Giorgio, los argelinos avanzaban hacia Ausonia y la 4ª división marroquí de montaña se disponía a efectuar un sorprendente avance adentrándose muy al interior de la línea Gustav, por las cumbres, hasta el macizo de Petrella. Se había abierto la brecha decisiva. Nuestras escasas reservas no bastaban para taponar la brecha abierto por el C.E.F., que era el único capaz de alargar cada vez más su línea de frente, ya que el 13º cuerpo británico avanzaba más bien lentamente por el valle del Liri y los polacos no se habían apoderado todavía del monte Cassino. El monasterio seguía en poder de los alemanes. Desde el comienzo de la batalla, una espesa niebla flotaba sobre el Rapido y el valle del Liri. Y el propio monasterio estaba envuelto todo el día en una espesa cortina de niebla artificial, consecuencia del empleo de proyectiles fumígenos. No obstante, y gracias al empuje rápido de los franceses, los primeros días de combate habían abierto una brecha en el ala derecha del 51º cuerpo de montaña. El general Alexander, aprovechando en seguida la oportunidad que se le ofrecía, lanzó a la batalla al 1er cuerpo canadiense del general Burns. Sin esperar a que los polacos se hubiesen apoderado del monte Cassino, Burns se lanzó al ataque el 16 de Mayo, y el 18 se hallaba ya ante una posición alemana fortificada conocida como «cerrojo de Senger». Había, pues, rodeado el obstáculo.
Los polacos no habían tenido suerte en el combate. A pesar de sus ataques masivos, no habían conseguido apoderarse de la colina del monasterio. Este cuerpo de ejército polaco estaba compuesto por los soldados que el general Anders había conseguido rescatar de las prisiones soviéticas (el propio Anders fue prisionero en Lubianka). Reunió unos cuarenta mil hombres y se decidió su traslado a Irán por el nulo interés que Stalin demostraba en la organización de un ejército polaco (en rigor, muchas veces Stalin fue increpado por la “ausencia” de los oficiales polacos que figuraban en las listas de 1939 y que, según testigos, habían sido vistos en campos de concentración soviéticos. El 14 de Noviembre de 1941 hubo una lacónica respuesta del gobierno soviético: «Todos los oficiales polacos que se encontraban en territorio soviético han sido liberados». Naturalmente, Stalin no podía decir que esos oficiales estaban enterrados desde hacía más de un año en Katyn, donde habían sido cruelmente ejecutados por los bolcheviques). Los hombres que pudo rescatar el general Anders viajaron a Irán y quedaron bajo la protección del IXº ejército británico que mandaba entonces el general sir Henry Maitland Wilson. Pero la mayoría estaban gravemente enfermos como consecuencia de su cautiverio en Rusia. Se decidió llevar entonces a Irán a otras tropas polacas como la famosa unidad que había combatido en Narvik y la brigada de los Cárpatos, que había luchado en Tobruk bajo las órdenes del general Kopanski. Así nació, bajo las órdenes del general Anders, el 2º cuerpo de ejército polaco, que comprendía la 3ª división (Cárpatos), la 5ª división (Kresowa) y la 2ª brigada de tanques. Otras tropas polacas se hallaban acuarteladas en Gran Bretaña y Canadá. Finalmente, todo ese cuerpo de ejército polaco fue enviado a Italia. El general Anders había llegado a Nápoles el 6 de Febrero de 1944 para ponerse a disposición del mando del VIIIº ejército británico, al que habían sido destinados los polacos. En aquella época, los cazadores de los Cárpatos combatían ya en el río Sangro, mientras que la división de Kresowa desembarcaba en Tarento. El 19 de Febrero, el general Leese hizo saber al general Anders, impaciente por actuar, que correspondería a los polacos apoderarse de la tan disputada montaña en el caso de que el segundo ataque de Freyberg contra el monte Cassino no tuviera éxito. Era, pues, finalmente, el cuerpo de ejército de Anders el que estaba encargado de triturar aquel famoso hueso ante el cual norteamericanos, británicos, franceses. hindúes y neocelandeses se habían roto ya los dientes. Pero tampoco los polacos iban a lucirse.
Anders y sus soldados, situados en las faldas del monte Cassino, se encontraban ante una misión extremadamente difícil y no sospechaban que sus aliados, al lado de los cuales debían combatir para la conquista de aquel sector, ya habían cedido a Stalin desde hacía meses (en la conferencia de Teherán) importantes territorios de su patria; ignoraban que las potencias occidentales, y sobre todo Gran Bretaña, habían abandonado a los polacos del este al dominio del coloso ruso. Y, sin duda, ninguno de los soldados polacos que se disponían a atacar el monte Cassino se imaginaba que llegaría un día en que, por decisión de los Aliados, no podrían regresar a su patria. Tal debía ser, en efecto, la terrible consecuencia del reconocimiento del “gobierno” polaco pro-soviético de Lublin por los Estados Unidos y Gran Bretaña.
Es un hecho que los jefes polacos de las grandes unidades casi se pelearon por tener el honor de estar en la vanguardia del combate. Uno alegaba un mando en campaña y decía que se había distinguido en Tobruk; otro hacía valer la antigüedad de su graduación. Cada batallón rivalizaba en su celo por obtener el triunfo definitivo y, sin embargo, aquel entusiasmo iba a naufragar en un mar de sangre. El ataque polaco había sido preparado hasta en sus menores detalles. En la región de Venafro se almacenaron más de 15.000 toneladas de abastecimientos y se tomaron disposiciones para cegar con cortinas de humo todo el valle superior del río Rapido. Efectivamente, los observatorios de artillería alemanes seguían en el monte Cifalco, desde donde vigilaban a su placer los preparativos del enemigo. Además, los polacos tenían igualmente a su disposición una gran cantidad de material. Según las estadísticas, se quemaron más de 18.000 bombas de humo en el valle superior del Rapido entre el 11 y el 24 de Mayo; hay que mencionar además una gran cantidad de proyectiles fumígenos disparados por la artillería aliada. En estas condiciones, el general Anders podía esperar el 11 de Mayo con tranquilidad. Un mensaje de la B.B.C. dio la señal de ataque para las 11,00 hs. en punto de la noche. Durante dos horas, la artillería polaca martilleó las posiciones de montaña alemanas; después la infantería de Anders pasó al ataque, pero, detenida con graves pérdidas por el fuego defensivo del II/3º de paracaidistas, tuvo que replegarse. La artillería alemana cumplía su trabajo con precisión, abriendo anchas brechas en las filas asaltantes. La artillería polaca, por el contrario, operaba en condiciones extremadamente difíciles, pues casi todos sus observadores habían sido muertos o heridos antes del amanecer. Las terribles pérdidas forzaron al general Anders a hacer retroceder a la 5ª división a sus posiciones de partida en la tarde del 12 de Mayo. Una dura jornada tocaba a su fin. A pesar de una superioridad aplastante de hombres y armamento, y a despecho de un pesado ataque de artillería, los polacos, en definitiva, no habían conquistado un solo metro de terreno. Combatieron valerosamente, pero los paracaidistas alemanes les habían ganado la partida. El 13 y el 14 de Mayo, los polacos atacaron otras cuatro veces, pero en vano. Fueron rechazados las cuatro veces y la muerte recogió de nuevo una abundante cosecha.
La situación de los defensores se agravaba también cada vez más. El comandante Veth anotó en su diario por aquellos días: «Evacuación de los heridos, imposible; el enemigo dispara fumígenos continuamente; muchos muertos ante las colinas; hedor; no hay agua; no se duerme desde hace tres días; se hacen amputaciones en el puesto de mando…». La nube artificial obligó a los paracaidistas a ponerse otra vez sus caretas antigás, y en aquellos calurosos días de Mayo el olor de los cadáveres se hizo insoportable. A pesar de todo, los paracaidistas alemanes podían, con razón, sentirse satisfechos. El monte Cassino seguía inexpugnable y habían hecho frente a dos de las mejores divisiones de un ejército en el que sólo había combatientes experimentados. No obstante, los paracaidistas miraban con angustia hacia abajo, al valle del Liri. Lo que veían no les presagiaba nada bueno. Un desfile ininterrumpido de vehículos se extendía hacia el oeste. La artillería británica circulaba libremente, una batería tras otra, un grupo tras otro. Por primera vez, los soldados alemanes contemplaban el despliegue de la gigantesca potencia mecánica de los Aliados. ¿Quién podría resistir tal superioridad? Los ingleses no tardarían en situarse a sus espaldas, y en Cassino la división Heidrich caería en la trampa. El peligro que amenazaba a la 1ª división de paracaidistas crecía por momentos. Los Aliados acababan de alcanzar, tras un combate de varios meses, su tan codiciado objetivo: la arteria vital de la posición de Cassino estaba cortada. El cerco comenzaba a cerrarse. Pero en el sector del 51º cuerpo de montaña se había logrado al menos ocupar a tiempo el «cerrojo de Senger». Los regimientos de infantería 361º y 576º resistían con tesón en Pontecorvo, mientras que Aquino y Piedimonte estaban ocupados por pocas tropas.
En los montes Aurunci, al 14º cuerpo acorazado le iba todavía peor, que en el valle del Liri. Cuando el general von Senger volvió de permiso, el 17 de Mayo, su cuerpo de ejército estaba completamente batido. ¿Qué había ocurrido en el frente del 14º cuerpo acorazado desde el 14 de Mayo? Después de su profunda penetración en la posición de la 71ª división, el general Juin vio que se le presentaba una oportunidad en la montaña. Decidió tomar por objetivo el macizo de Petrella, muy adentrado en el dispositivo alemán, y tomó sus medidas para hacer que sus marroquíes, montañeses aguerridos, atravesasen los montes Aurunci hasta la carretera Itri-Pico, a 20 kilómetros detrás de la línea Gustav. El 13 de Mayo, Juin creó, bajo el mando del general Guillaume, una fuerza de choque de 12.000 hombres, con 4.000 bestias de carga. El 14 de Mayo, tras la conquista del monte Ceschito, el general Guillaume pasó al ataque en dirección al monte Petrella. Desde la noche del 15, sus tropas escalaron el monte Fammera, en el norte de Spigno, y el 16, Guillaume ocupó sucesivamente el monte Petrella (1.533 metros) y el monte Revole (1.285 metros). Después de ser abastecidos por aire por 36 bombarderos Baltimore, el avance prosiguió sin descanso el 17 de Mayo. Por la tarde, el monte Faggeto y el monte Calvo estaban en poder de los marroquíes. Las tropas francesas dominaban la carretera Itri-Pico, de importancia vital para el 14º cuerpo acorazado. Las unidades alemanas estaban completamente derrotadas; batallones y regimientos de diferentes divisiones combatían mezclados en desorden. La evolución de la situación en el conjunto del frente del Xº ejército impuso la retirada de la división Heidrich.
Durante la madrugada del 18 de Mayo, los paracaidistas alemanes evacuaron, llenos de desesperación, la posición de Cassino, donde tanta sangre habían derramado y donde habían combatido con tanta eficacia. Durante tres meses habían rechazado todos los ataques de fuerzas que eran netamente superiores en número, atrayendo la atención del mundo entero hacia aquel campo de batalla. Cassino se había convertido en un símbolo. Y ahora debían partir, amparándose en la noche, pero sin haber sido derrotados. En la mañana del 18 de Mayo, cuando el 12º regimiento Podolski asaltó el monasterio y penetró en sus ruinas, no encontró ninguna resistencia. Ahora, al fin, la bandera de una de las naciones aliadas flotaba sobre la montaña de San Benito. ¡Pero a qué precio! Sólo el Vº ejército norteamericano, en el período del 15 de Enero, en que comenzaron los combates por la posesión del monte Cassino, al 4 de Junio de 1944, fecha de la entrada de los Aliados en Roma, perdió 107.144 hombres. Hay que añadir a esto las pérdidas de la ofensiva de primavera ante la posición de Cassino. Se elevaban a 4.056 hombres del 13º cuerpo británico y a 3.779 hombres del 2º cuerpo polaco, es decir, un total de casi 115.000 muertos, más los heridos y desaparecidos. La caída del monte Cassino, al que se consideraba inexpugnable, fue un acontecimiento de capital importancia. Para los Aliados, llegaba en el momento oportuno, lo mismo que la conquista de Roma, poco antes de que Eisenhower desencadenase su ataque en el canal de la Mancha.
Los polacos estaban muy orgullosos de ser celebrados como vencedores del monte Cassino. Pero hoy, allá, en el monte del calvario, las tumbas de 1.200 soldados polacos recuerdan la sangrienta factura que hubo que pagar por este combate.

Fuente
Gran Crónica de la Segunda Guerra Mundial.