Primitivas carreras armamentísticas
Mons Meg, Bombarda Medieval, Edimburgo, Escocia
El avance de la guerra de estepas alcanzó su punto máximo con los ejércitos mongoles, quienes conquistaron gran parte de Asia antes de someter a Rusia en 1240, pero nunca penetraron el resto de Europa. Bajo el Imperio Mongol (1226-1368), el comercio y los viajes por Asia se intensificaron, permitiendo la transferencia de la pólvora, la imprenta y la brújula desde China hacia Europa. Los chinos comenzaron a experimentar con armas de fuego alrededor de 1290, pero la primera evidencia sólida de la fabricación de armas proviene de dibujos de 1326 en Europa y 1332 en China, ambos con la imagen de vasijas en forma de florero con una flecha de gran tamaño proyectándose por su boca.
Sin embargo, mucho antes de la llegada de la pólvora, los caballeros europeos ya habían sufrido derrotas inesperadas. En 1176, los caballeros fueron vencidos por soldados de infantería italianos armados con picas, y la manufactura de ballestas de acero en ciudades como Génova puso fin a la supremacía de los caballeros en tierra firme. Estas poderosas ballestas, inicialmente creadas para defender barcos, llevaron a las ciudades-estado italianas a organizar ejércitos de mercenarios, conformados por ballesteros, piqueros y caballería. Este avance desencadenó una carrera armamentística entre ballestas más fuertes y armaduras más resistentes.
Con la llegada de la pólvora a Europa, el impacto fue inmediato y drástico, a diferencia de su efecto en China. En Asia, la guerra de caballería dominaba, y las primeras armas de fuego eran poco prácticas para los jinetes. En China, el Estado se apoyaba en murallas defensivas para resistir a los invasores, mientras que las ballestas eran más baratas y efectivas que las armas de fuego tempranas.
En Europa, los reyes buscaron armas capaces de derribar murallas de castillos y ciudades, lo que les permitía consolidar su autoridad. Los artesanos europeos, que ya dominaban el arte de fundir campanas de iglesia, aplicaron esas mismas habilidades a la fabricación de cañones. No sorprende, entonces, que los cañones europeos superaran a los chinos y asiáticos, una ventaja que mantuvieron durante siglos a costa de sufrir guerras cada vez más destructivas.
Carrera armamentística y bombardas
Los italianos se retiraron de esta nueva carrera armamentística, que se centró en la frontera entre Francia y Alemania, donde los reyes franceses y los emperadores alemanes competían por obtener los mejores y más nuevos cañones. El desarrollo fue rápido: las armas en forma de florero de 1326 se transformaron en bombardas toscas de 3,5 a 4,5 metros de largo, como las que rompieron las murallas de Constantinopla en 1453. Para 1477, las bombardas fueron reemplazadas por cañones móviles montados permanentemente en ruedas, con una longitud de 2 a 2,5 metros, capaces de destruir las murallas de castillos y ciudades en unas pocas horas, disparando balas de cañón de hierro.
Los monarcas de toda Europa se apresuraron a adquirir estas armas para intimidar a sus rivales internos y expandir su poder a territorios vecinos. Aunque los estados-ciudad italianos se vieron inicialmente superados por el poder de los nuevos cañones de asedio, pronto encontraron soluciones innovadoras. En 1500, los florentinos descubrieron que las rampas de tierra suelta podían absorber el impacto de los disparos de cañón de forma inofensiva. Además, al excavar una fosa vertical frente a las murallas de tierra, los atacantes se veían obligados a cruzar una barrera invertida mientras enfrentaban a los defensores armados con cañones. Este diseño fue conocido como “trace italienne” y se convirtió en un obstáculo importante para la unificación imperial de Europa. Las mismas tácticas no impidieron la unificación en otros lugares, como Rusia, Turquía, India y Japón, donde llegaron las armas de asedio móviles de estilo europeo.
Costos y poder real
Aunque la trace italienne fue una innovación eficaz, también era costosa de construir. Miles de cañones se utilizaron para defender (y atacar) estas fortificaciones, lo que a su vez reforzó el poder real en Europa. Los reyes invirtieron grandes sumas en la fabricación de cañones y la construcción de fortificaciones, consolidando su poder contra los rivales internos.
Impacto general de las armas de fuego en la guerra europea
El impacto de las bombardas y cañones móviles en la guerra europea fue profundo. Estas armas no solo cambiaron la forma de la guerra de asedio, sino que también modificaron la geopolítica de Europa. Los monarcas se volvieron más poderosos, los castillos y las ciudades ya no eran seguras, y la guerra se volvió más costosa debido a la necesidad de fortificaciones modernas y armas cada vez más poderosas. Este avance tecnológico europeo, derivado de la transferencia de la pólvora desde China, marcó el comienzo de una revolución militar que permitió la creación de estados modernos más centralizados.
Lecturas adicionales
- Black, J. (2002). European warfare, 1494-1660. New York: Routledge.
- Cunliffe, B. (2008). Europe between the oceans: Themes and variations, 9000 bc-ad 1000. New Haven, CT: Yale University Press.
- France, J. (1999). Western warfare in the age of the Crusades. Ithaca, NY: Cornell University Press.
- Howard, M. (1976). War in European history. New York: Oxford University Press. Keegan, J. (1993). A history of warfare. New York: Knopf.
- McNeill, W. H. (1982). The pursuit of power: Technology, armed force and society since ad 1000. Chicago: University of Chicago Press.
- Neiberg, M. S. (2001). Warfare in world history. New York: Routledge.
- Parker, G. (Ed.). (1995).The Cambridge illustrated history of warfare: The triumph of the west (Rev. ed.). Cambridge, U. K.: Cambridge University Press.
- Wawro, G. (2000). Warfare and Society in Europe, 1792-1914. London: Routledge.