1986: Tanque en la autopista Berlín Occidental-Hannover

La foto es ilustrativa y no tiene relación directa con la narración.
Intervención del General V. S. Chechevatov durante un incidente operacional en Alemania Oriental (1986)
Durante el otoño de 1986, en el contexto de ejercicios de comando y estado mayor del Grupo de Fuerzas Soviéticas en Alemania (GFSA), se produjo un incidente operacional que involucró a una unidad de la 47.ª División de Tanques de la Guardia “Orden de la Bandera Roja del Bajo Dniéper de Bohdan Khmelnitsky”. Aproximadamente a las 22:00 horas, se recibió una comunicación clasificada en el vehículo de mando del teniente coronel Fiódorov, subcomandante de la división, ubicado en un puesto de mando de retaguardia.
La llamada fue realizada directamente por el general de ejército Viktor S. Chechevatov, comandante del 3.er Ejército de Armas Combinadas, quien informó escuetamente de un accidente ocurrido en la autopista Berlín Oeste-Hannover: un carro de combate se había precipitado desde un puente. En tono directo y sin rodeos, el general impartió la orden de retirar el vehículo de combate antes del inicio del tránsito matutino. Asimismo, instruyó que se le informara personalmente una vez completada la operación.
Cabe destacar que el batallón de reparaciones no se encontraba participando en los ejercicios, permaneciendo en su ubicación permanente en Hillersleben. Ante la situación, el teniente coronel Fiódorov dispuso el envío inmediato de tres vehículos de recuperación BTS-4 al lugar del incidente, y procedió personalmente al sitio para supervisar las labores. En ese momento no se contaba con información detallada sobre posibles víctimas, el grado de daño en el material blindado o la infraestructura vial, ni las causas exactas del accidente. No obstante, la prioridad operativa se centraba exclusivamente en la remoción del tanque antes del amanecer, con el objetivo de evitar comprometer la seguridad del tráfico civil y la exposición innecesaria de medios militares soviéticos en territorio de tránsito internacional.
Aproximadamente a la medianoche, las unidades de recuperación asignadas por el teniente coronel Fiódorov arribaron al sitio del accidente, localizado en un puente que cruzaba perpendicularmente una autopista de cuatro carriles en Alemania Oriental. La zona se hallaba debidamente acordonada por fuerzas policiales de la República Democrática Alemana (RDA) y señalizada mediante iluminación intermitente. En el lugar se encontró un carro de combate T-64 invertido sobre el pavimento, con las orugas hacia arriba, en el lado opuesto de la autopista al punto de caída.
La tripulación del vehículo se hallaba con vida, sin lesiones graves, aunque presentaba signos de shock emocional leve. Este aspecto fue confirmado por personal presente en el sitio y se consideró un dato relevante dada la potencial letalidad del incidente.
Debe destacarse que el tanque accidentado no pertenecía a una unidad convencional. Cada ejército blindado del Grupo de Fuerzas Soviéticas en Alemania (GSVG) contaba con un regimiento independiente de tanques, coloquialmente denominado “regimiento suicida”. Estas unidades, caracterizadas por una dotación superior de blindados según el organigrama militar vigente, no disponían de compañías de reparación ni de vehículos tractores orgánicos. Esta carencia respondía a su doctrina de empleo: en caso de alarma general, su misión era desplegarse inmediatamente hacia una línea predeterminada de contacto con las fuerzas de la OTAN y resistir en primera instancia, con el objetivo de ganar tiempo para el despliegue general del resto del ejército. Por su propia naturaleza, estas unidades enfrentaban expectativas operativas de elevada letalidad, con escasas probabilidades de supervivencia en combate sostenido.
Durante los ejercicios de comando y estado mayor llevados a cabo en el otoño de 1986, el comandante del GSVG, general de ejército Piotr G. Lushev, dispuso la activación de esta unidad como parte de una prueba de alerta operacional. El tanque T-64 volcado pertenecía precisamente a ese regimiento independiente, y en el momento del accidente se encontraba armado con su dotación completa de munición de combate, lo que elevaba considerablemente el nivel de riesgo asociado a las tareas de recuperación.
Inversión
La fase inicial de la operación de recuperación del vehículo consistió en la remoción de la munición a través de la escotilla de evacuación ubicada en el fondo del carro de combate. Esta etapa fue evaluada como la más crítica desde el punto de vista de seguridad operativa. Dada la incertidumbre sobre el estado del mecanismo de carga automática, los proyectiles y las ojivas tras el impacto, existía el riesgo latente de una detonación secundaria, que habría escalado el incidente a la categoría de desastre mayor con repercusión internacional. En este punto, sin embargo, el evento aún era considerado un accidente aislado.
La magnitud del siniestro debe enmarcarse considerando la altura del paso elevado desde el cual cayó el T-64 —vehículo de aproximadamente 40 toneladas métricas— y la total ausencia de sistemas de retención personal como cinturones o dispositivos amortiguadores. No obstante, la tripulación no presentó lesiones graves, lo cual constituye un hecho excepcional desde el punto de vista biomecánico. Según el informe del teniente coronel Fiódorov, los tripulantes solo evidenciaban contusiones múltiples y, en un caso, una leve cojera.
La causa del accidente se atribuyó al agotamiento del conductor-mecánico, quien habría perdido el conocimiento al mando del blindado mientras marchaba en una columna de combate en situación de alerta nocturna. Todo indica que tanto el comandante como el artillero también se encontraban dormidos al momento del siniestro. Este estado de relajación muscular habría contribuido a mitigar el impacto de la caída, fenómeno fisiológico comparable a la menor gravedad de lesiones observadas en individuos en estado de ebriedad que sufren caídas desde alturas considerables.
La descarga de la munición fue completada en un lapso de dos horas, siendo esta depositada ordenadamente en el margen verde de la autopista. El cañón del tanque estaba orientado en sentido contrario al tráfico, lo que generó una situación crítica cuando el vehículo cayó sobre la calzada. Un automóvil Trabant que circulaba a gran velocidad por debajo del puente intentó maniobrar para evitar una colisión frontal con el tubo de acero de 125 mm. Sin embargo, al girar bruscamente, impactó contra el cañón tras la rotación de la torreta. El conductor sufrió fracturas en ambas extremidades inferiores y fue evacuado al centro hospitalario antes de la llegada del personal de recuperación.
La escena que se desarrolló en la autopista —limpia, ordenada y bien mantenida, como era característico de la infraestructura vial de la República Democrática Alemana en la década de 1980— contrastaba dramáticamente con el despliegue de tres tractores oruga BTS-4 maniobrando sobre el césped y el pavimento para intentar reincorporar el tanque. Las maniobras causaron un daño considerable al entorno, generando consternación entre las autoridades locales.
En términos técnicos, el primer intento de vuelco del T-64 consistió en el acople de un cable de acero a la oruga opuesta, procedimiento que resultó infructuoso dado que el primer tractor no logró tracción suficiente. El segundo vehículo de recuperación se movilizó para asistir, pero quedó atascado en una cuneta. Dado el riesgo creciente de inoperatividad general, se optó por utilizar el tercer BTS-4 mediante un trayecto alternativo, el cual logró posicionarse correctamente, aunque sin éxito en la operación final. La torreta permaneció firmemente apoyada sobre el asfalto.
Este evento generó alarma debido a la cercanía del inicio del tráfico matutino sobre la ruta Berlín Occidental–Hannover, eje vial de importancia estratégica y diplomática. Las demoras en la liberación del paso habrían tenido consecuencias logísticas y políticas adversas para la Unión Soviética ante sus interlocutores del Pacto de Varsovia y eventualmente de la OTAN.
Tras una evaluación de la situación operativa, el teniente coronel Fiódorov resolvió emplear como anclaje estático el tractor BTS-4 que había quedado inmovilizado en las inmediaciones del accidente. Se procedió a enlazar dicho vehículo con el T-64 siniestrado mediante un sistema de reenvío con polea, lo que permitió distribuir el esfuerzo de tracción. La maniobra tuvo éxito parcial: el carro de combate comenzó a rotar y finalmente fue volcado con un estruendo mecánico considerable. En ese momento, se consideró que una parte sustancial de la misión había sido completada.
Durante el proceso de aterrizaje, se observó un fenómeno estructural relevante: el peso y rigidez de la torreta, significativamente superior al del casco, generó una deformación descendente estimada entre 10 y 15 centímetros. Como consecuencia, el blindado fue derivado posteriormente a trabajos de reparación mayor, tras los cuales reingresó al servicio activo.
No obstante, el desenlace de la maniobra generó complicaciones adicionales. El T-64, al quedar con las orugas apoyadas sobre el cable de acero utilizado para el vuelco, obstaculizó su remoción inmediata. El tractor anclado fue desacoplado, y los otros dos vehículos de recuperación aplicaron tracción directa al cable, generando fricción, ruido metálico y chispas por contacto con los elementos rodantes.
En atención al riesgo de ignición y al estado incierto del sistema de propulsión del blindado, se consideró inadecuado intentar encender el motor. Además, la superficie asfáltica presentaba contaminación significativa por derrame de lubricante, lo cual constituía un riesgo adicional para la seguridad del personal y del medio ambiente. Se optó entonces por arrastrar el T-64 aproximadamente 100 metros hasta una zona adyacente a la calzada, donde no interfería con el tránsito vehicular.
El punto de impacto del blindado sobre la autopista dejó una deformación estructural notoria, visible incluso hasta la base de concreto del puente. No se dispone de registros técnicos posteriores sobre las acciones de reparación vial realizadas por las autoridades locales.
Asimismo, la documentación operativa no especifica qué unidad técnica recibió posteriormente el vehículo, ni su destino logístico. Concluida la evacuación del T-64, restaba aún la recuperación del primer tractor BTS-4 utilizado como ancla. Esta tarea consumió más de una hora de esfuerzos, agravando el estado del terreno. La zona verde alemana, originalmente mantenida en condiciones óptimas, se transformó en un lodazal a causa de las maniobras de tracción y arrastre.
No obstante las dificultades logísticas y técnicas, la operación fue ejecutada dentro del plazo estipulado por el comandante del 3.º Ejército de Armas Combinadas, general Viktor Chechevatov, quien fue informado oportunamente desde el puesto de mando de retaguardia. Su respuesta, escueta pero reveladora, fue: “Lo sé”. Acto seguido, cortó la comunicación.
Evgeniy Fiódorov || Revista Militar
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