Accesorios alemanes para armas en la Guerra de Invierno
Por el equipo de SAR
1 de diciembre de 2012
en V16N4 (4° trimestre 2012), Artículos, Armas y Piezas, Búsqueda por edición, Volumen 16
Por Michael Heidler || Small Arms Review
“Primavera de 1941… la operación solo tiene sentido si derrotamos al Estado de un solo golpe. Ganar cierto territorio no es suficiente. Un alto en el invierno es precario.” Estas palabras las anotó el jefe del Estado Mayor General, Franz Halder, en su diario el 31 de julio de 1940, tras una conversación con Hitler. Cuando, al amanecer del 22 de junio de 1941, hicieron marchar a tres millones de soldados alemanes hacia el este, Hitler y sus generales creían que podrían derribar al coloso ruso en pocos meses. Y los primeros éxitos parecían darles la razón. Después de las primeras batallas victoriosas, Halder escribió el 3 de julio de 1941: “Probablemente no exagero si afirmo que la campaña se ganó en 14 días.” Los temores fueron descartados. Incluso el general Paulus no fue escuchado con sus advertencias y recibió un rechazo de Hitler: “No quiero seguir escuchando esas habladurías sobre tropas en invierno. Preocuparse por eso es absolutamente innecesario. No habrá campaña de invierno.”
Otro diseño probado por el Waffenamt. Lamentablemente, parece que el informe final de las pruebas se ha perdido.
Todo esto tuvo como consecuencia que las tropas alemanas avanzaran hacia el este sin la menor preparación para una guerra invernal. Y así ocurrió lo que tenía que ocurrir: a fines de octubre comenzó el período de barro, seguido por la llegada del invierno. Sin ropa de abrigo para la tropa y sin anticongelantes para los motores, el ímpetu del avance se fue apagando. La victoria, que parecía al alcance de la mano, se volvió cada vez más lejana. En la patria se comenzó a recolectar ropa de invierno a toda prisa; los diseñadores técnicos trataron de mantener en funcionamiento la maquinaria de guerra mediante mejoras técnicas, y la revista “Von der Front für die Front” (De la frente para el frente) se llenó de consejos e instrucciones de construcción para todo tipo de ayudas para armas y equipos. Así surgieron muchos accesorios interesantes y poco conocidos para armas portátiles y ametralladoras.
MG 42 equipada con accesorios oficiales de invierno: gatillo de invierno, funda de lona y tapa de boca. La funda para la nueva MG 42 se introdujo en abril de 1942.
Un problema serio para los tiradores era el uso de guantes gruesos. A menudo no podían agarrar ni accionar el gatillo de sus armas sin quitarse los guantes. Como solución, la Bayerische Berg-, Hütten- und Salzwerke-AG en Sonthofen desarrolló un gatillo de invierno para la MG 34 a principios de 1941. Era una construcción tipo palanca que podía acoplarse fácilmente al orificio de la correa del empuñador sin modificaciones en el arma. A pesar de su utilidad, no se produjo de manera estándar. A principios de enero de 1943, apareció en una revista informativa para armeros un diseño simplificado de este dispositivo, con la indicación de que ellos mismos fabricaran los gatillos necesarios.
A principios de noviembre de 1943 se introdujo oficialmente un gatillo de invierno fabricado industrialmente y de diseño muy sencillo. Estaba hecho de una pieza de chapa metálica y podía colocarse tanto en la MG 34 como en la MG 42. Solo era necesario colocar los dos pasadores de retención en orificios ligeramente diferentes. El 7 de octubre de 1943 se emitió la instrucción D.1868: “Instrucciones para el gatillo de invierno de ametralladora 34 y 42.” El único fabricante conocido es la fábrica George Sindermann en Mallmitz/Silesia (código secreto “chs”).
Artículo sobre un precalentador casero en la revista “Von der Front für die Front” (De la frente para el frente), en mayo de 1944.
Aunque el dispositivo funcionaba bien, tenía un defecto: no había forma de desactivarlo. A menudo quedaba atascado en posición presionada al disparar, y la MG seguía disparando incluso después de soltar el gatillo (fenómeno conocido como runaway gun). Era casi imposible disparar ráfagas cortas, y el riesgo para las propias tropas no era menor. Por eso se recomendó a los armeros remachar un resorte de lámina dentro del gatillo de invierno, para que lo forzara a alejarse del empuñador al soltarlo. No se conocen cifras de producción, pero probablemente fueron muy bajas. En noviembre de 1944, la revista “Von der Front für die Front” mostró instrucciones para construir un gatillo de invierno completamente simple, hecho solo con un pequeño trozo de madera y un poco de alambre.
Gatillo de invierno universal para uso en la MG 34 y MG 42, fabricado por Georg Sindermann en Mallmitz/Silesia (código “chs”).
Otras armas no estaban mejor. Incluso para el fusil estándar del soldado alemán, el Karabiner 98k, no se introdujo un gatillo de invierno hasta el 10 de octubre de 1944. Era un simple producto de chapa, que se colocaba lateralmente en la guarda del gatillo y se aseguraba con una contraplaca. Las pequeñas diferencias en las dimensiones de la guarda del gatillo impedían su uso en la subametralladora MP 40 y en el fusil de asalto MP 44, para los cuales tuvo que fabricarse una variante ligeramente diferente. Para evitar confusiones con los dispositivos de aspecto similar, se los marcaba claramente con “Mod 98” o “MP”.
Un integrante de un escuadrón de esquí con una MP 40 camuflada. Lleva mitones y seguramente habría agradecido tener un gatillo de invierno. Las dimensiones de la guarda del gatillo en la MP 38 y MP 40 difieren ligeramente de las del K98k, por lo que se necesitaba un gatillo de invierno específico.
Si el soldado ya contaba con un gatillo de invierno en su MG, aún debía asegurarse de que su arma funcionara siempre, incluso con nieve y frío extremo. Una funda de lona (llamada “Systemschützer” / protector del sistema), fabricada industrialmente tanto para la MG 34 como para la MG 42, proporcionaba cierta protección contra la nieve que se infiltraba. Se enrollaba alrededor de la caja de mecanismos y se sujetaba con correas de cuero. Además, había una tapa de boca de plástico, que podía dispararse en caso de emergencia. Mientras que para el K.98k también se introdujo oficialmente una funda de lona, los usuarios de MP 40 tenían que fabricar sus propias fundas siguiendo las instrucciones de “Von der Front für die Front.”
Los gatillos de invierno para la MP 40 y MP 44 estaban marcados con “MP” para evitar confusiones. El código “ezd” indica que el gatillo fue fabricado por la empresa Gotthard Allweiler de Radolfzell.
Un remedio para los problemas causados por el frío extremo era más complicado. A pesar de los avances en los aceites lubricantes, las armas a menudo se congelaban a temperaturas de -30 a -40 °C y no funcionaban en el momento crucial. Agregar gasolina o querosén no siempre ayudaba, y muchas veces los soldados tenían que orinar sobre sus armas para aflojar las partes congeladas y evitar la rotura de componentes quebradizos. Este problema llamó la atención de un ingenioso sargento técnico de armas llamado Karl-Heinz Raschke, quien diseñó un precalentador para la MG 34. La invención fue publicada en “Von der Front für die Front” en mayo de 1944. El precalentador era una caja de chapa que se colocaba sobre la carcasa de la MG. El calor se generaba mediante una pequeña cantidad de carbón vegetal. Orificios en el precalentador permitían que el aire caliente fluyera hacia la carcasa, calentándola. El calor era apenas suficiente para garantizar el funcionamiento sin afectar los resortes del sistema. Una ventaja era que la MG podía permanecer completamente aceitada en su emplazamiento. Si el enemigo se acercaba repentinamente, el precalentador podía quitarse rápidamente y solo hacía falta insertar la cinta de munición. Cuando no se usaba, el precalentador podía servir como una estufa improvisada.
Otro problema en los combates invernales con ametralladoras era el hundimiento del bípode en la nieve. Antes de la campaña rusa no se habían tomado precauciones. Recién en octubre de 1944, el grupo experimental y de entrenamiento de combate invernal del ejército comenzó las primeras pruebas para resolver el problema. Se probaron numerosas construcciones y, casi tres meses después, el 15 de enero de 1945, se encontró una solución: usar materiales anchos (lonas, bolsas de arpillera, etc.) daba mejores resultados que colocar una base de red, ya que esta última se hundía en la nieve con las vibraciones del disparo. Se sugirió comunicar esta solución a los armeros en el campo, pero ellos ya habían ganado experiencia tras tantos años de guerra. Ya en junio de 1944 se había publicado una guía para construir un bastidor de transporte que también podía usarse como un carro simple para la ametralladora. La base era una mochila del ejército noruego, a la que se le añadía una placa de montaje para la MG y dos placas plegables para nieve. Hallazgos en Noruega y Finlandia prueban que esta construcción realmente se copió y utilizó, en algunos casos incluso con modificaciones para montar tambores de munición de reserva.
Todavía en febrero de 1945, la escuela de infantería en Döberitz recibió una propuesta para agregar patines de trineo al trípode pesado de MG. A pesar de su sencilla construcción, las pruebas demostraron que era plenamente operativo en el campo sin afectar la estabilidad. Tanto en nieve como en arena o pasto, los patines facilitaban mucho la colocación del trípode, ya que el soldado podía empujarlo desde atrás, evitando los sacudones necesarios por el peso del arma y las puntas de acero bajo las patas del trípode.
Una vez más queda demostrado que la necesidad agudiza el ingenio.
Gatillo de invierno para el Karabiner 98k. Podía operarse usando mitones empujando la palanca hacia arriba.
Gatillo de invierno con la placa lateral retirada, montado en un modelo seccionado del K98k. Se puede ver cómo el gancho de la palanca toca el gatillo del fusil.
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