domingo, 28 de septiembre de 2025

Canaán: El modo de guerra y conflicto cananeos durante la Edad del Bronce Media

El modo de guerra y conflicto cananeos durante la Edad del Bronce Media

War History





Un guerrero Maryannu, élite del ejército cananeo

Después de la caída de algunas dinastías amorreas frente a los hititas, los vacíos de poder resultantes en Canaán y Siria fueron ocupados posiblemente por gobernantes hurritas que comandaban a los Maryannu, guerreros en carros de guerra. En esa época, las ciudades-estado de la región solían ser vasallas de alguna de las grandes potencias que competían en la zona: Mitanni, Egipto, el Imperio hitita o Asiria. La táctica cananea se basaba en el uso de carros ligeros de gran calidad, similares a los de Mitanni, tripulados por Maryannu expertos en escaramuzas. Según el botín listado por los egipcios después de la batalla de Megiddo (1445 a.C.), aproximadamente la mitad de los Maryannu usaban armadura. La infantería cumplía un papel totalmente secundario.



Los ejércitos de las ciudades-estado de Canaán y Siria tras la caída de algunas dinastías amorreas ante los hititas y la ocupación de los vacíos de poder resultantes por posibles gobernantes hurritas al mando de los Maryannu, que contaban con carros de guerra. En este período, estas ciudades-estado solían ser vasallas de alguna de las grandes potencias que competían en la zona, como Mitani, Egipto, el Imperio hitita y Asiria. Las tácticas cananeas se basaban en el uso de carros de escaramuza Maryannu de alta calidad, similares a los de Mitani. El equipo capturado por los egipcios, registrado después de Meguido en 1445 a. C., sugiere que aproximadamente la mitad de los Maryannu contaban con armadura. La infantería tenía un papel puramente secundario.

Las pruebas de conflicto durante la Edad del Bronce Medio vienen tanto de restos arqueológicos como de textos. En cuanto a lo arqueológico, se han encontrado armas como dagas y puntas de lanza hechas de bronce —el material más avanzado de la época— en prácticamente todas las ciudades importantes. A veces, los caballos se incluían en las tumbas de los guerreros y probablemente se usaban para tirar de los carros. Si las murallas de tierra se construyeron como sistemas defensivos, no está claro si la amenaza era interna (conflictos entre ciudades cananeas rivales) o externa. La infiltración de asiáticos en el Delta del Nilo no le cayó nada bien a Egipto, y los textos de la época muestran un creciente resentimiento hacia estos recién llegados. El término “hicsos” viene del egipcio heka-khasut, que significa literalmente “gobernantes extranjeros”, y se refiere a los asiáticos que fundaron la XV dinastía en el Bajo Egipto (c. 1750 a.C., Bronce Medio 2b). Que estos hicsos fueran de origen cananeo se deduce tanto por los nombres semíticos como por los hallazgos materiales en lugares como Tel el-Yehudiyeh y Tel el-Dab’a (Avaris) en el Delta. En este último, materiales cananeos del Bronce Medio 1 aparecen en las primeras fases, lo que sugiere una migración gradual y pacífica al Delta. Hacia mediados del período (BM2), Avaris creció en población y quedó bajo dominio de gobernantes asiáticos que se hicieron con el control político, fundando la XV dinastía (c. 1650 a.C.). Entre las evidencias arqueológicas están los entierros reales o nobles en cámaras subterráneas.

Según la tradición, los hicsos fueron derrotados en Avaris hacia 1550 a.C. Tras expulsarlos, el faraón Ahmose los persiguió hasta el sur de Canaán, destruyendo Sharuhen (posiblemente Tel el-Ajjul). Esto afectó gravemente a todo el sur de Canaán. Otras ciudades como Tel el-Far’ah Sur, Tel Masos y Tel Malhata también cayeron, aunque probablemente ya estaban en declive antes de la invasión egipcia.

Para finales del Bronce Medio (BM3, c. 1650–1550 a.C.), la complejidad sociopolítica del sur del Levante había alcanzado su punto máximo. El crecimiento poblacional y la explotación intensiva de tierras cultivables tal vez llevaron a un punto crítico: la producción agrícola no daba abasto. La riqueza y el poder de las ciudades-estado cananeas, con su inversión constante en obras monumentales y la búsqueda de estaño, pudieron haber desviado demasiados recursos, debilitando su base económica.




Los relatos bíblicos mencionan ciudades cananeas fortificadas, muchas con un “glacis” —una pendiente hacia un foso— que reforzaba el muro de piedra. El glacis, hecho de capas de tierra apisonada, arcilla y grava recubiertas de yeso, tenía un ángulo ideal para repeler caballería y arietes. Hazor es el mejor ejemplo de esta defensa.

Arquitectura monumental
Aunque no haya pruebas directas de reyes o instituciones políticas específicas, las grandes obras públicas encontradas en muchos sitios muestran que existía algún poder capaz de movilizar recursos y contactos para construir palacios y residencias de gobernadores. Ejemplos hay en Tel el-Ajjul, Kabri, Hazor, Laquis, Megiddo y Afek. Algunos palacios superaban los 1.000 m², con salas de columnas, depósitos y patios. Muchos de estos proyectos implicaban miles de jornales y, en algunos casos, mano de obra de fuera de la ciudad.

Estas estructuras servían tanto para defensa como para exhibir poder y controlar el comercio. Eran símbolos visibles desde lejos que reforzaban la identidad local y mostraban la rivalidad entre ciudades vecinas, una especie de “competencia de prestigio” para legitimar el poder de sus dirigentes.

Organización política
A comienzos del II milenio a.C., el urbanismo volvió con fuerza en el sur del Levante. Las ciudades-estado se desarrollaron a partir de sociedades tribales previas. Textos egipcios como el Cuento de Sinuhe y las Inscripciones de execración ofrecen información valiosa sobre la geografía política, mostrando la transición de unas pocas ciudades y tribus a una red más amplia de centros urbanos como Acre, Hazor, Jerusalén, Laish, Qadesh y Siquem.

Para finales del Bronce Medio, el territorio estaba dividido en unidades políticas que integraban poblaciones urbanas, rurales y nómadas. Surgieron grandes ciudades-estado como Hazor y Avaris, con vínculos diplomáticos y comerciales con Siria, Mesopotamia y Egipto. Si bien existían reyes, solo al final del período se registran nombres concretos en textos locales. Enterramientos de guerreros y sellos con nombres de gobernantes hicsos refuerzan la idea de una élite militar vinculada a las cortes.


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