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domingo, 10 de enero de 2021

Ejército Argentino: Compañía de Comandos 603

Compañía de Comandos 603



 



Parte de Jefatura de la Agrupación de Fuerzas de Operaciones Especiales
Acuartelamiento Guarnición de Ejército «Bahía Blanca»



La Compañía de Comandos 603 (Ca Cdo(s) 603) es una unidad militar del Ejército Argentino perteneciente a la Agrupación de Fuerzas de Operaciones Especiales, Fuerza de Despliegue Rápido.1



Su asiento de paz se encuentra en la Guarnición de Ejército «Bahía Blanca», provincia de Buenos Aires.2​

Historia

La Compañía de Comandos 603 fue creada en mayo de 1982 durante la guerra de las Malvinas y puesta bajo el mando del mayor Armando Valente. Fue constituida por 75 militares, algunos retirados que solicitaron la reincorporación por el conflicto. La unidad realizó entrenamientos en la Escuela de Infantería y fue disuelta cuando la contienda finalizó en junio de 1982.3​


Reactivación

A mediados de la década de 2010, el Ejército Argentino recreó la Compañía de Comandos 603.4​


Referencias

  1. «Fuerza de Despliegue Rápido». Ejército Argentino. Gobierno de Argentina. Consultado el 9 de septiembre de 2020.
  2. «Capítulo VII - Las Fuerzas Armadas» (PDF). Libro Blanco de la Defensa 2015 (1.ª edición). Buenos Aires: Ministerio de Defensa (Argentina). 2015. Despliegue detallado de las Fuerzas Armadas. ISBN 978-987-3689-25-3. OCLC 953184015. Consultado el 9 de septiembre de 2020.
  3. Ruiz Moreno (h), Isidoro (2016) [1986]. Comandos en acción (2.ª edición). Buenos Aires: Claridad. p. 119. ISBN 978-950-620-312-2. OCLC 176903375.
  4. «Día de los Comandos: ¡Dios y Patria, o muerte!». Soldados (Fundación Soldados) (221): 9. ISSN 0329-4358. OCLC 837920452.



domingo, 11 de junio de 2017

Biografías: CN (VGM) Carlos Hugo Robacio (Argentina)

Adiós a un héroe 

Carlos Hugo Robacio comandó nada menos que al Batallón de Infantería de Marina Nº 5 durante la guerra de Malvinas (1982) y los combates que libró fueron memorables. Fue un patriota, ejemplo de entrega y coraje. Murió el 29 de mayo de 2011, a los 76 años. Ahora descansa en paz en el cementerio de Bahía Blanca. 


 
Robacio, durante un adiestramiento de 1981 con el BIM5, antes de la guerra por las Malvinas (1982). El último a la derecha es el Capitán Giachino, primera baja de la recuperación de las Malvinas. 

Durante la guerra de Malvinas hubo desempeños excepcionales de la Armada Argentina. Entre ellos, el de nuestra Aviación Naval, reconocida en todo el mundo por su pericia, precisión y efectividad, y el Batallón de Infantería de Marina Nº 5 (BIM5). 

En este último caso, los jefes británicos pidieron conocer al comandante de esos hombres que se asemejaban a “demonios tirando”; al comandante de esos hombres que no pudieron hacer retroceder. Ese comandante era el entonces capitán de fragata de Infantería de Marina Carlos Hugo Robacio. 

Con el tiempo, ya con el grado de contralmirante y en situación de retiro, Robacio repasaría una y otra vez su experiencia al frente del BIM5, llegando a redactar el libro Desde el frente, que recorre los más de 70 días del batallón en las islas, sus percepciones y experiencias, los detalles de aquellos momentos de gloria y dolor. 

Cita:
“Había llegado la orden de repliegue. Sobre nuestras posiciones caían mil proyectiles de obuses por hora, además del bombardeo naval, más los aviones y los helicópteros. Era tremendo… También recuerdo que, en el momento de decidir el contraataque, llamo a los oficiales de mi Estado Mayor y les cuento mi plan. Ellos se miran entre sí. No dicen nada. Cumplen. Pero después del 14 de junio, a mí me había quedado una duda: ¿por qué se miraron entre ellos? Un día se los pregunté. Me dijeron que pensaban que yo estaba loco. Entonces seguí preguntando: ¿Y ustedes qué hubieran hecho, aún así? “Hubiéramos cumplido la orden… Eso era el BIM5”, contó alguna vez.


Retroceder, nunca
Como comandante del Batallón de Infantería de Marina Nº 5, el entonces capitán de fragata Carlos Hugo Robacio estuvo a cargo de los hombres que se negaron a retroceder en Malvinas. Comandó a 700 Infantes de Marina (entre personal de cuadro y conscriptos) y alrededor de 200 hombres del Ejército Argentino durante los combates desarrollados en el monte Tumbledown, Sapper Hill y monte William. Allí enfrentaron a dos batallones de paracaidistas ingleses, a la guardia real inglesa y a los gurkas. Lo hicieron hasta agotar toda su munición.

“Fue el primero en llegar y el último en irse de Malvinas”, recuerda el suboficial mayor Carlos Sini, que en aquel entonces era cabo segundo del batallón de Robacio. Ahora, cumple funciones en el Comando de la Fuerza de Infantería de Marina Austral con asiento en Río Grande.

Con su mirada puesta en el recuerdo, asegura que no olvidará la figura del comandante pidiendo el alistamiento para ir al frente de batalla.



“Estábamos desplegados haciendo nuestra segunda o tercera salida al terreno. Cubríamos desde Hito I, en el extremo norte de Tierra del Fuego, hasta la cabecera del lago Fagnano, en el centro. Se ordenó el repliegue del batallón y nos reunió a todos en la plaza de armas. Pidió a la gente que no se desaliste, que en menos de lo que pensábamos tendríamos que estar en Malvinas. Nos habló de muerte y de heridos. Dio opción. Todos elegimos ir”, relata Sini

El pasaje a la isla comenzó por aire en la madrugada de 7 de abril de 1982. Al otro día estaban todos en Malvinas y no hubo que esperar mucho para el bautismo de fuego.

Cita:
"Si exigía sacrificios, era el primero en sacrificarse."


"El 1º de mayo sucedió el primer ataque británico y en ese momento –recuerda Sini– el capitán Robacio utilizó el sistema de radio y dijo 'la guerra ha llegado. El enemigo está presente. Les deseo suerte a todos'. Esa noche el batallón tuvo su primer muerto."



Robacio recorrió todas las posiciones del batallón durante los 72 días que estuvieron desplegados. No estaban cerca; había 10 o hasta 12 kilómetros entre ellas. Pero él estuvo al lado de su gente en todo momento. "Si exigía que caminen, era el primero que caminaba. Si exigía sacrificios, era el primero en sacrificarse; fue un líder por naturaleza”, cuenta Sini.

Y es que el ejemplo es la mejor forma de asumir y ejercer el liderazgo en el combate. Los Infantes de Marina sabían del riesgo al que estaban expuestos, su comandante se los había dicho, debían estar en el terreno frente a un enemigo más grande. Por ello la labor de Robacio mereció el reconocimiento enemigo, porque es en la total desventaja capaz de desmotivar a cualquier hombre donde se torna fundamental la orientación del líder. Su voz cohesiona corazones, moviliza voluntades, da valor en momentos en donde todo se desploma. Los resultados dan apenas un ejemplo del talento y determinación del entonces capitán Robacio: 16 muertos y 105 heridos contra más de 350 caídos de las fuerzas británicas.

Pero también sus palabras dieron otro ejemplo, años después, vinculadas a la humildad con la que un hombre de su desempeño vivió a pesar de las glorias obtenidas: "Yo no soy ni bravo ni valiente ni nada por el estilo. Soy un hombre común. Tengo miedo cuando cruzo la calle. Pero en Malvinas no pude tener miedo. No pude tenerlo porque creo que Dios no me dejó tenerlo, y la preocupación por mis hombres, su entrega, obviamente no me podían permitir el privilegio de tener miedo", declaró alguna vez el almirante Robacio.

Condujo estoicamente a sus hombres en todo momento y quienes fueron parte de aquel feroz batallón marcaron a fuego en su memoria cada acción del comandante. “Él siempre nos llevó al límite en tiempos de paz. Nos fue formando y forjando. Sabía que teníamos que estar preparados para algo más duro, ver morir al camarada al lado y seguir peleando –dice Sini en un tono reflexivo–. Supo conducir a su gente y no titubeó cuando tuvo que ponerla en combate.”

Cita:
El BIM5 soportó durante más de 40 días el fuego naval y de artillería sobre sus posiciones. Defendió hasta la última piedra agotando toda su munición.


De igual manera el suboficial mayor de Infantería de Marina Daniel Benítez, hoy destinado en la División Veteranos de Guerra y en aquel entonces cabo segundo, recuerda al contralmirante Robacio como un comandante que, pese a todas las inclemencias, siguió combatiendo y contraatacando. De carácter firme pero siempre al lado de la tropa.



“Dado su accionar fue admirado por comandantes gurkas y galeses y reconocido por el Ejército Argentino y demás fuerzas”, concluyó Benítez quien participó del conflicto como miembro del BIM5 en la zona de Sapper Hill.

Fue como un padre para muchos
Carlos Robacio dejó --además de su familia compuesta de su mujer Estela, sus 2 hijos Carlos y Edda y sus 5 nietos-- a un puñado de hijos que lo adoptaron como un referente de la vida, ya que muchos de sus hombres llegaron a considerarlo un segundo padre. Y también dejó un legado para los oficiales y suboficiales de la Infantería de Marina: la necesidad del adiestramiento. Es esa preparación para el combate lo que une al espíritu actual del BIM5 con el de los héroes de Malvinas.

Con su figura desaparece otro de los grandes jefes de la Armada Argentina en el campo de batalla, de los que tuvo la Nación Argentina en la defensa de nuestras Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur. Entre sus laureles se encuentra la condecoración de la Nación Argentina al Heroico Valor en Combate; la del Congreso de la Nación a los Combatientes de Malvinas; y las del Ejército Argentino “Orden a los Servicios Distinguidos” y al “Merito Militar” en grado de Comendador. También le dieron las medallas “Cruz Peruana al Mérito Naval” y “La Legión al Mérito” en grado de Comandante de la República del Perú.

Sin embargo, el valor más alto en sus 76 años fue el afecto de su gente, de la familia naval que lo honra y admira, de los compatriotas que volvieron con él y gracias a él de nuestras Malvinas, y de los familiares de los héroes que quedaron allá custodiando eternamente ese suelo y que reconocieron en su figura a la de un comandante ejemplar que no dejó a nadie atrás en la batalla.

El contralmirante retirado Carlos Hugo Robacio falleció en Bahía Blanca el pasado domingo 29 de mayo de 2011. Con él se fue un referente militar y guerrero, un ejemplo de ética profesional que no dudó en arriesgar su vida y la de sus hombres en la defensa de la Patria, pero sobre todo, que no vaciló en cuidarlas, dando una lección de conducción y liderazgo.

Foto de Carlos Robacio como comandante del Batallón de Infantería de Marina N° 5

Fuente:
ESPECIAL de GACETA MARINERA digital


viernes, 28 de agosto de 2015

Conquista del desierto: La Fortaleza Protectora Argentina


Fortaleza Protectora Argentina 


La Fortaleza Protectora Argentina o Fuerte Argentino fue fundada el 11 de abril de 1828 por el coronel Ramón Bernabé Estomba, siendo el origen de la ciudad de Bahía Blanca en la Provincia de Buenos Aires, República Argentina.

Antecedentes 
En diciembre de 1823 el gobierno de Buenos Aires envió a José Valentín García a la Bahía Blanca con el fin de reconocerla en busca del lugar adecuado para un puerto. García publicó los resultados en el Registro Estadístico de la Provincia de Buenos Aires el 16 de febrero de 1824. 
En 1824 el gobernador Martín Rodríguez realizó una campaña militar contra los indígenas llegando hasta la bahía Blanca. Iba con él el comerciante Vicente Casares, contratado para realizar la fundación, pero el gobernador la consideró impracticable y rescindió el contrato. 
El proyecto fundacional se vio impulsado por Bernardino Rivadavia durante la Guerra del Brasil cuando la flota brasileña intentó ocupar Carmen de Patagones en marzo de 1827. 

El gobernador coronel Manuel Dorrego dispuso el cumplimiento de la ley del 12 de diciembre de 1827 que ordenaba establecer una nueva línea de fronteras en el sur y ordenó al comandante general de la frontera, Juan Manuel de Rosas, que se dirigiera al Fuerte Independencia (actual Tandil) y de allí a la bahía Blanca para fundar un fuerte. Pero la orden se postergó brevemente por el pedido de Rosas sobre el envío de técnicos. 

La expedición fundadora 
 


Ramón Bernabé Estomba. 

El coronel Ramón Estomba, jefe del Regimiento 7° de Caballería de Línea que guarnecía el Fuerte de la Independencia, fue designado como jefe de la expedición fundadora en noviembre de 1827. Rosas informó el 16 de enero de 1828 que la expedición estaba lista para marchar. El 8 de marzo Estomba y el ingeniero militar Narciso Parchappe, designado director técnico de la fundación, se encontraron en el Fuerte Independencia y dos días después Parchappe viajó como avanzada a la bahía Blanca con una escolta de 25 coraceros, comandados por el teniente coronel Andrés Morel, junto con 30 indígenas amigos. 

El 21 de marzo de 1828 Parchappe llegó a destino y escribió: 

Llegaba al término de mi viaje. Al placer de haberlo logrado sin accidentes, se reunía el de contemplar el océano, que yo no veía desde hacía varios años y cuya superficie azulada hacía contraste con el aspecto amarillento y triste de las planicies que recorría desde hacía tanto tiempo. El baqueano que había tomado la delantera, vino a advertirme que había percibido un buque de dos mástiles anclado en la bahía; no podía ser otro que la embarcación enviada de Buenos Aires, con los materiales propios para la construcción con que se debía levantar el nuevo fuerte; todo concurría a asegurar el éxito de la empresa, y fui aliviado de un gran peso viendo disiparse las inquietudes que yo había alimentado hasta entonces sobre el resultado de mi misión. Caminamos aún una legua al O.N.O. a través de terrenos minados y cubiertos por chañares; después, habiendo descubierto las pendientes que bordean la fuente de la bahía Blanca, en una planicie extendida entre sus pies y la playa de la bahía, llegamos al borde de un pequeño arroyo, que supimos después era el Napostá de los indios. Acampamos en medio de un buen campo de pastoreo, resueltos a quedarnos provisoriamente en ese sitio, hasta que un más amplio reconocimiento de la bahía nos permitiera elegir el sitio para el fuerte proyectado. 

    


El puerto sobre el Arroyo Naposta, que fue el empleado por los fundadores de la fortaleza 

La nave que llevó los materiales era la ballenera Luisa, comandada por el piloto Laborde. 

Al conocer los indígenas del lugar la llegada de los expedicionarios, se movilizaron hacia ellos. Lo cual le fue comunicado por el cacique aliado boroga Venancio Coñoepán. Parchappe escribió al respecto el 27 de marzo: 


A nuestro arribo el cacique Venancio había enviado un mensaje a su lugarteniente Montero, acampando con el resto de su gente en las cercanías del río Colorado; llegó, al anochecer, acompañado de un enviado del mismo Montero. Estos indios nos informaron haber visto nueve hombres a caballo en dirección a la Cabeza de Buey; los suponían espías o vanguardia de indios enemigos, que aseguraban venían en gran número con intención de atacarnos y de oponerse, con todo su poder, a nuestra instalación, mirada por ellos como una usurpación a sus posesiones; lo anunciaban, además como conocedores de nuestra poca fuerza y no ignorando que el resto de la expedición no llegaría hasta pasado un tiempo. Lo que parecía justificar las precauciones e indicar un peligro real era que el cacique Venancio parecía atemorizado; reunió en asamblea a todos los suyos y mantuvo consejo durante toda la noche. Nuestra posición parecía tornarse más crítica y despachamos al día siguiente, un expreso al coronel Estomba instándolo a apresurar la marcha y de a enviarnos refuerzos de tropa. 

El 9 de abril Estomba avisó de su llegada con el 7° regimiento de caballería de línea, 2 piezas de artillería y muchas carretas con elementos para la construcción del fuerte y víveres. 


Fundación 

El 9 de abril de 1828 llegó Estomba y se procedió a levantar un acta de fundación: 


En la Fortaleza Protectora Argentina a nueve de Abril de 1828 reunidos en la tienda del Cnel. Ramón Estomba Jefe de la Expedición de Bahía Blanca el Teniente Coronel Andrés Morel, los Sarg. Mayores del Valle y Juan de Elias, el Cap. Martiniano Rodrigez, el Ingeniero agrimensor Narciso Parchappe y los vecinos pobladores Nicolás Peres, Pablo Acosta y Polidoro Couhn para tomarles su parecer sobre el lugar en que deve situarse la Fortaleza y Población, combinieron de opinión unánime que la posición elegida por el Sr. Parchappe, y aprobada por el referido Coronel es la mejor que puede presentar la Campaña en esta parte de la Costa por la inmediación de su buen Puerto, y la reunión de un Río, de excelente agua; y la mejor tierra bejetal, pastos abundantes; combustible para muchos siglos; por cuya reunión de circunstancias está llamado a ser algún día uno de los establecimientos de más interés para la Provincia de Buenos Aires. Firmado R. Estomba - Andrés Morel — Narciso del Valle - J. de Elias — Nicolás Peres - Pol. Coulin — Narc. Parchappe -Mart. Rodríguez - Pablo Acosta. Acta fundacional 

El 11 de abril terminó de llegar la expedición y se procedió a realizar la fundación. 
Como el material transportado fue insuficiente, se envió la embarcación a Carmen de Patagones en busca de más materiales. Una goleta partió desde Ensenada de Barragán para sumarse a la expedición. 

El 19 de mayo llegaron animales y un decreto del gobierno señalando 100 leguas cuadradas como territorio jurisdiccional del fuerte. 

Estomba decidió llamar a la fortaleza como Protectora Argentina y al puerto como de la Esperanza. El ministro de guerra Juan Ramón Balcarce dispuso el 3 de mayo que la fundación se llame Nueva Buenos Aires, pero el nombre se olvidó rápidamente. 


Construcciones 
La construcción del fuerte demandó cuatro meses. El fuerte tenía forma cuadrangular, con cuatro bastiones de 65 metros de longitud según los puntos cardinales. Los muros eran de 4 metros de altura y otros tanto de espesor. Un foso de 5 metros de ancho y lo mismo de profundidad rodeaba al fuerte. Hacia el noroeste se hallaba el única portón de madera con un puente levadizo. 
Completaban la construcción los edificios de la Comandancia, del cuerpo de guardia y tropa, polvorines, cuarteles, y en el centro un mangrullo. 


Primeros años 
En julio de 1828 Parchappe regresó a Buenos Aires, mientras que Estomba se plegó a la revolución de Juan Lavalle contra Dorrego, partiendo en enero de 1829 hacia Tandil, quedando como comandante el teniente coronel Andrés Morel. 

El 25 de agosto de 1828 la fortaleza fue atacada por Pablo Pincheira y sus aliados indígenas, participando en la defensa Venancio Coñoepán y por el capitán Juan de Dios Montero: 


En la madrugada del 25 del actual vinieron los bárbaros a estrellarse contra la Fortaleza, en numero de 400 a 450 hombres, entre ellos como 100 de tercerola; teníamos avisos anticipados y los esperamos desde medianoche; hice formar fuera a caballo la tropa disponible, en su totalidad 130 hombres y con los indios amigos del cacique Venancio y el capitán Montero, salimos a encontrarlos; ellos aguardaban y resistieron la carga pero el fuego de una pieza de que sacamos con nosotros los hizo retirarse, después de haber dejado en el campo 8 a 10 hombres. Parte de Estomba 

En febrero de 1829 al producirse la sublevación unitaria de Juan Lavalle, el comandante de la Fortaleza Protectora Argentina, teniente coronel Morel, se plegó a ella e intentó dirigirse al Fuerte Independencia con el cuerpo de coraceros, los auxiliares de Venancio Coñoepán y los borogas. Al llegar al arroyo Napostá Grande se produjo una sublevación pro rosista de los indígenas que comandaba Morel, quien murió durante la misma junto con 50 coraceros. El sargento mayor Narciso del Valle quedó a cargo de la comandancia de la fortaleza. 

El 5 de agosto de 1834 se dictó el Decreto N° 1270 que fijó el ejido de la Fortaleza o Fuerte Argentino: 



"Delineamiento de Bahía Blanca" segun un cuadro de A. Pellegrini en el Museo de Bellas Artes 



Buenos Aires, Agosto 5 de 1834. No pudiendo estenderse por el Este y Sud las cuatro leguas del égido del Fuerte Argentino, designado por el artículo 1.° del decreto de 9 de Junio de 1832, en razon de tocar con el mar por una parte, y por otra con los cangrejales accesorios, el Gobierno acuerda y decreta: Art. único. El éjido, que por decreto de 9 de Junio de 1833, fué señalado á la poblacion del Fuerte Protector Argentino, se estenderá limitado por uno de sus lados, por la Costa Occidental del Sauce Grande, desde sus nacientes en la Sierra de la Ventana hasta su desembocadura en el mar, con la altura correspondiente hácia el mismo Fuerte. Comuniquese al Departamento Topográfico y publiquese. Viamont. 

Campaña de Rosas al Desierto 
Sabiendo Rosas que Manuel Bulnes estaba preparando en Chile una expedición en contra de Chocorí, delineó en septiembre de 1832 un plan de conquista basado en una expedición que debía partir desde la Fortaleza Protectora Argentina. Posteriormente el plan fue modificado y Rosas partió de San Miguel del Monte el 22 de marzo de 1833 con unos 2.000 expedicionarios. 

El 1 de mayo la expedición acampó sobre el río Sauce Chico. Desde allí Rosas viajó con su escolta hasta la Fortaleza Protectora Argentina en viaje de inspección de las municiones allí almacenadas y para recoger los pertrechos llegados por barco desde Buenos Aires, para lo que había despachado un día antes las carretas. Allí Rosas recibió noticias: el regreso de la columna del centro, que nada se sabía de la columna de Aldao y que el cacique Chocorí ya estaba alertado de la expedición en su contra. A la fortaleza llegaron también por mar soldados de refuerzo. 
Una vez concluida la expedición a principios de 1833, la fortaleza quedó reforzada con una guarnición de 300 hombres al mando de Martiniano Rodríguez. 

Fue visitada por Charles Darwin en su periplo por Sudamérica en septiembre de 1833. El 16 de noviembre de 1834 fue creado por decreto el Partido de Bahía Blanca al establecerse un juez de paz.  


N.° 1273 Estableciendo el Juzgado de Paz de Babia Blanca. Buenos Aires, Setiembre 13 de 1834. En conformidad con los artículos 8.° y 9.° de la ley de 24 de Diciembre de 1821, el Gobierno ha acordado y decreta: Art. 1.° Se establece por ahora un Juzgado de Paz para todo el distrito compresivo á la Fortaleza de Bahia Blanca y sus adyacencias. 2.° Sus atribuciones serán las mismas de los demás Jueces de Paz de la Provincia. 3.° Queda nombrado Juez de Paz de la Bahia Blanca, por el resto del presente año, don Francisco Casal. 4.° Comuniquese y publiquese. VIAMONT. 

En 1835 fue creada la parroquia de Nuestra Señora de la Merced. 

    


Panorama alusivo a la fundacion del Fuerte de Bahia Blanca (Cuadro de Augusto Ferrari) 

Calfucurá y Coñoepán 

El 9 de septiembre de 1834 Calfucurá efectuó la masacre de Masallé sobre los borogas, por lo que estos reaccionaron auxiliados por tropas de la Fortaleza Protectora Argentina y sus auxiliares indígenas encabezados por Venancio Coñoepán, obligando a Calfucurá a huir por el camino de Chalileo. 

El boroga Cañiuquir proyectó una invasión y una partida de soldados fue atacada, por lo que Rosas dirigió contra ellos dos avances de la guarnición de blandengues de la Fortaleza Protectora Argentina y sus auxiliares indígenas, derrotándolos en Guaminí y Languillú y matando a 650 borogas (entre ellos a Cañiuquir), tomando 900 prisioneros, rescatando el ganado y a los cautivos. Al regresar a la fortaleza unos 800 auxiliares aliados se sublevaron, mataron a cuantos cristianos encontraron, entre ellos dos oficiales y 70 soldados, y apresaron a Venancio Coñoepán.  

En la primavera de 1836 el cacique boroga Railef procedente de Chile realizó un malón con 2.000 guerreros con la finalidad de atacar a Calfucurá y vengar la matanza de borogas hecha por éste en Masallé en 1835. Se desvíó de su objetivo y atacó las tolderías de indígenas aliados del gobierno en la zona de los arroyos Napostá y Sauce Chico y luego la fortaleza defendida por los coroneles Zelarrayán y Rodríguez, matando a muchos soldados. Luego se dirigieron a Tapalqué atacando el 1 de octubre y logrando robar 100.000 cabezas de ganado. Calfucurá los atacó en Queutrecó, matando a Railef y a 1.500 guerreros.  

Calfucurá asistió con guerreros a Rosas en la Batalla de Caseros el 3 de febrero de 1852, que culminó con la caída de Rosas y el ascenso del triunfante gobernador de Entre Ríos Justo José de Urquiza. Al día siguiente Calfucurá, de acuerdo con pampas y ranqueles atacó la fortaleza con 5.000 guerreros y le puso sitio. 

En 1859 el Ministro de Guerra del Estado de Buenos Aires, general José Martínez Zapiola, organizó el Ejército de Operaciones del Sur para enfrentar a Calfucurá, el cual tenía una división el Fuerte Independencia y otra en la Fortaleza Protectora Argentina. 

El 19 de mayo de 1859 se produjo un ataque al fuerte con aproximadamente 3.000 guerreros, comandados por Calfucurá, Catricurá, Antemil y Cañumil. 

A fines de agosto de 1870 indígenas de Calfucurá hicieron un malón en la zona de la fortaleza, robando unas mil cabezas de ganado. El comandante teniente coronel José Llano logró desbaratar el ataque. Poco después Namuncurá intentó un nuevo ataque con 2.000 guerreros, que fue repelido.6 Texto en superíndice 


 


Plano de la Fortaleza Protectora Argentina 

La Fortaleza frente a la plaza de Bahía Blanca 

Bahía Blanca 

En 1856 llegaron inmigrantes a instalarse en la zona de la bahía Blanca, fundando la Colonia Nueva Roma. La conquista del Desierto de Julio Argentino Roca y la llegada del ferrocarril en 1885 iniciaron el despegue poblacional de la fortaleza convertida en la ciudad de Bahía Blanca en 1895. 


Una vista del fuerte en 1880 


Una antigua imagen de la oficina de Correos que funcionaba en la Fortaleza Protectora Argentina, la construcción que dió origen a la ciudad de Bahía Blanca 

Referencias 

  • Historia y Arqueologia Marítima. LA "FORTALEZA PROTECTORA ARGENTINA" UN BALUARTE FRENTE A LOS INDIOS PAMPAS. Historia de la fundación de Bahía Blanca por DANIEL HAMMERLY DUPUY 
  • Historia de la Confederación Argentina: Rozas y su época. Tomo II. Escrito por Adolfo Saldías. Publicado por F. Lajouane, 1892 
  • Historia Integral de Bahía Blanca 
  • El indio del desierto/the Indian of The Desert. Escrito por Dionisio Schoo Lastra. pp. 142 
  • La Sangre de la Tierra. Pág. 47-48. Escrito por Ricardo Noceti. Publicado por Editorial Didascalia. ISBN 950-787-060-1, 9789507870606 
  • Heráldica de Punta Alta

Enlaces externos 


Wikipedia