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jueves, 20 de junio de 2024

Guerra del Paraguay: Roca en Curupaytí

Roca en Curupaytí




Julio Argentino Roca participó de la Batalla de Curupaytí, donde nuestras tropas fueron derrotadas. Así describió ese regreso el general Garmendia:

“Vi a Sarmiento muerto — Dominguito, hijo del prócer—, conducido en una manta por cuatro soldados heridos: aquella faz lívida, lleno de lodo, tenía el aspecto brutal de la muerte (…)

Vi a la distancia que Roca salía solitario con una bandera despedazada; en torno de aquella gloriosa enseña reinaba el vacío de la tumba. Cuando se aproximó y soslayó su mohíno caballo, pude distinguir que alguno venía sobre la grupa: era Solier bañado de sangre. El amigo había salvado al amigo.

Rivas, tan valeroso en aquella jornada de General en el campo de batalla, le vi gimiendo por su herida. Anomalía de los bravos: muchas veces su propia sangre los atribula lejos del ardor de la matanza.

Ayala, Calvete, Victorica, Mansilla (…) y qué sé yo cuántos más, todos heridos, chorreando sangre se retiraban en silencio (…).

Era interminable aquella procesión de harapos sangrientos, entre los que iba Darragueira sin cabeza; de moribundos, de héroes inquebrantables, de armones destrozados, de piezas sin artilleros, de caballos sin atajes (…).

Entonces fue que apareció a mis ojos, fatigados de tanto horror, el comandante en Jefe [Mitre] con su Estado Mayor (…) entonces recién sufrí emocionado el silencio tétrico del alma, esa soledad de fantasmas de la derrota, y comprendí por primera vez en mi vida lo que era un gran desastre nacional”


jueves, 27 de octubre de 2016

Guerra del Paraguay: Batalla de Itá Ibaté (1868)

Batalla de Itá Ibaté 


La Batalla de Itá Ibaté (Itá-Ibaté, Itaivaté, Itá Yvaté o Lomas Valentinas), librada entre el 21 y el 27 de diciembre de 1868, fue la última de las grandes batallas de la campaña del Pikysyry, llamada Dezembrada por los brasileros, durante la guerra de la Triple Alianza. 

Antecedentes 
A principios del mes de marzo de 1868, flanqueada y aislada su posición, el grueso de las fuerzas paraguayas abandonó la fortaleza de Humaitá con el objetivo de organizar una línea de defensa en la margen derecha del río Tebicuary. 
El grueso del Ejército aliado bajó las órdenes de Luis Alves de Lima e Silva, marqués de Caxias, iniciaron con lentitud la persecución del ejército paraguayo al mando del mariscal Francisco Solano López. El Ejército Argentino no avanzó esperando órdenes de Buenos Aires, ante la posibilidad de que se ordenara regresar a contener una rebelión contraria a la continuidad de la guerra. 
Solano López decidió replegarse rumbo a Asunción del Paraguay para defender la línea del arroyo Pikysyry, a 130 km al sur de Asunción y 200 al norte de Humaitá, estableciendo su nuevo cuartel general en Lomas Valentinas (Itá Yvaté) y fortaleciendo las débiles posiciones defensivas de la nueva línea aprovechando la inacción de la escuadra brasilera que "dormía sobre la gloria de la captura de Humaitá".1 
Tras recibir autorización de su gobierno, el grueso de las fuerzas argentinas junto a algunas fuerzas aliadas se movilizó hasta Palmas, pocos kilómetros al sur del arroyo Pikysyry, a las órdenes del general Juan Andrés Gelly y Obes. Su división estaba constituída por 6500 hombres del Ejército argentino, una división Oriental de 800, la Brigada Paranhos con 1.030, un regimiento de artillería montada de 1.800, una sección de trasportes, un piquete de pontoneros con su material y depósitos, hospitales del ejército, etc., lo que sumaba un total aproximado de 10500 hombres. 

 
Francisco Solano López. 
 
Luis Alves de Lima e Silva, marqués de Caxias. 
 
General Juan Andrés Gelly y Obes 
El flanqueo 
Para esas fechas un ataque frontal contra la línea fortificada del Pikysyry, que se apoyaba sobre el Río Paraguay en Angostura, era ya en extremo arriesgada, aún contando con la amplia superioridad en hombres de la Alianza, tanto por las dificultades naturales como por las obras defensivas paraguayas. Gelly y Obes propuso a Caxias dejar una fuerte guarnición en Palmas para aferrar al enemigo y embarcar 20000 hombres en los transportes brasileros y todos los buques de cabotaje que allí se encontrasen, remontar el rio Paraguay al mismo tiempo que una parte de la escuadra brasilera bombardeaba las aún incompletas fortificaciones de la Angostura mientras que el resto de la división naval forzaba en una operación nocturna el paso para dirigirse en seguida a San Antonio, punto elegido para el desembarque por ser conocido perfectamente por el general argentino. Completado así el flanqueo, el ejército marcharía sobre la retaguardia de la posición de López forzándolo a un cambio de frente, sin fortificaciones y débil artillería, cortándolo de su base de operaciones y encerrándolo entre el rio Paraguay y las fuerzas de Palmas. 
Caxias compartía la opinión de Gelly y Obes acerca de la conveniencia de flanquear la posición paraguaya pero prefirió tantear la posibilidad de ejecutar una marcha estratégica por el Chaco para evitar a Angostura y complementar esa operación principal con un desembarco en Villeta. 
Caxias tenía dudas de la factibilidad de forzar el paso de Angostura y de contar con suficientes buques como para completar el transporte de su ejército en una única operación. Pese a que la iniciativa estratégica de marchar por el este parecía prudente y razonable, las demoras que imponía la logística de la maniobra dio á López más de un mes de tiempo que empleó con habilidad para finalizar sus obras defensivas y organizar nuevas tropas. En efecto, la estrategia decidida implicaba un enorme esfuerzo logístico. El grueso de las tropas sería conducido por el Chaco hacia el norte a través de esteros, lagunas y arroyos, y en pleno periodo de lluvias que, torrenciales en esa zona, inundaban vastas áreas. Mientras, una división permanecería en el sur aferrando las posiciones paraguayas y una división naval procuraría forzar el paso de Angostura y desembarcar tropas al norte cerrando el cerco. 
Gelly aceptó la decisión y se limitó a insistir en efectuar el desembarque en San Antonio ya que según sus informes Villeta que estaba fortificado pero la percepción de los mandos argentinos en el frente respecto de las razones de fondo era diferente. Gelly y Obes insistió ante Caxias solicitando la participación de fuerzas argentinas planteando la conveniencia de que la alianza fuese verdaderamente representada en la expedición, pero Caxias no aceptó manifestando que tenía fuerzas suficientes y destacando la importancia estratégica de Palmas para fijar las fuerzas paraguayas. Dice no obstante el comandante del 1° Batallón de la división Buenos Aires de la Guardia Nacional José Ignacio Garmendía que "no eran razones para evitar la coadyuvación de los argentinos en las operacienes futuras, se veía á primera vista que el general brasilero se mantenía en su primera resolución de no dar participación á sus fieles aliados en los sucesos que iban á sobrevenir, pues era muy natural que la alianza estuviese bien representada en toda operación importante y decisiva; las glorias y los sacrificios debían ser comunes para vincular sólidamente en el mismo campo de batalla, la amistad de dos pueblos hermanos, que más de una vez unidos han derramado su sangre por las luchas de la civilización. Los móviles que agitaban al generalísimo, se sospechaban. Era necesario explotar en el exterior la influencia moral de las victorias de los aliados en favor de los brasileros, y mantener constante el solo nombre de su nación en la prensa diaria, ilustraciones y otras publicaciones europeas, en donde para nada figuraban sus aliados, pero se llevó un gran chasco el Sr. Marqués, porque como se verá más tarde, tuvo que recurrir á los argentinos y orientales cuando el 21 de diciembre se vio rechazado, abrumado de fatiga, con casi medio ejército de menos, y desmoralizado por el empleo poco juicioso que hizo de sus tropas en su corta y gloriosa campaña de 15 días." 
Por otra parte, confirmando la opinión del general argentino, el 8 de octubre, el Silvado forzaba sin inconvenientes el paso de Angostura aguas abajo trayendo un parte de Delfin Carlos de Carbalho, Barón del Pasage. El reconocimiento efectuado en el curso del rio hasta frente de San Antonio indicaba que con excepción de Villeta no había posiciones fortificadas o baterías en sus riberas. 
El 9 fueron enviados río arriba los encorazados Lima Barros, Alagoas y el mismo Silvado, quedando sólo las naves que embarcarían a las tropas expedicionarias. 
A mediados de octubre de 1868 empezaron los trabajos de reconocimiento y construcción de la vía. Tras forzar el paso artillado de Angostura, los acorazados efectuaron desembarcos en San Antonio y permanecieron estacionados en el lugar en espera de la división que avanzaba por el Chaco. El 4 de diciembre las tropas brasileras, unos 30000 hombres (aunque otras fuentes2 indican 20657, 18999 de infantería, 926 de caballería y 742 artilleros), finalizaron su maniobra de flanqueo alcanzando nuevamente el río por San Antonio. Estaban divididos en tres Cuerpos, el I al mando de Jacintho Machado Bittencourt, el II al mando del mariscal Alejandro Gomes de Argolo Ferrão (o Argollo), y el III al de Manuel Luis Osorio (1808-1879), Marqués do Herval. También desembarcó el marqués de Caxias, quien instaló su puesto comando en San Antonio. 
El 6 de diciembre de 1868 la vanguardia paraguaya al mando del general Bernardino Caballero enfrentó en la Batalla de Ytororó a las fuerzas del Imperio del Brasil y tras una dura lucha con fuertes pérdidas para ambos bandos consiguió replegarse en orden. 
Caxias no persiguió a Caballero y se dirigió al oeste, donde tras desembarcar en Ypané se le sumaron las divisiones de caballería de Porto Alegre y de João Manuel Mena Barreto, para iniciar el 7 de diciembre su avance hacia el sur al frente de 21.000 hombres con 3000 caballos y 100 cañones, que tomaron posición en orden de batalla en la llanura entre Ypané y Potrero Valdovinos. 
Por su parte y luego de felicitar a sus comandantes, López ordenó a Caballero maniobrar entre Ytororó y Lomas Valentinas y tomar posición al pie de una colina en la ribera izquierda del Río Avay. Pese a la opinión de Caballero, quien consideraba que la posición, enteramente abierta a diferencia de Ytororó, era indefendible contra fuerzas y artillería superiores y prefería retirarse para ubicarse como vanguardia en Lomas Valentinas, Solano López insistió en defender el puesto. El 11 de diciembre se produciría así la desastrosa derrota paraguaya en la Batalla de Avay o Avahy. 

Itá-Ibaté 
Lomas Valentinas daba nombre a un conjunto de lomas que incluían las del Cumbarity, Acosta, Potrero Mármol e Itá Ybaté o Itá-Ibaté, al sur de la Villeta del Guarnipitán. El mariscal Francisco Solano López había instalado su campamento en la Loma Acosta el 8 de setiembre de 1868. 
Caxias reorganizó sus unidades unificando algunos de los batallones que habían sufrido fuertes pérdidas en los recientes combates y ordenó al general Manuel Mena Barreto que marchara con una división hacia Pirayú para cerrar esa posible vía de retirada. 
Por su parte, López decidió tender una nueva línea de defensa del lado de Villeta y dio órdenes de iniciar la construcción de una larga trinchera entre Angostura y su cuartel general. Ante la urgencia de la situación y la falta de recursos, abandonó pronto el proyecto y mandó construir una cadena de fuertes entre ambas posiciones, idea que debió tambier ser desestimada por similares motivos. 
Finalmente, mandó fortificar con pequeñas trincheras la loma de Ita-Ybaté. La cima de Ita-Ybaté se compone de dos mesetas: la primera (orientada a Villeta) corre hasta una pequeña zanja con una corriente de agua mientras que la segunda sigue desde esa zanja hacia la boca del Potrero Mármol. Sobre esta última estaba ubicada la casa de López. La trinchera, consistente en un foso de sólo unos 60 cm de ancho por otros tantos de profundidad, estaba ubicada "sobre la primera meseta de derecha a izquierda formando ángulo con una línea quebrada que se dirigía hacia el Cuartel General paraguayo por el frente". Los soldados sentados en el borde interior quedaban a cubierto pero su flanco derecho quedaba expuesto. 
López concentró allí sus fuerzas, cerca de 7000 hombres, dejando en Angostura una división de sólo 700 hombres y en la trinchera de Pikysyry unos 1500, que eran en su mayoría inválidos o muy jóvenes. 
El 17 de diciembre la 3° división de caballería imperial comandada por coronel Vasco Alves Pereira sorprendió al sur de Zanja Blanca a tropas del regimiento de caballería paraguaya N°45 pero atacado a su vez por la retaguardia, se dio a la fuga dejando numerosas bajas. 
El 18 Caxias practicó un nuevo reconocimiento y descubrió (y eligió para su plan de ataque) los únicos dos desfiladeros que había frente a la línea en vez de rodear la posición. 
 

Combate del 21 de diciembre 
En la mañana del 21 de diciembre de 1868, despues de distribuir una proclama, Caxias levantó el campamento en Villeta y se puso en marcha a la cabeza de un ejército de 25000 hombres. En el camino dividió sus fuerzas en dos columnas, la derecha a las órdenes de Jacintho Machado Bittencourt y la izquierda a las de Mena Barreto. La artillería fue desplegada sobre las alturas de Cumbarity desde dominaba las posiciones paraguayas. 
Momentos antes de comenzar el combate, el coronel paraguayo Hilario Marcó por órdenes de Solano López hizo ejecutar en inmediaciones del Potrero Mármol a numerosos prisioneros, investigados por supuestas conspiraciones para derrocar a López y concertar la paz. Entre los ejecutados esa jornada y en el curso de las llamadas "matanzas de San Fernando" que costaron la vida a cientos de prisioneros se encontraban Benigno López, hermano del Mariscal y ex secretario, José Berges y Gumersindo Benítez, ex ministros de Relaciones Exteriores, el general José María Bruguez, el general Vicente Barrios, ex ministro de Guerra y Marina y cuñado de López, el coronel Manuel Núñez, el coronel Paulino Alén Benítez,3 el sargento mayor Vicente Mora, el obispo de Paraguay Manuel Antonio Palacios, el deán Eugenio Bogado, el presbítero Vicente Bazán, el sacerdote Juan Bautista Zalduondo, Carlos Riveros,4 Saturnino Bedoya, cuñado también de López, Gaspar López, López Juliana Insfrán de Martínez, esposa del coronel Francisco Martínez, defensor de Humaitá, fusilada por la espalda como "traidora a la patria y al Supremo Gobierno", Dolores Recalde, María de Jesús Egusquiza Quevedo,5 el cónsul portugués José María Leite Pereira, el dirigente del partido Blanco uruguayo Antonio de las Carreras el ex secretario de la Legación uruguaya Francisco Rodríguez Larrata, el capitán italiano Simón Fidanza,6 etc. 
Mena Barreto atacó por la retaguardia las trincheras de Pikysyry y si bien las tropas paraguayas pudieron hacer un rápido cambio de frente formando en batallones distantes 500 metros, sufrieron al momento la carga de las tropas brasileñas. Por su parte, el ejército argentino no podía atacar la trinchera por el frente dado lo crecido del riacho que separaba sus posiciones. El ala izquierda paraguaya al mando del sargento mayor Solís rechazó el asalto hasta recibir finalmente órdenes de replegarse a Lomas Valentinas, valiéndole su comportamiento en acción ser de inmediato promovido a teniente coronel. 
Finalizada la primera acción de la batalla de Lomas Valentinas, las fuerzas de López habían sufrido 900 bajas y perdido buena parte de su artillería, pero lo más grave es que quedaban ahora separados de sus posiciones en Angostura. 
A las 11 el general José Joaquim de Andrade Neves, Barón del Triunfo, al frente de 2500 hombres de caballería rodeó Itá-Ybaté y penetró en el Potrero Mármol llevándose el ganado disponible para el abastecimiento de la plaza, 3000 cabezas de ganado vacuno, 500 ovejas y 400 caballos. El comandante paraguayo Roa salió al frente de su regimiento para intentar detenerlo en el paso de Yuquyry pero fracasó en el intento y fue muerto en la acción. 
Pese a quedar dueño del paso de Yuquyry, Caxias decidió no fortificarlo dejando así libre el único paso del Potrero Mármol por donde podía escapar López, lo que sería una de sus decisiones más discutidas y sospechadas ya que podría haber asegurado en ese punto la finalización de la guerra. 
Caxias resolvió llevar el siguiente ataque sobre el frente paraguayo en dos columnas. La primera al mando de Neves seguiría un camino que se adentraba por un espeso bosque y salía a un abra frente a la trinchera, mientras que la segunda columna al mando de Joao Manoel Camara utilizaría otro camino a la izquierda de la línea paraguaya conocido entonces por "el de la Reserva", el cual salía frente mismo al cuartel general. 
A las 3 de la tarde se inició el ataque. Las fuerzas imperiales avanzaron bajo el fuego de la artillería paraguaya sufriendo enormes bajas hasta que la vanguardia, tropas riograndenses de caballería desmontada del Barón del Triunfo, llegó a la trinchera iniciándose el combate cuerpo a cuerpo. 
El batallón de rifleros al mando del mayor Vicente Jiménez acudió a reforzar el punto al ver que el avance aliado frente al Cuartel amenazaba cortar la retaguardia, pero muerto su comandante el desorden se extendió entre las tropas paraguayas hasta que Caballero y el coronel Valois Rivarola a la cabeza del escuadrón Escolta Nacional (coronel Felipe Toledo) consiguieron restablecer la posición con una carga. 
Rechazado el asalto frontal, nuevos batallones brasileños reforzados por pontoneros a las órdenes del capitán Martins avanzaron sobre la derecha paraguaya y consiguieron penetrar las trincheras y apoderarse de 14 piezas de artillería. 
Las fuerzas de Rivarola y del coronel Toledo acudió nuevamente para detener la irrupción, iniciándose un duro combate cuerpo a cuerpo durante el cual Toledo resultó muerto y Valois Rivarola gravemente herido. Los aliados consiguieron así dominar la primer meseta y avanzaron en desorden hacia la segunda donde permanecía López, pero un contraataque de su escolta consiguió rechazarlas, tras lo que formó al frente cerrando la línea frente a las trincheras ocupadas ahora por los aliados. En ese momento la lluvia que se inició poco después del combate empezó a arreciar. 
El coronel Marcó improvisó entonces una guerrilla de más de cien hombres con marinos y heridos leves separados de sus cuerpos y la lanzó sobre la trinchera obligando a los aliados a desalojarla. Los paraguayos decidieron no obstante no volver a ocuparla y replegarse, manteniendola bajo fuego para evitar un nuevo copamiento. 
La noche hizo suspender las operaciones. Durante la jornada, si bien el ataque aliado había sido detenido, las bajas paraguayas eran cuantiosas. Según Juan Crisóstomo Centurión "sólo nos quedaron 90 hombres sanos... los demás fueron muertos o heridos, ascendiendo el total de nuestras bajas (...) a unos 8000 hombres, inclusive prisioneros". Exageradas o no las cifras (que aunque incluyeran heridos leves equivalía a prácticamente la totalidad de las fuerzas paraguayas) las bajas eran enormes. Entre los heridos se encontraban los coroneles José Manuel Montiel, Avalos, Valois Rivarola, Rolón y Sosa, los capitanes Manuel Maciel, Juan A.Meza y Delvalle. Entre los muertos se encontraba Toledo y el coronel de artillería José Dolores Vallovera. Según el mismo autor, los brasileros tuvieron 4000 bajas, resultando herido el Barón del Triunfo. 
El general Martin McMahon, ministro de Estados Unidos, que permanecia en el Cuartel General paraguayo presenciando la batalla relató: "Seis mil heridos, hombres y chiquillos, llegaron a ese campo de batalla el 21 de diciembre y lucharon como ningún otro pueblo ha luchado jamás por preservar a su país de la invasión y la conquista...otros han fugado (hacia su propio ejército) de las pocilgas que utilizaban los invasores como prisión,...el cuartel Paraguayo comenzó a llenarse de heridos incapacitados positivamente para seguir la lucha. Niños de tiernos años arrastrándose, las piernas desechas a pedazos con horribles heridas de balas. No lloraban ni gemían, ni imploraban auxilios médicos. Cuando sentían el contacto de la mano misericordiosa de la muerte, se echaban al suelo para morir en silencio". 
Aprovechando la noche algunas partidas aliadas volvieron a ocupar la trinchera, por lo que a las 5 de la mañana del 22 una partida comandada por el capitán Jara fue enviada a desalojarlos. 

 
La zona de combate, con la Villeta del Guarnipitán arriba y debajo a unos 10km al sur el lugar de batalla de Lomas Valentinas (ubicación: 25° 28' 53.85" S 57° 31' 4.75" W) 



Reorganización 
La situación de López era difícil pero no desesperada. Las fuerzas brasileñas habían sufrido fuertes pérdidas y fracasado en el ataque por lo que López envió instrucciones a Angostura ordenando que se abrieran paso a través del ejército aliado y se le reunieran en Itá-Ybaté. Sin embargo, el 23 decidió suspender la orden considerando que podía sostener la posición por sí solo ante la evidente desmoralización de las tropas imperiales. No suspendió órdenes similares enviadas a otros puntos y entre el 23 y el 25 llegaron unos 1600 hombres de Cerro León, Caapucú y de Ypoá, que fueron organizados en 4 batallones. 
No obstante la situación pronto cambiaría. Las tropas argentinas permanecían estacionadas en Palma bajo el mando del general Gelly y Obes. A los efectos de reponer las más de 6.000 bajas sufridas, el mariscal Caxías se vió forzado a dar intervención a sus aliados o enfrentar una posible derrota por lo que el día 22 solicitó finalmente al general Gelly y Obes el concurso de las fuerzas argentinas, que incluían 9.000 hombres más los 800 hombres del contingente oriental. 
El mismo día en que, confiado, tomó la decisión de no desguarnecer la Angostura, López tomó conocimiento de la inminente movilización argentina. Abandonó el cuartel general, que se encontraba ya bajo fuego graneado, retirándose a la boca del Potrero Mármol, confió sus hijos (excepto al mayor) al cuidado del general Mac Mahon quien partió para Piribebuy, a la sazón capital provisoria de la República, y a la madrugada hizo testamento a favor de Elisa Lynch. 
En la mañana del 24 el alto mando aliado envió una intimación a López para que en el plazo de 12 horas depusiera las armas:"La sangre derramada en el puente de Tororo y en el arroyo Avay debía haber determinado a V.E. a economizar la vida de sus soldados en el 21 del corriente, no compeliéndolos a una resistencia inútil. Sobre la cabeza de V.E.debe caer toda esa sangre,, así como la que tuviere que correr aún, si V.E. juzgase que su capricho debe ser superior a la salvación de lo que resta del pueblo de la República del Paraguay." 
Tras recibir la nota a las 7 de la mañana, López reunió a sus oficiales y los puso al tanto de la intimación, resolviendo rechazarla. A las 15 horas, respondió a Caxias: tras plantear que "en Ytaity Corá, en una conferencia con el Excmo.señor General en Jefe de los Ejércitos Aliados y Presidente de la República Argentina, Brigadier General don Bartolomé Mitre, la reconciliación de cuatro Estados soberanos de la América del Sur, que ya habían principiado a destruirse de una manera notable, y sin embargo, mi iniciativa, mi afanoso empeño, no encontró otra contestación, que el desprecio y el silencio por parte de los gobiernos aliados, y nuevas y sangrientas batallas (...) Desde entonces vi más clara la tendencia de la guerra de los aliados sobre la existencia de la República del Paraguay", afirmó tener "la experiencia de más de cuatro años, de que la fuerza numérica y esos recursos nunca han impuesto a la abnegación y bravura del soldado paraguayo". 
El 25 los brasileños colocaron 46 piezas de artillería en línea semicircular en la loma frente a la posición paraguaya. A las 6 de la mañana se inició un fuerte bombardeo cubriendo el avance de algunos batallones imperiales sobre la derecha paraguaya, que capturaron algunas piezas abandonadas por los defensores desde la jornada del 21. En ese combate los brasileros tuvieron 300 bajas. 
Caxias parecía haber decidido nuevamente arriesgarse sin el concurso de los argentinos. Ese mismo día el coronel Florencio Romero, comandante del batallón 4° de línea argentino, se presentó en el puesto de José Ignacio Garmendia, comandante del batallón Buenos Aires de la Guardia Nacional, indignado por la inacción de sus fuerzas mientras que las tropas imperiales "a nuestra vista y paciencia" intentaban por su cuenta el asalto y construían "con enorme derramamiento de sangre, el arco de triunfo de su gloria". Con Garmendia llevaron el reclamo ante su comandante, el general Ignacio Rivas, quien por su parte se dirigió raudamente a exigir a Gelly y Obes que obtuviera el compromiso de Caxias de que los argentinos tuvieran un lugar prominente en la acción que se avecinaba. Con sus propias fuerzas diezmadas y desmoralizadas, Caxias finalmente accedió sin reservas. 

Combate del 27 de diciembre 
El 26 no hubo nuevas acciones. A las 6 de la mañana del 27 de diciembre se reinició el bombardeo y se inició el asalto definitivo, esta vez llevado a cabo por las fuerzas argentinas que cruzaron el Pykysyry y arrollaron la primera línea de defensa lanzándose luego sobre las posiciones de Itá-Ybaté. El ataque era encabezado por el batallón Córdoba (coronel Agustín Olmedo) seguido del batallón 1° de Santa Fe (teniente coronel Enrique Spika). 
El fuego de los defensores causó numerosas bajas en las fuerzas atacantes, resultando herido el jefe de estado mayor del primer Cuerpo coronel Gordillo, especialmente en el batallón Buenos Aires, que a bayoneta calada se sumaba a la lucha. 
Tropas de los batallones Córdoba al mando del capitán Máximo Ibáñez y del Santa Fe al mando del teniente Avellaneda quedaron por momentos aislados en vanguardia y fueron rodeados por fuerzas superiores. Formando en círculo resistieron el ataque hasta que los del Buenos Aires y el batallón Rosario consiguieron estabilizar el frente. 
El ataque penetró finalmente las trincheras paraguayas, mientras que un ataque de la caballería conseguía envolver la posición y deshacer a un escuadrón paraguayo que opuso resistencia. 
Las fuerzas del 4° de línea (teniente coronel Florencio Romero) y del 5° (Nicolás Levalle) dejaron la línea y se lanzaron al ataque rompiendo la línea defensiva pero sólo para quedar aislados. Ante las órdenes del coronel Luis María Campos para que retrocedieran, Levalle respondió "Coronel, el batallón 5° de línea no sabe dar media vuelta frente al enemigo!" y comenzó a retroceder al paso y al son del tambor dando frente a las fuerzas paraguayas y bajo el fuego a quemarropa de sus fusileros. 
Cuando el avance en línea de la infantería argentina reforzada con algunas piezas de artillería ligera llegó a una cuadra del cuartel general, López se retiró con su estado mayor por el camino del Potrero Mármol a la vista de sus enemigos, sin que se desprendiera fuerza alguna para interceptarlo 
Incluso autores brasileros consideran que la huida de López permitida "por excesiva prudencia de Caxias o por razones inconfesables del comando brasilero" fue "uno de los grandes, sino el mayor, misterio de la guerra".7 
Caballero permanecía en el campo con una pequeña fuerza de caballería. Viendo que el batallón 4° de línea argentino se dirigía al Potrero Mármol, lo emboscó. En el ataque el 4° sufrió numerosas bajas, incluyendo al coronel Florencio Romero que marchaba al frente de su unidad. Al ser herido, Romero se puso de pie, penetró en el cuadro de su batallón y tras decir a su segundo el mayor Fernández "Compañero, que me vengan a relevar", murió. 
Caballero marchó entonces contra el batallón 5°, tras lo cual se replegó en desorden con escasos sobrevivientes. La caballería aliada persiguió débilmente hasta el arroyo Yukyry a los paraguayos que de replegaban a Cerro León. 
El general Garmendia en su Campaña de Piky-syry afirma que "cuando el Mariscal tuvo conocimiento que los aliados habían penetrado a su recinto, abandonó como un pusilánime el campo sonde sus soldados se batían heroicamente y morían". 
Tambien el coronel inglés al servicio del Paraguay George Thompson afirmaría que al retirarse López había incumplido la promesa que había hecho repetidas veces a sus tropas de permanecer y vencer o de perecer con ellos en aquel lugar. 
Tras Lomas Valentinas, "El ejército paraguayo quedó liquidado; al mariscal López lo rodeaban apenas cien sobrevivientes (de 9000 soldados que habían luchado contra 25000 brasileños). Pero este puñado quedó dueño de la situación y las fuerzas brasileñas se sintieron alcanzadas por una colosal derrota".8 Según el historiador paraguayo Juan E. O'Leary "En esta batalla debió terminar la guerra. Un regimiento de caballería hubiera bastado para rodear a aquellos curiosos vencedores. Pero si no teníamos más que noventa hombres sanos, aún nos quedaba una fuerza moral tan grande que ante el sólo recuerdo de lo que habíamos sido, el enemigo se sentía abrumado y miraba con terror esas lomas pobladas de muertos". 
López quien ya "No tenía soldados, no tenía proyectiles, no tenía que comer. Solo noventa fantasmas le rodeaban en la cumbre de la trágica colina, aguardando sus palabra para corre a la muerte" se retiró al interior y pronto logró reunir "dos mil combatientes de inválidos y niños a quienes hubo que poner barbas postizas para quitarles su aspecto infantil". 
Por su parte, la Angostura, defendida por unos 740 combatientes y 16 cañones, pero que despues del 21 de diciembre había quedado cercada por tierra y agua y carecía ya de víveres y municiones, y había recibido numerosos heridos después del combate, se rindió el día 30 de diciembre tras una negociación con los aliados que prometieron respetar las vidas, jerarquías y honor de los vencidos. La campaña del Pykysyry había terminado. 

Referencias 
1. Annaes do Senado Brazileiro, Volumen 5, 1869, página 266. 
2. Hernâni Donato, Diccionario das batalhas brasileiras. 
3. Actuó en la Campaña de Corrientes. Era considerado el oficial más ilustrado del ejército paraguayo. Hablaba y escribía correctamente el francés y el inglés, había sido ayudante técnico del ingeniero John Withehead en la construcción de ferrocarriles y compañero de López en su viaje a Europa. En 1865 fue secretario general del Comando en Jefe. 
4. Redactor de El Semanario, como integrante del Congreso del 18 de marzo de 1865 se le atribuía la redacción del texto de declaración de guerra a la Argentina. 
5. Hija de Juan Bautista Egusquiza, rico comerciante y cabildante de Villa Rica, patriota detenido en noviembre de 1810 por participar en una conspiración contra el gobierno español por la independencia de su país. 
6. Al mando del vapor paquete argentino Salto efectuaba viajes habituales a Asunción. Al iniciarse la guerra el buque mercante fue confiscado y Fidanza detenido. 
7. Mauro César Silveira, Adesão fatal: a participação portuguesa na Guerra do Paraguai, EDIPUCRS, 2003, ISBN 85-7430-374-7, 9788574303741. 
9. Atilio García y Mellid, Proceso a los falsificadores de la historia del Paraguay. 


Bibliografía 
-O'Leary, Juan Emiliano, El libro de los héroes: páginas históricas de la Guerra del Paraguay, BiblioBazaar, LLC, 2009, ISBN 1-113-53915-1, 9781113539151 
-Senado de Brasil, Annaes do Senado Brazileiro, Volumen 5, 1869 
-Hernâni Donato, Diccionario das batalhas brasileiras, IBRASA, Sao Paulo, 1996 
-José Ignacio Garmendía, Recuerdos de la guerra del Paraguay, Peuser, 1890 
-Ramón José Cárcano, Guerra del Paraguay, Domingo Viau y Cía., 1941 
Miguel Angel de Marco, La Guerra del Paraguay, Emecé, 2007, ISBN 950-04-2891-1, 9789500428910 
-Juan Beverina, La Guerra del Paraguay (1865-1870), Círculo Militar, 1973 
-Atilio García y Mellid, Proceso a los falsificadores de la historia del Paraguay, Ediciones Theoría, 1964. 
-Juan Crisóstomo Centurión, Memorias del coronel Juan Crisóstomo Centurión: ó sea Reminiscencias históricas sobre la guerra del Paraguay, Imprenta de J.A.Berra, Buenos Aires, 1894 


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domingo, 14 de agosto de 2016

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EJÉRCITO DEL PARAGUAY




ORBAT
 
Distribución de las Divisiones del Ejército Paraguayo. Estas unidades son en realidad algo más que batallones reforzados. En tiempos de guerra las divisiones se reforzarían hasta completar tres regimientos con tres batallones cada uno por división, aunque no parece existir ningún sistema eficaz de movilización para que ello pueda ocurrir. Además de las unidades de maniobra, algunas divisiones disponen Destacamentos Militares para la vigilancia de fronteras. El Ejército Paraguayo es probablemente el peor preparado de América latina, aunque el soldado paraguayo ha demostrado a lo largo de la historia que combate con bravura y decisión. 

I CUERPO DE EJERCITO 
3 División de Infantería 3 
4 División de Infantería 4 
C División de Caballería 3 

II CUERPO DE EJERCITO 
1 División de Infantería 1 
2 División de Infantería 2 
B División de Caballería 2 

III CUERPO DE EJERCITO 
5 División de Infantería 5 
6 División de Infantería 6 
A División de Caballería 1 (ubicación aproximada) 
Comando de Artillería


Historia
El ejército paraguayo antes de la Independencia
El Paraguay fue considerado históricamente como una "provincia rebelde". Fue protagonista del primer movimiento libertador de América, conocidas como "Revoluciones Comuneras", cuyos líderes, José de Antequera y Castro, y Mómpox fueron ajusticiados. Estas rebeliones fueron siempre controladas por el poder real, generalmente con el envío de tropas desde el Perú y el Alto Perú a fin de calmar los ánimos entre los pobladores, quienes se rebelaban cansados por los abusos cometidos por las autoridades y las trabas comerciales impuestas a los paraguayos con el cobro excesivo de tributos en los "puertos precisos". 

En 1790, el Gobernador Joaquín de Alós y Bru organizó las milicias en cuatro Regimientos: Regimiento de Dragones de Quyquyó, Regimiento de Dragones del Tapuá; Regimiento de Dragones de la Ciudad de Asunción y Regimiento de Dragones de Caballería. Aparentemente consideró el Gobernador que esta organización no era suficiente y decide crear una serie de fuertes sobre el Río Paraguay hasta Coimbra, que se materializaría en épocas del Dr. Francia ya en el Paraguay independiente. 

Durante las "Invasiones inglesas al Río de la Plata", la Gobernación del Paraguay envió un batallón de soldados que portaban distintivos tricolores (rojo – blanco - azul) para diferenciarlos del resto de las fuerzas de la colonia, a fin de expulsar a los invasores ingleses de Buenos Aires y Montevideo en 1805 y 1806. Sin embargo, y como fuerza defensiva autónoma, la historia del ejército paraguayo se remonta a un año antes de su independencia de España, cuando meses después de la Revolución de Mayo (que daría inicio a la Independencia Argentina), la junta de gobierno de Buenos Aires encomendó al entonces coronel Manuel Belgrano, ir con 950 hombres y 6 cañones, al Paraguay para que el gobierno en Asunción reconozca la autoridad de la Primera Junta de Gobierno. Belgrano estaba autorizado a utilizar la fuerza a fin de doblegar al Gobierno de Asunción y someterlo bajo su dominio. 

El ejército de Paraguay derrota a las topas argentinas comandadas por Belgrano en las batallas de Tacuarí y Paraguarí, a escasos kilómetros de Asunción, cuando el entonces gobernador del Paraguay, Bernardo de Velazco ya había emprendido retirada. Esta crucial victoria conseguida por los soldados paraguayos, dirigidos por jefes militares paraguayos, creó la confianza necesaria para emanciparse el 14 y 15 de mayo de 1811 de la Madre Patria.



Primera época independiente, el Dr. Francia 
Durante un corto período de alternancia en el Gobierno, el Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia asume definitivamente el poder del país con el título de "Supremo Dictador Perpetuo de la República del Paraguay", hasta su muerte acaecida en 1840. Durante su gobierno, caracterizado por el férreo manejo de las finanzas, el cierre de las fronteras, la creación de las "Estancias de la Patria" y una serie de medidas de orden militar tendientes a preservar la independencia nacional figuran: 

- La modernización del "Fuerte Borbón", convertido en "Fuerte Olimpo" -luego de la Independencia- y del "Fuerte de San Carlos del Apa", a fin de contener el avance luso-brasileño desde la Provincia del Mato Grosso y los ataques de los indios mbayáes y guaicurúes -históricos enemigos de los paraguayos y armados por los portugueses-, que cometían incursiones bárbaras ocasionando destrozos y secuestros en la población civil de la Villa Real de la Concepción y otras localidades del norte de Asunción. 

- La construcción de "La Fortaleza de San José" es sin discusión la más portentosa de las construcciones de ingeniería militar, única por sus inauditas dimensiones en toda la América del Sur de la primera mitad del siglo XIX. El proyecto de su erección se concibió al cese de las hostilidades del Brasil y Buenos Aires, en la Banda Oriental, que hizo propicia la invasión del Paraguay hasta ofrecer en ciertos momentos indicios de inminencia. De doscientos cincuenta hombres en un comienzo, el número de trabajadores se elevó a veinticinco mil, en 1838. Era conocida como "Trinchera de San José" o "Trinchera de los Paraguayos". 

- Luego de administrar la justicia y la policía, el Dr. Francia pasó a organizar las fuerzas militares. La fuerza armada se componía de cinco mil hombres de tropas de línea, y de cerca de veinte mil de milicias. En tiempo del gobierno español no había más que milicias y aún estaban muy mal organizadas, que podía mirárselas como nula. Sólo después de la Revolución es cuando el Paraguay ha visto formarse su estado militar; y este debe todo su desarrollo al dictador. La tropa de línea se consistía esencialmente en caballería y eran: húsares, cazadores, lanceros, granadeoros a caballo y dragones, y todos hacían igualmente el servicio a pie como infantes. Los hombres que hacían parte de la tropa de línea debían ser de casta blanca; sin embargo, en 1824, se hizo una leva de seiscientos mulatos, que formaba el cuerpo de lanceros, mandado por blancos. Todos los paraguayos entraban al servicio como simples soldados, y el Dictador no los nombraba oficiales sino al cabo de muchos años de servicio, y después de haber pasado por todos los grados anteriores.



Presidencia de Don Carlos Antonio López
Ante dos vecinos antagónicos como Argentina y Brasil, el Paraguay tuvo a su vez que preparase para la invasión de cualquiera de estos países. Don Carlos Antonio López, hombre de estado, abrió las puertas del Paraguay al comercio internacional y a la diplomacia, fortaleciendo los lazos con sus vecinos, con los países europeos y con los Estados Unidos, prefirió la pluma a la espada, aunque no desatendió el entrenamiento de las tropas y su preparación ante un posible conflicto bélico por los problemas fronterizos, sobre todo con el Brasil.



Presidencia del Mcal. Francisco Solano López 
Años antes de asumir como presidente, en 1853 viajó a Europa con rango diplomático, donde permaneció durante 18 meses recorriendo Francia, Italia, España e Inglaterra, a su regreso de Europa reasumió la cartera de Guerra y Marina . 

Durante su gobierno, el ejército adquirió un poder inmenso, aumentando sus efectivos a 28.000.- hombres y teniendo una línea telegráfica de Asunción a Paso de Patria, sobre una distancia de 260 millas, para mejorar el control de la Defensa nacional. Sus propios hijos, a su corta edad, contaban con jerarquía militar: Juan Francisco, a los 15 años fue Coronel; Enrique, a los 11, Teniente, y Leopoldo, a los 7, Sargento. Todo el pueblo fue instruido militarmente en campamentos castrenses como Cerro León o Encarnación. 

La modernización del ejército se amplió a todos los campos, y el gobierno de Francisco Solano López, construyó el primer horno siderúrgico de fundición de hierro de América del Sur en "La Rosada", así como el primer arsenal de construcciones navales, los barcos construidos en esos astilleron van hasta Hamburgo, Londres, Burdeos, Lisboa, Vigo, Cádiz. 

Durante su corto mandato, se vivió la mayor tragedia histórica del Paraguay, la Guerra de la Triple Alianza, en la que el Paraguay empezó con el siguiente contingente: 

INFANTERÍA: la mayor unidad era el batallón, que se componía de seis compañías con un efectivo de 100 a 110 hombres cada una. 



CABALLERÍA: constituida por regimientos compuestos de cuatro escuadrones con un efectivo de 100 a 120 hombres cada uno. 




ARTILLERÍA: organizada en regimientos de cuatro a seis escuadrones o baterías, y cada uno de éstos contaban con 90 a 100 hombres. También disponía de batallones de artillería pesada. 

ARMAMENTOS: la Infantería contaba con fusil de chispa, la Caballería, dotada de algunos regimientos con carabina lisa de chispa y otros tan solos de sable o lanza. La Artillería, era de sistema de avancarga con cañones de ánima lisa y el calibre variaba entre seis a quince centímetros. Los proyectiles eran balas esféricas y tarros de metralla. La Ingeniería contaba con dos compañías de bogavantes con la misión de construir y conducir canoas. 

FUERZAS NAVALES: tenía una estructura naval de 15 vapores armados. Eran barcos mercantes artillados y solo el “Tacuarí”, podría ser considerado como barco de guerra. 

En los inicios de la "Triple Alianza", el Gral. Bartolomé Mitre había aseverado: "En 24 horas estaremos en los cuarteles, en quince días en campaña y en tres meses en Asunción”, nada más errado, la guerra sería la más sangrienta de la historia sudamericana, y duraría nada menos que de 1864 a 1870, y aunque el ejército aliado ocupó Asunción el 1º de enero de 1869, cuando se produjo el "Saqueo de Asunción", la guerra sólo acabó con la muerte del Mcal. Francisco Solano López en la Batalla de Cerro Corá, en los confines del Paraguay. 

Sin dudas, la batalla insignia del Ejército Paraguayo es la de Curupayty, librada el 22 de septiembre de 1866. 

López ordenó la inmediata fortificación de la zona, obra que concluyó el 21 de setiembre con el trabajo de toda la guarnición, compuesta de 5.000 hombres. El informe de la obra concluida de parte del General Diaz, recibió el Mariscal López ése mismo día e inmediatamente ordenó al ingeniero Thompson para que inspeccionara la fortificación y elevara un informe técnico sobre la misma. El comisionado concluyó que la obra era fortísima y que podría ser defendida con ventaja. 

La posición fue artillada con 49 cañones más 13 piezas que fueron ubicadas sobre la costa del río, y otras dos en el ángulo de la trinchera, en su flanco derecho. Curupayty estaba defendida por las tres armas con un total de 5.000 hombres. 

El 17 de setiembre era la fecha previamente fijada para el ataque enemigo, pero debido a inclemencias del tiempo fue pospuesta para el día 22 de setiembre a las 7.00. 

Los atacantes se preparaban con una fuerza de más de 20.000 hombres al mando del General Mitre, Comandante de las Fuerzas Aliadas. Pasadas las 7.00 del día señalado se movió la escuadra brasileña con sus 22 barcos y 101 piezas de artillería, iniciando su acción con un intenso bombardeo, desde una distancia que no era alcanzada por los cañones paraguayos. Poco después de haberse iniciado el bombardeo, la artillería terrestre aliada iniciaba un intenso cañoneo sobre los puestos avanzado de la trinchera paraguaya, después de soportar el fuego de ambas artillerías, durante 4 horas, sus ocupantes se replegaron a la posición principal. Después del medio día, el Almirante Tamandaré informaba a las fuerzas terrestres que la misión estaba cumplida, interrumpiéndose el fuego de la escuadra hacia el frente de Curupayty, para concentrarlo sobre las baterías ubicadas sobre el río. 

El esfuerzo principal del ataque llevaban las dos columnas del centro que sufrieron el fuego de la artillería paraguaya desde que se pusieron en movimiento que además debían soportar los inconvenientes ocasionados por el terreno cubierto de agua, y a pesar de todo se dispusieron para lanzarse al asalto sobre las posiciones, consiguiendo alcanzar la línea principal de resistencia, pereciendo todos los que hasta allí llegaban. La batalla terminó a las 16 horas con rotundo éxito para las fuerzas paraguayas. 

Después de esa memorable batalla y algunas victorias aisladas, el ejército sería sistemáticamente diezmado hasta caer finalmente con su Mariscal en la Batalla de Cerro Corá, el 1º de marzo de 1870 con la muerte de éste y el fin de la guerra. 

Aunque los historiadores e investigadores no se han puesto de acuerdo acerca de las bajas paraguayas, nadie discute que se vio reducida como mínimo en un 50%, afectando a por lo menos el 90% de la población masculina. La catástrofe demográfica no tiene símil en la historia universal. El Paraguay se quedaba sin hombres, y sólo con "Las Residentas" para trabajar la tierra devastada. El presidente argentino en la postguerra, Domingo Faustino Sarmiento aseveró: "La Guerra del Paraguay concluye por la simple razón de que matamos a todos los paraguayos mayores de diez años" - Mayo de 1869"



El ejército paraguayo antes de la Guerra del Chaco y durante la presidencia de Eusebio Ayala 
Durante su mandato se desató la "Guerra del Chaco", la primera guerra moderna en la historia de Latinoamérica; el enorme despliegue de material bélico y municiones no tiene comparación con ningún otro conflicto en la región a lo largo del siglo, ni siquiera la guerra de Malvinas. Durante tres años, 250.000 soldados bolivianos y 150.000 paraguayos se enfrentaron en los cañadones chaqueños. 

El Paraguay no estaba preparado para la guerra, todo lo contrario, estaba sumido en una crisis económica, política y social que no lo dejaban despegar. Apenas empezaba a reorganizarse el sistema defensivo nacional. En 1926, el Estado Mayor Paraguayo aconsejó al gobierno en 1927 la compra de dos barcos de guerra para asegurar el dominio de las arterias fluviales, por lo que se resolvió la adquisición de dos cañoneros por Decreto PE No 26.603 del 21.11.1927. Los mismos fueron construidos por SA Cantieri Navali Odero, de Génova, Italia; completados en 1930 y entregados en mayo de 1931 en Buenos Aires. Se bautizaron Paraguay (C1) y Humaitá (C2); y la Aviación Naval Paraguaya también fue creada en 1927, como el Servicio Aeronáutico de la Marina, con ayuda de la Misión Militar Francesa. Inicialmente tuvo un CANT-10 y un SIAI S59bis, seguido en 1929 por dos Macchi M18, además de compartir los entrenadores Morane-Saulnier MS139 con el ejército. 

La Aviación Naval Paraguaya tuvo una distinguida historia en la Guerra del Chaco, durante la cual hizo el primer bombardeo aéreo nocturno de Latinoamérica con un Macchi M.18 (R5) contra posiciones bolivianas. Fue el 22 de diciembre de 1934. 

El conflicto con Bolivia por la posesión del Chaco obligó a organizar en el Paraguay unas auténticas Fuerzas Armadas que, salvo los episodios de Albino Jara y de la guerra civil de 1922, se abocaron a la tarea específica de ejecutar la política del Estado en el Chaco, con lo que se obtuvo el triunfo en la guerra (1932/1935). 

Hacia 1932 comienzan a darse algunos enfrentamientos, cada vez con mayor regularidad, en los puestos fronterizos. Los paraguayos y los bolivianos habían construído una línea doble de fortines en todo el territorio del Chaco y, en junio de 1932, la toma de uno de esos fortines por parte de una patrulla boliviana provoca una escalada militar que resulta en un conflicto abierto. La guerra continúa hasta el 12 de junio de 1935, fecha en que ambos países aprueban un protocolo de armisticio. En la Conferencia de Buenos Aires, el año 1936, se pone término al conflicto, atribuyendo a Paraguay la parte más grande del territorio disputado.



Las fuerzas armadas luego de la Guerra del Chaco
El general Higinio Morínigo "politizó" el ejército volviéndolo "colorado", así como el Mcal. Estigarribia había intentado hacerlo volviéndolo "liberal" años atrás. Luego del triunfo del partido Colorado en la guerra civil de 1947, las Fuerzas Armadas paraguayas se convirtieron, de hecho, en una milicia colorada, a la que no tenían acceso los paraguayos que no estaban afiliados al partido. 

Las purgas de oficiales no adictos al régimen fueron moneda común y cientos de militares perdieron sus carreras y empleos en razón de consideraciones políticas. Cuando Alfredo Stroessner accedió al poder, en 1954, lo hizo como jefe del ejército particular del Partido Colorado



Las fuerzas armadas durante la dictadura de Alfredo Stroessner 
Stroessner destacó en el ejército paraguayo y en 1954, fue escogido para ser General de División, y en mayo del mismo año encabezó un golpe de estado en el cual fue derrocado Federico Chávez y en agosto de 1954 fue elegido por la Junta de Gobierno para Presidente. Fue reelegido en 8 legislaturas, en elecciones fraudulentas, siendo el único candidato: 1958, 1963, 1968, 1973, 1978, 1983 y en 1988. Fue el gobernante en el poder durante más tiempo un país latinoamericano, después de Fidel Castro. 

Stroessner gobernó con el apoyo del ejército y el Partido Colorado. En este último llevó a cabo una serie de purgas que le facilitaron su control, con la finalidad de su prolongación en el poder. El partido gubernamental igualmente se convirtió en un entramado dedicado al reparto de favores. La corrupción se extendió de esta manera en lo que se recuerda como la "Trilogía: Gobierno-Partido-Ejército". 

Las fuerzas armadas fueron frecuentemente utilizadas como medio "amedrentador" de la población, y no se permitía la incorporación de efectivos que no se "afiliasen" al partido oficialista, el Colorado. Asimismo actuó como medio represor de las manifestaciones y su temible fama se prestó para la comisión de abusos por parte de algunos militares en perjuicio de la población civil.







Las fuerzas armadas luego del derrocamiento de Stroessner 
Por medio de un golpe militar en la noche del 2 y la madrugada del 3 de febrero de 1989, el Gral. de División y consuegro de Stroessner, Andrés Rodríguez, derrocó a aquel obligándolo a renunciar y a partir del país en carácter de exiliado al Brasil, donde vivió el resto de su vida hasta su fallecimiento ocurrido el 16 de agosto de 2006. Rodríguez llamó a elecciones libres y a una Convención Nacional Constituyente en 1992, a fin de promulgar una nueva Constitución Nacional. A partir de allí, el presidente de la República ostenta además el título de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de la Nación, independiente de su calidad de civil o militar, y la institución tiende a achicarse. Actualmente el Jefe de las Fuerzas Militares (segundo en el mando después del Presidente de la República) es el Gral. José Key Kanazawa, quien promueve una nueva imagen institucionalizada y respetuosa de las Fuerzas Armadas hacia la Constitución y las Leyes. 

Actualmente, Paraguay es el país más "militarizado" de la región en términos de efectivos militares x km². En el Paraguay existen 5,86 militares/1.000 km² contra 4 de Bolivia; 2,11 de Argentina; y 1,88 del Brasil.



 
Soldados del Ejército Paraguayo armados con M-16   
Soldados del Destacamento Conjunto de Empleo Inmediato (DECEI) desfilando con carabinas Norinco CQ-M4 de 5,56 mm. Son copias de la Colt M-4A1 fabricadas en China y equipadas con visores de modelo desconocido. El DECEI depende del Comando de Tropas Especiales del Ejército. 

 
Paracaidistas del EP pertenecientes al Comando de Tropas Especiales del Ejército. 

Fuerzas especiales paraguayas
 
Vehículo ligero 4x4 de ½ tonelada Zhanjiang Kingstar Vehicle Co BAW pertenciente al Tercer Cuerpo de Ejército. Su origen es Chino











SAORBATS
Escarapelas y banderas