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sábado, 20 de julio de 2024

Regimientos de guerra urbana

Ejércitos que poseen regimiento especializados en combate urbano





1. Estados Unidos:
El Ejército de los EE. UU. tiene varias unidades entrenadas para la guerra urbana, incluido el 75.º Regimiento de Rangers, las Fuerzas Especiales (Boinas Verdes) y ciertas unidades de infantería. Además, la Infantería de Marina cuenta con el Centro de Entrenamiento de Guerra Urbana del Cuerpo de Infantería de Marina, que brinda entrenamiento especializado para el combate urbano.



2. Israel: Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) tienen mucha experiencia en guerras urbanas debido a la naturaleza de los conflictos en el Medio Oriente. Unidades como la Brigada Golani y la Brigada de Paracaidistas reciben entrenamiento especializado en combate urbano.



3. Rusia: El ejército ruso pone énfasis en el entrenamiento de guerra urbana, particularmente en los últimos años con conflictos como la guerra en Siria. Unidades como la Infantería Naval Rusa y ciertas unidades Spetsnaz (fuerzas especiales) reciben entrenamiento en combate urbano.

4. Reino Unido: El ejército británico tiene unidades especializadas como el Regimiento de Paracaidistas y los Royal Marines, que reciben entrenamiento en guerra urbana. Además, las Fuerzas Especiales del Reino Unido, incluido el Servicio Aéreo Especial (SAS) y el Servicio de Embarcaciones Especiales (SBS), son competentes en operaciones urbanas.



5. Francia: El ejército francés incluye unidades especializadas en guerra urbana, como el 13.º Regimiento de Dragones Paracaidistas, que tiene experiencia en combate urbano gracias a despliegues en lugares como Mali y Afganistán.





Estos son sólo algunos ejemplos, pero muchos otros países alrededor del mundo tienen unidades o formaciones dedicadas a la guerra urbana o incluyen entrenamiento de guerra urbana como parte de su entrenamiento de infantería estándar. La guerra urbana se ha vuelto cada vez más importante en las operaciones militares modernas debido a la prevalencia de conflictos en áreas urbanas y la necesidad de que las fuerzas militares estén preparadas para tales entornos.

domingo, 15 de octubre de 2017

Sanidad militar: El difícil escenario del MOUT (2/2)

Consideraciones sobre el apoyo sanitario en combate urbano (y II)

Viene de Parte 1

MEDICINA PREVENTIVA 


“En el combate callejero un soldado es a veces su propio general. Necesita que se le den instrucciones correctas y, por así decir, la confianza de los generales.”

- Mariscal Vasili I. Chuikov - Sobre Stalingrado

El aspecto preventivo del apoyo sanitario en MOUT puede, a primera vista, parecer un tema sin mayor importancia en este tipo de combate, en el que la enfermedad se percibe como una amenaza lejana. Sin embargo hay que recordar que normalmente se subestima el tiempo necesario para vencer a un enemigo que se presenta como tecnológicamente inferior y desorganizado. A medida que se alarga la operación las enfermedades y los problemas de saneamiento comienzan a hacerse más patentes, y llega un momento en que pueden quebrar la capacidad operativa de las unidades.

De hecho, las ciudades presentan más problemas higiénicos que el campo de batalla tradicional. Normalmente durante el combate los servicios municipales no funcionan (probablemente su nivel tampoco era alto antes) lo que plantea problemas de todo tipo, desde las basuras sin recoger, hasta suministros de agua y luz interrumpidos, pasando por problemas de alcantarillado y enfermos desatendidos. En esta situación los combatientes no sólo están expuestos a las lesiones, de combate y no de combate, sino también a las enfermedades propias de la zona. La transmisión de estas enfermedades se ve especialmente favorecida por unas condiciones medioambientales muy precarias, edificios dañados o destruidos, que ofrecen muy buenas condiciones para la multiplicación de artrópodos y roedores, animales asilvestrados, y una población de un nivel higiénico inevitablemente bajo. A su vez los combatientes, afectados por las durísimas condiciones físicas y psíquicas, sufrirán un descenso de sus defensas orgánicas que facilitará aún más la aparición de enfermedades.(23)

La experiencia rusa en Grozny en el aspecto preventivo fue ciertamente mucho más negativa que en lo referente a la evacuación y tratamiento de las bajas de combate.(5) Los combatientes no disponían de agua potable, ropa limpia, comida caliente, duchas... Hubo brotes de hepatitis vírica, cólera, shigellosis, difteria, carbunco y peste. Una brigada por ejemplo sufrió 240 casos simultáneos de hepatitis, lo que evidentemente anuló por completo su capacidad operativa.(15) La transmisión de la enfermedad se debió a la negligencia en las medidas preventivas, como pone de manifiesto el dato de que el cuatro por ciento de los enfermos trabajaban como manipuladores de alimentos o en la distribución de agua. De hecho, en los análisis del agua que se empleaba para el lavado de los platos se detectó contaminación fecal en el 60-80 % de las muestras.(8)



Otro factor que influyó en la aparición de enfermedades de transmisión hídrica fue la falta de agua potable. En MOUT el agua potable es siempre un artículo fundamental; el combate, con el intenso ejercicio físico que conlleva, incrementa las necesidades de agua de bebida. Pero debido al mismo combate, es muy posible que no funcione el suministro de agua potable lo que nos impone la necesidad de proporcionar dicho elemento. Esto implica una enorme carga logística que frecuentemente no se aprecia en su justa medida, tanto en lo que se refiere a la cantidad de agua como en las dificultades que presenta su distribución hasta la primera línea. Los diferentes procedimientos individuales para tratar el agua eran a menudo percibidos por el combatiente como muy lentos o de mal sabor, aunque pocos bebieron cualquier agua que estuviera disponible. Pero la mayoría utilizaba agua del grifo sin tratar para diferentes fines, como por ejemplo, para lavarse los dientes. El resultado naturalmente fue la aparición de enfermedades de transmisión hídrica, entre ellas la hepatitis y el cólera.

Tampoco la higiene personal presentaba buenas condiciones, y raras veces podían los combatientes utilizar las duchas y los servicios de lavandería, por lo que las enfermedades cutáneas y los piojos eran un problema frecuente.(19) Desde un punto de vista general se puede decir que la salud, física y psíquica, de las unidades rusas comenzó a deteriorarse casi inmediatamente tras el inicio del combate por las malas condiciones higiénico-sanitarias.

El problema generado por la falta de agua potable también lo sufrieron unidades norteamericanas en un ejercicio MOUT, aún después de conocer las dificultades rusas en Chechenia. En dicho ejercicio les costó a los norteamericanos cuatro días el llegar a producir sus primeros litros de agua potable, y tampoco llegaron a instalar lavabos en las letrinas para lavarse las manos.

La amenaza planteada por las enfermedades endémicas de la zona ha de ser contemplada en el planeamiento previo, y el combatiente debe estar vacunado frente a dichas enfermedades. Y no se debe olvidar la conveniencia de ir inmunizando a la población a medida que el combate lo vaya permitiendo; después de todo esta es la guerra de los ”tres bloques” y si en un barrio se desarrolla un combate callejero, en otro barrio se puede estar vacunando a la población, con lo que no solo se establece una inmunidad colectiva que proteja a las unidades, sino que además se lleva a cabo una acción CIMIC (acción cívico-militar) y se mejora la imagen propia.

La evaluación continua de la situación sanitaria proporciona valiosa y necesaria información para la actualización de las medidas preventivas. Desde este punto de vista se pueden citar una serie de puntos que no se deben olvidar, como son por ejemplo, el examen rutinario de los prisioneros que proporciona información sobre las posibles enfermedades, el análisis del material que lleva el personal sanitario enemigo, la inspección de los alimentos capturados, etc. 


ORGANIZACIÓN E INSTRUCCIÓN 



"Los rusos no hacían la guerra adecuadamente, sólo estaban preparados para asumir unas pérdidas enormes y destruir todo lo que se les oponía. Mientras que ellos no valoraban sus soldados, nosotros contábamos cada hombre."

- Aslan Maskhadov, Jefe de Estado Mayor Checheno

Dadas las dificultades y probables retrasos en la evacuación, la idea que surge inmediatamente es proyectar, lo más a vanguardia posible, un apoyo sanitario sofisticado y eficaz que permita estabilizar las bajas y mantenerlas en buenas condiciones hasta que alcancen la instalación quirúrgica necesaria. Naturalmente este apoyo debe ser lo más ligero y reducido posible, precisamente para poder ser proyectado en apoyo directo al combatiente.

El primer paso necesario es elevar significativamente el nivel de la instrucción sanitaria de todo el personal.(10) La auto-ayuda y la ayuda del compañero es la piedra angular de los primeros auxilios en terreno urbano.Todo combatiente necesita ser capaz de mantener con vida a una baja aplicando las técnicas de soporte vital básico hasta que se le pueda prestar una atención sanitaria más especializada, que normalmente estará a cargo de sanitarios o enfermeros. Quizás no sea necesario desplegar médicos más a vanguardia puesto que las bajas normalmente serán evacuadas directamente al equipo quirúrgico.

El siguiente paso es formar adecuadamente al personal sanitario puesto que los primeros momentos serán más importantes que nunca. El MOUT necesita un incremento del personal sanitario, en cantidad y en calidad. Es muy posible que una baja sea vista por el primer personal sanitario que le practica el soporte vital avanzado y luego sea evacuada casi directamente al role 3 / equipo quirúrgico. Esto puede sugerir la desaparición del role 2; y de hecho en MOUT pasamos, tanto en evacuación como en tratamiento, de condiciones muy precarias en el interior de la ciudad a un nivel muy superior en cuanto se alcanza su periferia. La evacuación entonces puede ser mediante helicópteros, directamente a hospitales que permiten prestar todo el rango de atención médica, incluyendo las superespecialidades. Aunque todo depende de cada situación concreta, en muchas ocasiones el role 2 solo lograría alargar innecesariamente el recorrido de la baja.

Naturalmente esto exige el despliegue muy avanzado de personal capaz de estabilizar la baja y ponerla en estado de evacuación. Los israelíes en el Líbano en el 82, desplegaron un apoyo sanitario de una envergadura muy superior a operaciones anteriores, y lograron que los sanitarios fueran, en general, los que primero atendieron a las bajas ocasionadas, prestando un apoyo más rápido en ambiente urbano que en el no-urbano. Los equipos quirúrgicos desplegados estaban tan cerca de las unidades que en algún caso llegaron a estar a doscientos metros de la primera línea, e incluso durante la operación de Beirut un hospital de evacuación estuvo funcionando a tres kilómetros al sur de la ciudad. Esto les permitió garantizar un apoyo sanitario de un altísimo nivel en toda la operación.(13)

En Chechenia los servicios sanitarios rusos, tres semanas antes de comenzar la operación, comenzaron el entrenamiento de cuatro unidades sanitarias especiales para reforzar el despliegue. Dichas unidades después proyectaron asistencia quirúrgica a nivel del puesto de socorro de regimiento, y simultáneamente se reforzaron los medios sanitarios de batallón con un médico y un pelotón de ambulancias, y de compañía con un paramédico.(5) La evacuación posterior al hospital de campaña se efectuaba mediante helicópteros. Gracias a este énfasis en el apoyo sanitario los heridos normalmente llegaban al quirófano en un plazo que oscilaba entre dos y tres horas.

Si bien en los casos anteriores la mayoría de las bajas fueron atendidas en unos plazos razonables no siempre ocurrirá así. En Mogadiscio se tardó hasta quince horas en la evacuación, lo que además de los problemas generados por la pérdida de sangre, aumenta la incidencia de infecciones posteriores. Por esta razón es muy posible que en el futuro, si se prevén plazos largos de evacuación, se administren antibióticos al combatiente poco después de ser herido, por ejemplo ciprofloxacina, si los estudios actuales concluyen que los antibióticos están indicados.(10)

En este tipo de combate es a menudo imposible delimitar las líneas propias y del enemigo. Es muy posible que en la confusión de las operaciones, puestos de socorro, nidos de heridos, etc, queden aislados pero históricamente se han dado muchos ejemplos de instalaciones sanitarias que funcionaban clandestinamente tras líneas enemigas, habiéndose llegado en algunos casos, como en los hospitales subterráneos Vietcong a un nivel de ingenio difícilmente igualable.(3) Estos ejemplos históricos deberían ser cuidadosamente estudiados para tratar de aprovechar en el momento actual lo que pudiera aplicarse al MOUT. De entrada ya se puede citar una de sus lecciones aprendidas y es que el personal sanitario desplegado en estas operaciones debe tener la misma instrucción que el personal al que apoya y debe estar preparado para soportar el mismo nivel de estrés.

Como un ejemplo de posibles ideas a debatir para la planificación de este tipo de acciones, se podría discutir la creación de diferentes símbolos militares específicos del MOUT, para tratar de describir el desarrollo de la acción en los diferentes edificios, entre pisos a distintas alturas, señalar las armas de apoyo ubicadas en el techo de una torre o el avance por unos túneles de metro, el puesto de socorro en un sótano... en una palabra describir la acción tridimensional típica del MOUT.

ABASTECIMIENTO 
 


"No deberíamos ser demasiado rápidos en criticar a los rusos en Grozny… Todas esas lecciones discutidas aquí ya las experimentamos en Hue."

- General G.Christmas

Hay una lección general, de gran importancia para el apoyo sanitario, que puede resumirse en que no hay ciudades vacías. Aunque una parte de la población huya de la ciudad ante la inminencia del combate, otra parte de la población, a menudo muy significativa, permanecerá en la ciudad por no tener donde ir, por esperar que no se produzca la batalla o por creer que no será muy intensa o muy larga, o simplemente se quedarán ante el temor de perder su casa y todo lo que tienen. El problema que plantea esta población es que sus requerimientos de comida, agua, cobijo y asistencia sanitaria pueden ser incluso superiores a los de las mismas unidades. A menudo el mando militar tendrá que restablecer el funcionamiento de servicios públicos como el suministro de agua, energía eléctrica, orden público, etc. Por esto, en general, las funciones logísticas, incluida la sanitaria, necesitan ser reforzadas para el combate urbano.

El MOUT consume hombres y material a un ritmo muy acelerado. Esto hace que el abastecimiento sea de vital importancia, y sin embargo hasta que no se han sufrido las consecuencias no se suelen captar las serias dificultades que presenta.

El consumo de munición es siempre más alto en MOUT que en otros terrenos; los rusos en Grozny se enfrentaron a “peticiones anormalmente altas” de granadas, botes de humo, cargas de demolición, etc. Además también aumentaron los requerimientos de apoyo sanitario, que fueron aún más acuciantes debido a la necesidad de proporcionar ayuda humanitaria a la población durante el combate. Esta fue asimismo la experiencia canadiense durante la Segunda Guerra Mundial, y la de los marines durante la batalla de Hue donde sus consumos fueron un 30 % superiores a lo normal. El caso contrario se produce con el fuel, que presenta un consumo más bajo de lo normal debido a la falta de movilidad. También son menores las necesidades de mantenimiento de vehículos, aunque los neumáticos necesitan ser cambiados más a menudo.(23)





El transporte del material, munición, comida, agua, etc, hasta la periferia de la ciudad no presenta problemas especiales. Aunque naturalmente los convoyes que se dirigen a la ciudad pueden sufrir emboscadas, y los terroristas chechenos las ejecutaban para reabastecerse a partir de los camiones rusos, las dificultades específicas comienzan justo en las afueras de la ciudad.(23) Al llegar a esta zona aumenta notablemente el peligro de ataque. Los camiones, al no estar blindados, no pueden circular por zonas batidas por morteros y francotiradores, por lo que en Grozny los rusos se veían obligados a transvasar la carga a vehículos blindados para el suministro a las unidades en la ciudad. Pero los vehículos blindados no están diseñados para el transporte y tienen poca capacidad, lo que hacía que tuvieran que efectuar muchos viajes y eso a su vez incrementaba el consumo de fuel y por tanto las necesidades logísticas. Simultáneamente se perdía la capacidad de combate de muchos vehículos blindados utilizados en el transporte de material, comida, agua o sirviendo como ambulancias.(5) Por estos problemas se consideraron posibilidades como la de efectuar el reabastecimiento por la noche, cuando el tráfico es menor, y empaquetar los suministros en paquetes fácilmente transportables por uno o dos hombres, para así facilitar la rápida descarga y el almacenamiento de los suministros transportados por los vehículos blindados.

El abastecimiento de los recursos sanitarios presentó esencialmente los mismos problemas, desde el alto consumo de material desechable hasta las dificultades para hacer llegar el material hasta la primera línea (los últimos 500 metros son los más difíciles). Además el material sanitario es muy rápidamente consumido por los “nidos de heridos” y difícilmente reemplazado, por lo que es frecuente que el personal sanitario de primera línea carezca de material sanitario básico.

Debido a la naturaleza descentralizada del MOUT, los recursos sanitarios deben distribuirse por toda la unidad en lugar de acumularse en el puesto de socorro y con los sanitarios. Los combatientes, especialmente los de mayor instrucción sanitaria, pueden también llevar material adicional, como apósitos, equipos intravenosos, etc.

Otro punto importante del abastecimiento, con repercusión directa sobre la salud de las tropas, son el agua y la comida. Los problemas del agua, que siempre representa un problema de primera magnitud se han discutido en el apartado referente a la medicina preventiva. En lo referente a la comida, los rusos experimentaron muchos problemas para suministrar raciones a las posiciones en primera línea. Por las dificultades anteriormente citadas los camiones no podían entrar en Grozny con la comida, que debía ser entonces transportada en contenedores que a su vez se introducían en vehículos blindados para distribuirla en la ciudad. Por esto a menudo las unidades en vanguardia tenían que comer raciones de combate, si todavía disponían de ellas, o tratar de conseguir comida de la población. Así frecuentemente el personal que más calorías extra necesitaba ni siquiera recibía los mínimos diarios, fundamentalmente por un problema de transporte inadecuado.(5)

PLANIFICACION GENERAL DEL APOYO SANITARIO
 


"Yo y Somalia contra el mundo. Yo y mi clan contra Somalia. Yo y mi familia contra mi clan. Yo y mi hermano contra mi familia. Yo contra mi hermano."

- Dicho somalí

Tras haber repasado brevemente los puntos anteriores podemos efectuar una serie de consideraciones generales sobre la planificación del apoyo sanitario. Dicha planificación requiere coordinar, fundamentalmente con G2 (inteligencia), G3 (operaciones) y G4 (logística), diferentes aspectos de la operación que tienen una repercusión sanitaria muy importante.(17)

  • En primer lugar la Preparación de Inteligencia del Campo de Batalla (IPB), en la que se incluye la situación del enemigo, conocida o estimada, el terreno, con la capacidad y tipo de carreteras, resistencia a agentes atmosféricos como la lluvia, aeropuertos o helisuperficies en las cercanías, predicciones meteorológicas, etc. Fuentes locales de inteligencia importantes son los bomberos, policía, trabajadores municipales (alcantarillados, hospitales, servicios, etc). Es fundamental disponer de información sobre la infraestructura del metro, túneles, conducciones de electricidad, agua, etc. Es muy útil disponer de mapas detallados de la ciudad antes del comienzo de la operación.
  • Aunque cada situación presentará sus propias características, probablemente el enemigo estará constituido por guerrilleros, fuerzas irregulares, de bajo nivel tecnológico, armas individuales y frecuente empleo de RPG, se desplazará entre la población civil, que puede apoyarle o no, entre la que se camufla y a la que puede usar como escudo humano. Por otra parte la misma población posiblemente no distinga entre combatiente y no combatiente como nosotros. En muchos pueblos, como en el caso checheno, el sentido de clan, o de tribu, hace que todos los miembros del grupo se sientan afectados y de alguna forma implicados en la lucha, por lo que podría resultar difícil clasificarlos estrictamente como no-combatientes pero simultáneamente se les debe tratar como tales.
  • La situación del enemigo condiciona el concepto de la maniobra propia y esta a su vez nos guía en el despliegue del apoyo sanitario y los medios necesarios para atender a las posibles bajas. Es necesario determinar si hay edificios específicamente incluidos en la “targeting list”, y como influye esto en la ubicación de nidos de heridos, rutas de evacuación, puestos de socorro de batallón, etc. ya que hay que recordar que en MOUT la posibilidad de bajas por fuego propio aumenta significativamente. Los campos de minas, francotiradores, etc, pueden forzar o impedir determinadas rutas de evacuación o de abastecimiento.
  • El abastecimiento, dentro de la cadena logística general, se efectuará a partir de los elementos logísticos avanzados establecidos. Habrá que acordar con G4 la integración de los recursos sanitarios en el plan general, su posición en el convoy, seguridad, etc. Una faceta que puede ser de gran relevancia en este terreno, en el que una vez fuera de la ciudad la seguridad aumenta enormemente, es la denominada TPLS (Third Party Logistic Support) mediante la cual se contratarían con empresas civiles distintas actividades que permitan reducir la sobrecarga del sistema sanitario desplegado. Un ejemplo de TPLS sería la responsabilidad de la evacuación estratégica.
  • El mando y control requiere establecer las frecuencias radio para las evacuaciones, peticiones de abastecimiento, informes sanitarios periódicos (MEDSITREP, MEDASSESSREP) o excepcionales (MEDSPOTREP) si se producen por ejemplo situaciones de bajas en masa (MASCAL), etc.
  • Debemos asegurarnos de que las instalaciones sanitarias civiles, almacenes de material sanitario, etc, no son afectadas. Así se podrá mantener el sistema sanitario civil, que de otra forma supondría una sobrecarga para nuestro despliegue sanitario. Incluso, si el sistema civil fuera de una calidad suficiente, se podría coordinar a través de CIMIC el apoyo a las bajas propias. Además las bajas civiles que hayan sido atendidas por personal sanitario militar deberán ser trasladadas lo antes posible a centros civiles, manteniendo de esta forma la capacidad para atender a nuestras bajas y la movilidad de nuestras instalaciones sanitarias.

    Un caso especial en este aspecto fue el de Grozny, ya que el mando ruso era el único representante gubernamental y como tal se esperaba de él que prestara atención sanitaria a toda la población civil.
  • Relacionado con el punto anterior hay otro, que se cita de forma general en la literatura, y que sin embargo no se encuentra después reflejado en ninguno de los estudios realizados, que es el de la repercusión de los heridos civiles o de los prisioneros sobre el apoyo sanitario propio. Este punto puede plantear problemas éticos de prioridades si las capacidades sanitarias se ven desbordadas, y en algún caso, como por ejemplo el de los rusos en Chechenia es claramente responsabilidad suya, ya que los civiles chechenos son ciudadanos rusos, y por tanto las fuerzas rusas eran responsables del apoyo sanitario, no solo a sus unidades sino también a la población civil.
  • Un tipo de problemas que pueden producirse en terreno urbano son los denominados ROTA (Release Other Than Attack) en los que se produce la liberación no intencionada de un agente, que puede ser nuclear, biológico o químico. Una ciudad es un lugar industrializado, con productos químicos (fábricas, depósitos...) biológicos (hospitales, farmacias...) combustibles, etc, que debido a la acción del combate pueden ser liberados al medio ambiente. Naturalmente esto plantea unos problemas sanitarios que deben ya considerarse desde el planeamiento previo de la operación, y que exigen una relación fluida con los ingenieros, tanto para disponer de información previa sobre su localización, como para coordinar las medidas, sanitarias y no-sanitarias, que deban adoptarse.
¿Cual sería entonces, de acuerdo con los diferentes aspectos discutidos anteriormente, el posible despliegue sanitario para apoyar el MOUT?.(13) El despliegue sanitario debe contemplar los siguientes puntos :

  • Todo el personal debe estar muy bien instruido en primeros auxilios, dada la dificultad de obtener atención médica en este tipo de terreno.
  • Cada unidad debe ser autosuficiente desde el punto de vista sanitario. Será necesario reforzar las capacidades sanitarias de las unidades para proporcionar primeros auxilios, y estabilizar la baja lo más a vanguardia posible.
  • El personal sanitario debe ser capaz de moverse en terreno urbano con la misma soltura que la infantería.
  • Es necesario desplegar equipos quirúrgicos muy adelantados para efectuar cirugía de urgencia. Probablemente apoyando al role 1, que tendría un papel más de centro de mando y control para gestionar las evacuaciones que su papel clásico de primera atención médica.
  • Los recursos sanitarios desplegados a vanguardia necesitan una mayor protección y deben ubicarse en sótanos o enterrarse.
  • Frecuentemente la mejor ubicación de las instalaciones sanitarias será fuera de la ciudad, cerca de carreteras importantes y de un aeropuerto o un puerto. Si están situadas dentro de la ciudad, por motivos de seguridad, espacio o estándares sanitarios, normalmente no deben colocarse en hospitales o clínicas civiles. Es posible que se traten prisioneros en la misma instalación por lo que se necesitarán lugares seguros.
  • Una eficaz coordinación con el sistema sanitario civil y ONGs puede ser muy útil, reduciendo la necesidad de atender bajas civiles, pero a su vez pueden requerir apoyo en comunicaciones y transportes.
  • La necesidad de disponer de un role 2 clásico es discutible y debe ser estudiada en cada caso concreto. La tendencia es que una vez que la baja alcanza el role 1 es evacuada directamente a la instalación sanitaria con capacidad quirúrgica (normalmente el role 3) por vía aérea.
  • La evacuación en el interior de la ciudad normalmente se efectuará mediante ambulancias blindadas, o en su defecto a pie. Es muy útil establecer un sistema de ambulancias lanzadera entre los nidos de heridos, puntos de trasbordo y puesto de socorro de batallón. Cada equipo de ambulancias tendrá de esta forma un buen conocimiento de su zona. Las emboscadas y francotiradores pueden ralentizar la evacuación de forma significativa.
  • Una vez fuera de la ciudad, normalmente, la evacuación aérea es la preferida.

NUEVAS TECNOLOGIAS 


"Sintió una confianza creciente a medida que desplazaba fuerzas hacia la zona de combate cerca del helicóptero norteamericano derribado y organizaba las emboscadas... Los americanos no eran superhombres. En estas calles polvorientas, donde el combate se reducía a fusil contra fusil, podían morir tan fácilmente como cualquier somalí."

- USN Proceedings - On Somalia

El empleo de nuevas tecnologías tendrá un impacto trascendental en la futura conducción de operaciones en terreno urbano. Aunque por supuesto el combatiente seguirá siendo la piedra angular del MOUT, las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías cambiarán radicalmente el combate, generando un amplísimo rango de posibilidades que solo ahora se comienzan a vislumbrar.
Una de las primeras opciones sería la utilización de armas no letales que, ante las objeciones éticas, y políticas, a poner en riesgo la vida de personas no-combatientes, permitirían neutralizar a combatientes y no combatientes sin producirles la muerte.(24) Las armas no letales cubren un amplio espectro desde las tradicionales balas de goma hasta aparatos que generan un ruido insoportable, luces muy intensas, “armas de energía dirigida”, etc. Entre estas últimas se encuentran diferentes tipos como las “armas de barrera” que generan un malestar muy acusado en una zona geográfica determinada, las “penetrantes” que logran incapacitar a las personas a distancia e incluso dentro de un edificio, etc. En Hue en 1968 se empleó gas lacrimógeno para el control de determinados puntos, pero sin embargo, y a pesar de su eficacia inicial, su uso posteriormente fue de menos utilidad. Parece que el efecto conseguido va siendo menor a medida que se repite su empleo, quizás por entender el adversario que el empleo de armas no letales indica una menor voluntad o decisión para alcanzar la victoria.

Existen otras posibilidades que, aunque no pueden considerarse estrictamente como tecnologías emergentes, sí constituyen enfoques nuevos de tecnologías ya existentes, que han demostrado su eficacia en otros terrenos o para otros problemas militares, y que forman ya parte de las lecciones aprendidas de operaciones y ejercicios, como por ejemplo Urban Warrior. Entre estas nuevas aplicaciones de tecnologías ya existentes se pueden citar el empleo de bulldozers acorazados para despejar calles, nuevas versiones de las “torres de asalto” medievales, etc. Pero el papel preponderante correspondería a sistemas pilotados por control remoto, tanto terrestres como aéreos, y que permitirían reducir el número de personas expuestas, proporcionando simultáneamente una mayor capacidad de fuego, con unas municiones cada vez más precisas, con unos sistemas de identificación también cada vez más exactos y que disminuirían el número de bajas por fuego propio.

Las nuevas tecnologías tendrán, directa o indirectamente, una importante repercusión sobre la capacidad física, y por tanto la salud del combatiente mediante, por ejemplo, la reducción del peso del material individual. En este sentido, un proyecto que proporciona una visión global de los diferentes aspectos de la transformación del combatiente actual en un auténtico guerrero urbano, es el denominado "2025 Urban Warfighter System".(11) Este será un revolucionario sistema de combate hombre-máquina, con unas características de C4ISR (“command, control, communications, computers, intelligence, surveillance, y reconnaissance”), letalidad, movilidad, supervivencia y sostenibilidad, muy superiores a las de los sistemas actuales o disponibles en un futuro cercano. Este sistema proporcionará una información completa y actualizada del campo de batalla; posiciones y movimientos del enemigo, estado de la infraestructura, movimientos de la población, y posiciones y movimientos de las fuerzas propias. Desde el punto de vista sanitario permitirá una reducción del número de bajas mediante un uniforme “camaleónico”, con protección antibalas, química y biológica, etc, aparte de que el mero hecho de incrementar su movilidad, letalidad y capacidad de comunicaciones, automáticamente mejorará sus posibilidades de supervivencia. Con estos sistemas cada vez se reduce más el número de personas que se ponen en riesgo, a cambio naturalmente de incrementar de forma exponencial sus posibilidades, tanto ofensivas como defensivas. Se trata en suma de proyectar conocimiento en lugar de proyectar personas.



Pero las nuevas tecnologías no solo pueden aplicarse directamente al combate, sino que además podrían mejorar muy significativamente un aspecto tan importante como es el de la instrucción.

Esta faceta, fundamental para la cualificación del personal en un ambiente tan específico, tropieza con el grave problema de la dificultad de utilización de terrenos para la instrucción. Si bien es relativamente fácil encontrar una aldea abandonada que pueda acondicionarse como campo de ejercicios, es prácticamente imposible llegar a disponer de una ciudad, siquiera de tamaño pequeño. Ahora bien las ciudades podrían simularse en un centro de instrucción virtual, en el que se integrarían las simulaciones del combate individual y de pequeñas unidades, hasta llegar a las de brigada y división. De esta forma se podrían preparar, sin grandes dificultades o costes, diferentes escenarios para cada uno de los aspectos del MOUT, incluyendo por supuesto el sanitario.
Desde el punto de vista estrictamente sanitario es una necesidad de primer orden disponer de vacunas contra las amenazas sanitarias en MOUT como son las enfermedades diarreicas (disenterías, cólera...) enfermedades transmitidas por artrópodos y roedores (paludismo, dengue, peste, hantavirosis, etc), antídotos eficaces (o inmunizaciones contra estos agentes si pudieran desarrollarse) contra agentes químicos y biológicos, etc.

Otro problema del MOUT con incidencia directa sobre la salud del combatiente es el suministro de agua potable, como ya se ha comentado anteriormente. Este problema podría solucionarse en el futuro mediante el proceso de ósmosis inversa, que proporciona un agua que se puede consumir directamente sin necesidad de controles previos. Sin embargo en la actualidad los sistemas de ósmosis inversa son demasiado pesados para su transporte por un combatiente, por lo que se está desarrollando un sistema portátil mucho más ligero y que podría proporcionar alrededor de 1000 litros de agua al día.

Hace ya varios años que se iniciaron estudios sobre el denominado Personal Status Monitor, instrumento del estilo de un reloj de pulsera que lleva incorporado un GPS (imprescindible para la localización de bajas), un detector de constantes vitales y un mecanismo de alarma que se dispara en caso de alteración de dichas constantes, proporcionando la localización de la baja de forma encriptada para no facilitar al enemigo su localización. Una vez localizada la baja entrarían en juego los sistemas robotizados para el tratamiento y evacuación. Si el robot no proporcionara directamente los primeros auxilios (y cabría esa posibilidad mediante sistemas de inteligencia artificial) al menos facilitaría un enlace de telemedicina con el personal sanitario que trataría la baja a distancia. Naturalmente el robot protegería y, si es posible, evacuaría por si mismo a la baja evitando de esta forma poner en riesgo al personal sanitario.

La instrucción del personal deberá tener en cuenta también las nuevas adiciones al material sanitario, ya desplegadas en Iraq en el 2003, como son el nuevo modelo de torniquete que se puede utilizar con una sola mano, el sistema de administración de líquidos por vía ínterósea que sustituye con ventaja la vía intravenosa en una baja que puede estar en shock hipovolémico y en la que es difícil coger una vía; los nuevos apósitos coagulantes; posibles instrumentos y equipos para liberar a las bajas que puedan estar atrapadas en el interior de edificios, etc. Hay que tener en cuenta que la instrucción en MOUT proporciona esa ventaja asimétrica que, en otras condiciones, puede bascular hacia el adversario y colocar al ejército convencional en inferioridad.

Pero para alcanzar esa ventaja, el entrenamiento ha de ser lo más realista posible; si los ejercicios no reproducen fielmente las condiciones adversas del MOUT, incluyendo la sobrecarga de información, no prepararán adecuadamente al personal para un entorno tan exigente como este.

Finalmente, pero no por ello menos importante, será necesario discutir y actualizar la doctrina sanitaria que deberá considerar aspectos tan diferentes como los sistemas pilotados por control remoto, la telemedicina, la instrucción del personal, el rescate en edificios, etc.

CONCLUSIONES


"El futuro no es el hijo de la Tormenta del Desierto, sino el hijastro de Somalia y Chechenia."

- General C. Krulak

Este trabajo ni pretende ser exhaustivo ni proporcionar soluciones pret-à-porter sino, únicamente, ser el arranque de lo que debiera convertirse en un tema importante en nuestra agenda, iniciar un proceso de pensamiento, de debate y actualización de nuestros procedimientos. Hoy tenemos dificultades en el terreno urbano para ver, para comunicarnos, para movernos y, por la población y la infraestructura, para hacer fuego con eficacia. Y todo esto tiene un impacto directo sobre nuestra capacidad sanitaria en MOUT.

Aunque es muy cierto que no hay mejor apoyo sanitario que una aplastante superioridad, esta superioridad solo se adquiere con una preparación intensa y constante, y en el campo sanitario el MOUT presenta uno de los aspectos más exigentes, tanto en instrucción, como en tecnología y por supuesto en la motivación del personal.

Las medidas contra las amenazas sanitarias, contra las enfermedades y lesiones no de combate, son vitales para la conservación de los efectivos. Ahora bien, por difícil que sea la situación sanitaria en el MOUT, la experiencia de otros conflictos nos permite prever la mayoría de los problemas y, en general, adoptar medidas sanitarias correctas y establecer una buena coordinación previa. Solo con esto ya se incrementa notablemente la calidad del apoyo sanitario, evitando muertes, enfermedades y conservando la capacidad de combate. Pero para prever los problemas es necesario antes conocer las lecciones aprendidas de los conflictos anteriores, discutirlas en nuestro ámbito, en cursos, seminarios, practicar el apoyo sanitario en ejercicios (exclusivamente sanitarios o no) y finalmente llegar a proponer una doctrina sanitaria específica del MOUT. Si nos permitimos el lujo de ignorar las lecciones aprendidas de otros países, si caemos en el error de creer que se puede evitar el combate en terreno urbano, cuando las tendencias demográficas indican lo contrario, sólo lograremos garantizar que cualquier enfrentamiento, victorioso o no, tendrá un altísimo coste.

El MOUT es diferente a los terrenos habituales para los que se entrena un ejército convencional, tanto en el concepto como en la práctica, y aunque siempre se han producido combates urbanos, unas fuerzas armadas tradicionales encuentran difícil renovar su enfoque y encarar los desafíos prácticos, emocionales y éticos del MOUT. Desafíos que son aún más complejos por la participación de los medios de información y ONGs. Es evidente que no resulta un combate fácil, y el personal sanitario se ve constreñido a prestar un apoyo difícil, y que puede ser escaso, arriesgado y plantear dilemas éticos de muy difícil solución. Es comprensible por tanto el rechazo, o simplemente la asignación de una baja prioridad, a este tipo de conflicto, pero no tenemos elección. Si nosotros no hemos elegido el problema, el problema parece habernos elegido a nosotros. Es imprescindible hacerle frente, estudiarlo, organizarnos, equiparnos y entrenarnos. El futuro es ese, y cada día se acerca un día más al presente.

ACTUALIZACIÓN DE ENERO DE 2007 


"El destino de los heridos depende de los que ponen el primer vendaje."

- Coronel Nicholas Senn, 1844-1908.

Desde que se escribió este artículo la situación en Iraq se ha ido complicando cada vez más y la actualidad del combate urbano no puede ser mayor. Un ejército que, como el estadounidense, está a la cabeza del mundo en tecnología se encuentra con problemas ante un enemigo muy inferior.(26) 

Si bien es cierto que los terroristas islámicos disponen de menos capacidades, no es menos cierto que se enmascaran en la población y se mueven hábilmente dentro de ella, emplean ingenios explosivos improvisados y, sobre todo, están decididos a morir en ataques kamikaze, lo que resulta incomprensible para una mentalidad occidental. Y no puede olvidarse que para nuestras sociedades las bajas son muy difícilmente aceptables, lo que ha llegado a constituirse en el centro de gravedad norteamericano haciendo que la opinión pública norteamericana pase, de ser favorable a la guerra en Iraq, a oponerse a ella. 

Sin embargo, ante una situación muy difícil, la reacción de la medicina militar estadounidense ha sido espectacular.(27) Como se puede observar en el cuadro, la evolución de la letalidad de las heridas de combate ha sido enormemente positiva en los últimos quince años, en los que se ha mejorado más que en los doscientos años anteriores. 

La disminución de la mortalidad se ha logrado, esencialmente, sacando las consecuencias lógicas de lo que ya se sabía. Así era perfectamente conocido que las principales causas prevenibles de las muertes en combate son las hemorragias masivas, obstrucciones de la vía aérea y los neumotórax a tensión. Este conocimiento ha servido para actualizar el contenido del botiquín individual que ahora incluye, entre otros artículos y como se ha mencionado anteriormente, un nuevo tipo de torniquete, un nuevo apósito coagulante, una cánula nasofaríngea y un vendaje elástico de diseño optimizado. Pero además se ha adaptado la instrucción de primeros auxilios que se venía dando a todo el personal, haciéndola más práctica y sobre todo más enfocada a tratar aquellas situaciones que suponen un riesgo vital, como es una hemorragia importante, en lugar de enseñar, por ejemplo, a entablillar fracturas. 

Estos cambios están dirigidos a todos los combatientes, pero también el mismo despliegue del apoyo sanitario ha experimentado una importante transformación al adelantar al máximo la capacidad quirúrgica. Así se han desplegado los llamados “Equipos Quirúrgicos Adelantados” (Forward Surgical Teams) que efectúan fundamentalmente cirugía de control del daño. Estos equipos, dotados de una gran movilidad, están integrados por un total de veinte personas y seis “humvees” (High Mobility Multipurpose Wheeled Vehicle) con sus correspondientes remolques. 

Como resumen se puede decir que, tres años después de la primera publicación de este artículo, el combate urbano está cada vez más cerca de nosotros. Y la necesidad de conocerlo también. 




BIBLIOGRAFÍA

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6. Grau, L.W., Smith,T., “A ‘Crushing’ Victory: Fuel-Air Explosives and Grozny 2000”, Marine Corps Gazette, August 2000, 30.
7. Grau, L.W., Thomas, T.L.: “Russian Lessons Learned From the Battles For Grozny”. Marine Corps Gazette, April 2000.
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9. Grau, L.W., Jorgensen, W.A., “Handling the Wounded in a Counter-Guerrilla War: The Soviet/Russian Experience in Afghanistan and Chechnya”. Foreign Military Studies Office, Fort Leavenworth, Kansas.
10. Grau, L.W., Gbur, C.J., “Mars and Hippocrates in Megapolis: Urban Combat and Medical Support”. U.S. Army Medical Department Journal, January-March 2003
11. Hahn. R.F., Jezior, B.,”Urban Warfare and the Urban Warfighter of 2025”, Parameters, Summer 1999
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25. Yheskel , B., “Military Operations in Urbanized Terrain (MOUT), Medical Aspects, Lebanon War 1982 - A Case Study”. Occasional Paper, August 1985.
26. MajGen Robert H.Scales, “Urban Warfare: A soldier’s view”. Military Review. January-February 2005
27. Gawande A: Casualties of war: Military care for the wounded from Iraq and Afghanistan. N Engl J Med 2004; 351: 2471-247 



Reproducido de International Review of the Armed Forces Medical Services Volume 77/2, p.108 (2004) 

Fuente 

sábado, 17 de junio de 2017

Sanidad militar: El difícil escenario del MOUT (1/2)

Consideraciones sobre el apoyo sanitario en combate urbano (I)


"La población de la Tierra sobrepasó por primera vez los mil millones en 1830. La población se dobló cien años más tarde por una serie de factores que influenciaron la tasa de natalidad. Entre 1930 y 1996 la población total se multiplicó por tres alcanzando los seis mil millones. La población mundial en 2025 sobrepasará los ocho mil millones.Un aumento de dos mil millones de personas podría crear 280 ciudades del tamaño actual de Nueva York. Pero se prevén pocas ciudades nuevas. Se cree que la mayor parte del crecimiento será absorbido por las adiciones incontroladas de "ocupas" a las ciudades ya existentes en el tercer mundo"
- Non Attributable Lecture, Marine Corps CSC 1996

El combate urbano es en sí mismo tan antiguo como la misma existencia de las aglomeraciones humanas. Ejemplos históricos se pueden encontrar ya en la Biblia y en la literatura, donde se describen con todo tipo de detalles como se asaltaban las ciudades, a menudo tras sitiarlas, y como se desarrollaba una lucha frecuentemente despiadada donde no se daba cuartel y que podía llegar a significar la desaparición de la ciudad como tal. Ejemplos clásicos son la Troya de Homero, Jerusalén en el año 70 de nuestra era, Roma en el 476, y Constantinopla en 1454.

Pero si bien este tipo de combate se ha venido produciendo desde hace milenios, es cada vez de más actualidad y parece inevitable que su frecuencia aumente de manera notable en el futuro. El incremento del combate urbano, o siguiendo el termino anglosajón “operaciones militares en terreno urbano” (MOUT), parece garantizado y se produce en contra de la experiencia acumulada, que es lo suficientemente importante como para que ya Sun Tzu desaconsejara el ataque a las ciudades. Y ese consejo se mantiene en la actualidad ya que la complejidad y dureza del MOUT lo hacen muy penoso y difícil y, después de todo, si se derrota al enemigo en campo abierto la ciudad es casi seguro que caiga sola.

Si se pudiera de alguna forma marcar el inicio de la época moderna del MOUT podría estimarse que la primera batalla urbana moderna fue la de Madrid en el otoño de 1936.(4) Pero de esta primera batalla poco podían deducir los teóricos del arte de la guerra sobre los caminos por los que se iba a desarrollar este tipo de combates.

Las razones que se esgrimen para afirmar que el MOUT tendrá un lugar preponderante en las operaciones militares son fundamentalmente demográficas. En los últimos decenios se han producido dos fenómenos fundamentales. El primero es un crecimiento exponencial de la población mundial y el segundo lo constituye el incremento de la emigración desde las zonas rurales a las urbanas.



Este fenómeno de la “urbanización” se produce de forma especialmente marcada en el África subsahariana, donde se estima que cada año un cinco por ciento de su población se traslada desde el campo a los arrabales de las grandes ciudades. Pero no es sólo en África donde se produce este fenómeno; muchos expertos afirman que en pocos años la mitad de la población mundial vivirá en ciudades, o hasta el setenta por ciento en el año 2020. Y por otro lado basta un breve estudio del mapa del mundo para observar que un porcentaje muy significativo de las grandes ciudades del mundo están ubicadas en la zona litoral. Esto hace que el campo de batalla urbano sea de especial importancia para el Cuerpo de Marines de los EE.UU. (USMC) que consideran por tanto las áreas urbanas como los sitios más probables de sus futuros combates. Así en 1999 realizaron un ejercicio denominado “Urban Warrior”, en el que se trataba de explorar las dificultades del MOUT, sus peculiaridades y posibles soluciones, demostrando de esta forma la preocupación y el interés que experimentan ante el desafío representado por el MOUT. De hecho es innegable que cada vez se producen más ejemplos de combate en áreas urbanas y simplemente como un ejemplo se puede citar que de las 250 últimas misiones de los Marines 237 se han desarrollado en terreno urbano.(12)

Pero sin embargo el pistoletazo de salida en lo referente al MOUT para las FAS de los EEUU, y para los ejércitos occidentales en general, fue el combate producido en Mogadiscio (Somalia) en octubre de 1993. El impacto de esta acción sobre el pensamiento militar actual no es acorde con su envergadura real, pero la realización de la película y el libro que lo recrean, “Blackhawk down”, transmiten perfectamente el ambiente del MOUT, acción de pequeñas unidades, con grandes dificultades de coordinación, dificultad del apoyo, incluido el sanitario, y sobre todo la inmediatez de la acción, que agota física y psicológicamente al combatiente.

Las grandes ciudades cada vez son más numerosas en el Tercer Mundo y parece razonable pensar que estas grandes urbes serán nuestro campo de batalla futuro. No siempre podremos evitar las ciudades o, como proponen algunos, simplemente rodearlas y cortar los servicios básicos de agua, luz, etc.



Por esto siempre se ha considerado que se debe evitar el combate urbano; para el jefe es difícil de conducir, las comunicaciones son precarias, el número de bajas alto, el abastecimiento es escaso para unas tasas de consumo muy aceleradas de munición y otros elementos. El MOUT acelera el agotamiento del personal, aumentando simultáneamente la posibilidad de producción de bajas por fuego propio debido a unos tiempos de reacción extremadamente cortos y a un combate muy cercano donde el cuerpo a cuerpo es muy frecuente. Por otro lado debido a la infraestructura urbana hay una alta densidad de posibles posiciones enemigas y simultáneamente la necesidad de mantener constantemente actualizado el conocimiento sobre el desarrollo de la batalla en un terreno enormemente complejo en su tridimensionalidad (sótanos, alcantarillados, pisos bajos y altos) y que algún autor ha denominado “esférico”, hace que el consumo de hombres y material sea aún más rápido de lo que cabría esperar.

En suma, el MOUT presenta una constelación de dificultades que prácticamente nunca se encuentra en otros ambientes y que le confieren un nivel de complejidad fuera de toda comparación con otras operaciones militares. Pero nuestro mundo es cada vez más urbano y además, no solo es atractivo controlar las ciudades como centros de comunicaciones, transportes, fábricas, etc, sino que muchas veces podemos vernos forzados a ello por motivos especialmente políticos, y sobre todo en el nuevo tipo de operaciones de mantenimiento de paz o de apoyo humanitario.



A este respecto podemos señalar que las operaciones en terreno urbano pueden ser muy diferentes y abarcar toda la gama, desde el apoyo humanitario estricto hasta la altísima intensidad de la batalla de Stalingrado en la Segunda Guerra Mundial. De hecho el que fuera jefe del USMC, General Krulak, describió en cierta ocasión el paisaje de las futuras operaciones urbanas como la "guerra de los tres bloques." Según esto podremos hallarnos en una parte de la ciudad proporcionando ayuda humanitaria, en la manzana contigua conduciendo una operación de mantenimiento de paz y luchando una auténtica batalla en otra parte de la ciudad. Para continuar con su analogía, en este tipo de situaciones nos encontramos con el “cabo estratégico” es decir, que las acciones de los más bajos niveles de mando, por la inevitable descentralización del mando y su contacto directo con la población civil, pueden tener unas repercusiones muy superiores a las que dicho nivel tendría en una operación convencional, y que pueden afectar hasta el nivel político y representar incluso el éxito o el fracaso de la misión.

Un caso que, en el ambiente actual de concienciación del MOUT, llama la atención es la anterior falta de interés de las FAS alemanas sobre el MOUT, a pesar de la espada de Damocles que durante la guerra fría pendía sobre sus ciudades. Aunque su doctrina citaba los efectos de la presencia de población civil y los problemas que de ello se derivaban, las menciones del MOUT eran sólo de pasada y sin verdaderamente profundizar en sus peculiaridades.(12) Pero también el Pacto de Varsovia en sus planes para un ataque en Europa, por razones estratégicas, consideraba muy superior la opción de pasar de largo las aglomeraciones urbanas y continuar adelante en penetraciones rápidas y en profundidad con el objetivo de alcanzar rápidamente el Canal de la Mancha. Y aunque la doctrina soviética no era tan reacia como la occidental frente al combate urbano, en realidad nadie estaba interesado en un tipo de combate que se estimaba difícil, penoso y de escaso rendimiento. Las diferentes doctrinas contemplaban todavía el MOUT al estilo de la Segunda Guerra Mundial, y concretamente los rusos, que habían atesorado una gran experiencia en Stalingrado, tuvieron que reaprender todas sus lecciones ante los chechenos en Grozny (Chechenia).

Sin embargo también había quien, como en un documento oficial del ejército canadiense ya en 1950, comenzaba un análisis del MOUT y sus dificultades, afirmando que es esencialmente un combate de infantería y probablemente el peor tipo de combate que ésta puede realizar. Se debe combatir en terreno desconocido, restringido, a muy corta distancia, con un apoyo de difícil realización. Es incómodo, ruidoso, psicológicamente agotador, en pequeños grupos, exige gran habilidad y valor. Es para resumirlo una acción en un medio extraño para un ejército, que tradicionalmente está organizado, entrenado y equipado para combatir en el medio ambiente natural y no en el artificial que representa una ciudad.

CARACTERÍSTICAS DEL MOUT 


"Bienvenidos al infierno. Segunda parte."

- Graffiti a la entrada de Grozny, Chechenia, 1999

El terreno urbano es único en sus características, precisamente por ser el único ambiente artificial, y esto hace que el combate en el desarrollado sea también único. El MOUT tiene dos características esenciales que lo apartan completamente de las clásicas operaciones en el medio ambiente natural, y que marcarán el desarrollo de las operaciones, ya sean éstas de alta o baja intensidad. Estas características son por un lado la población de la ciudad y por otro la infraestructura de esta. Ya de entrada el tipo de terreno nos impone restricciones en el empleo de la fuerza para evitar bajas civiles, y para reducir al mínimo los daños a la infraestructura que pudiera ser de difícil o imposible reemplazo, como por ejemplo catedrales, museos, etc. Pero además tendremos que evitar bajas civiles sin que a menudo podamos distinguir entre combatientes y población civil, entre la que cabe esperar que se camufle el enemigo o incluso la utilice como escudo humano.

La infraestructura urbana convierte a este terreno en el campo de batalla más complejo que se pueda imaginar. Ningún otro ambiente llega a igualar la complejidad tridimensional de una ciudad; los edificios proporcionan muy diferentes niveles no solo para francotiradores sino para unidades enteras, los subterráneos permiten el ocultamiento y el desplazamiento fácilmente entre puntos muy distantes de la ciudad, es posible tomar un piso y tener al enemigo en el contiguo o en el superior ...(16) Así los diferentes niveles no sólo crean dificultades para el asalto sino que además proporcionan a la defensa un “terreno alto” artificial.

Las características espaciales del MOUT producen además, incluso con la dispersión cada vez más marcada del despliegue moderno, una fragmentación de la contigüidad lateral de las unidades entre sí, lo que genera un fraccionamiento de la acción que raramente se ve en otro tipo de terreno. Pero no se produce solamente un debilitamiento importante de los límites horizontales entre unidades, sino que además debemos considerar los límites verticales ya que es perfectamente posible, como ya sucedió en Grozny, que un bando domine los sótanos y los pisos altos mientras que el contrario se encuentre en los pisos intermedios.(7)

Todo esto origina una profunda diferencia espacial con el combate convencional, e incluso se puede decir que el MOUT produce un combate de una “verticalidad” tal que, posiblemente, nos obligaría a hablar de km cúbicos en lugar de km cuadrados al determinar el área de combate de una unidad determinada.

En estas condiciones es enormemente difícil mantener un control y una visión actualizada de este campo de batalla “multidimensional”, lo que hace que aumente la relevancia de los niveles más bajos del mando, al convertirse esencialmente en una acción de pequeñas unidades que actúan de forma muy independiente. Normalmente se estima que una compañía de infantería puede controlar una manzana de una ciudad, pero a medida que sus integrantes se van infiltrando en los pisos, habitaciones, trasteros, escaleras, etc, la unidad se va diluyendo y en pocos minutos se encuentran los combatientes solos o como mucho formando una escuadra. Por esta razón se citaba antes al “cabo estratégico”, cuyas decisiones tienen un impacto muy superior al que tendrían en otros ambientes.

El MOUT, además de ser de difícil C2 (mando y control), consume hombres y material a un ritmo muy superior al de otros tipos de combate. De hecho el apoyo logístico representa uno de los desafíos más serios del MOUT, que viene a ser aún más complejo por el hecho de que la presencia de población civil impone la determinación de prioridades para el apoyo que requieran, desde agua y comida hasta alojamiento pasando por atención sanitaria y ropa. Desde el punto de vista estrictamente sanitario hay que destacar además que, debido al mismo combate, es muy posible que no funcione el suministro de agua potable lo que nos impone la necesidad de proporcionar dicho elemento vital, ya que de otra forma se producirán deshidrataciones o las tropas consumirán un agua sin garantías que inevitablemente ocasionará un aumento del número de bajas por enfermedades de transmisión hídrica. Esta fue exactamente la situación de los rusos en Grozny cuando la hepatitis y el cólera originaron un gran número de bajas en sus unidades.

El MOUT históricamente ha sido subestimado, tanto en lo referente al tiempo requerido para completar la operación como en la cantidad de recursos requeridos; en general las operaciones urbanas son relativamente largas y muy costosas, tanto en bajas como en consumo de material.

Una pregunta que surge naturalmente es ¿si tantas dificultades presenta el MOUT, quien está interesado en plantearlo?. Para responder a esta pregunta hay que recordar que la mayor parte de las naciones más avanzadas del planeta pertenecen a la OTAN, o son favorables a ella. Por tanto, y en principio, el enemigo que se enfrenta a nuestras fuerzas normalmente será de un nivel tecnológico inferior, como lo serán su capacidad logística y su C2. Y además el MOUT en el que podamos vernos inmersos se originaría seguramente como evolución de una operación de apoyo humanitario o de mantenimiento de paz, es decir, en el terreno del oponente. Entonces la tendencia lógica del contrario será buscar unas condiciones en las que su inferioridad tecnológica sea menos patente, en las que la lucha se iguale, hombre contra hombre, nuestras fuerzas desconozcan el terreno, se limite la superioridad en comunicaciones, se puedan enmascarar entre la población civil, se diluya nuestra superior capacidad logística, y en una palabra la “asimetría”, que en un principio era nuestra ventaja, se convierta en la hoy denominada “amenaza asimétrica” mediante la cual adversarios, que no pueden esperar igualar nuestras capacidades, juegan otras bazas diferentes de aquellas sobre las que se organizan los ejércitos tradicionales.(20) El terreno urbano elimina las ventajas tecnológicas, favorece al defensor, y además a este le basta simplemente con no perder para ganar; si logra infligir un número suficiente de bajas al enemigo, éste, por consideraciones políticas, puede recibir la orden de retirarse y otorgar así la victoria a un enemigo técnicamente inferior.

Una posibilidad para derrotar a un enemigo “asimétrico”, que utiliza contra nosotros un ambiente que niega nuestra tecnología, podría precisamente ser un incremento de esa misma tecnología que el adversario busca negar, mediante la utilización de nuevas tecnologías y armas no letales, que en la actualidad se están estudiando para su posible desarrollo y que pudieran representar el poder bascular de nuevo la «asimetría« hacia nuestro lado. 



Tabla 1.- Comparación entre el Terreno Urbano y otros Terrenos. (Joint Publication 3-06, Doctrine for Joint Urban Operations, 16 sept 2002).  


ASPECTOS GENERALES DEL APOYO SANITARIO EN MOUT 


"La peor política es atacar las ciudades. Atácalas solo cuando no haya otra alternativa."

- Sun Tzu-

En nuestra civilización el apoyo sanitario de las operaciones militares es de importancia capital por razones éticas y humanitarias, ya que el valor de la vida humana se percibe como muy alto, en contraposición a otras culturas en las que tradicionalmente no se valora de igual manera. Además de las razones éticas se esgrimen además razones de índole práctica como la moral de las tropas y la conservación y recuperación de los efectivos. Si bien estos argumentos son de aplicación en todo tipo de combate, en el MOUT son aún de mayor importancia ya que hay que recordar que el combate se desarrolla esencialmente a nivel de pequeñas unidades, sección, pelotón, y por tanto un pequeño número de bajas puede afectar muy seriamente la capacidad operativa de la unidad. Y estrechamente relacionado con este argumento se encuentra el de la dificultad creciente para reemplazar un personal profesional, que cada día presenta unos mayores requerimientos de instrucción, que alcanzan niveles muy elevados en el caso del MOUT.

Una primera aproximación a la planificación del apoyo sanitario en MOUT debe considerar los puntos básicos: tipos de bajas y estimación de su número, evacuación, medicina preventiva, abastecimiento, despliegue de las instalaciones sanitarias...

La presencia de personal no-combatiente, una característica básica del MOUT, imprime también un carácter especial al apoyo sanitario ya que implica unas responsabilidades que obligarán a establecer prioridades, con los posibles problemas éticos que pueden resultar, y seguramente requerirá un incremento de los recursos sanitarios disponibles. En contrapartida es posible que si existen centros sanitarios en la ciudad, y presentan un nivel aceptable para nuestras fuerzas, se pueda aprovechar, tras la oportuna coordinación, este apoyo de nación anfitriona.

El apoyo sanitario en MOUT presentará diferencias muy significativas del apoyo sanitario en el campo de batalla no-urbano, sin embargo siguiendo los pasos establecidos para el la planificación del apoyo sanitario debemos proporcionar un dispositivo simple y eficaz para recoger, estabilizar, tratar y evacuar a las bajas. Este plan sanitario es tanto más necesario cuanto más compleja y difícil sea la situación, ya que si algo nos indica la experiencia histórica es que el MOUT genera bajas a un ritmo que difícilmente puede igualar el combate en otros terrenos. 




Además las bajas producidas se encontrarán a menudo aisladas y sin tratamiento por períodos de tiempo que pueden sobrepasar las seis horas establecidas por la OTAN como máximo para que una baja reciba atención quirúrgica. De hecho, el combatiente que resulta herido en una habitación de un piso y no puede seguir a sus compañeros, es posible que no sea echado de menos hasta bastante tiempo después, cuando ya su unidad se ha desplazado y resulta muy difícil el regresar a buscarlo. Estos problemas de coordinación se pusieron de manifiesto en Hue (Vietnam) en 1968, donde cesaban las comunicaciones por radio al entrar en los edificios, se perdía la comunicación visual, y los pelotones de marines se encontraban aislados de su sección. Así el control era ejercido cada vez a un nivel más bajo y simultáneamente ocurría también lo mismo con el apoyo sanitario, cuyo personal se iba quedando aislado y finalmente carecía de información sobre las bajas producidas y donde se encontraban éstas. 

TIPOS DE BAJAS  


"Son . . . el equivalente post-moderno de las junglas y montañas – ciudadelas de los desposeídos e irreconciliables. Unas fuerzas no preparadas para las operaciones urbanas en un amplio espectro no están preparadas para el mañana."

- Ralph Peters

Los diferentes estudios realizados hasta la fecha no llegan a las mismas conclusiones sobre los tipos de bajas que se pudieran considerar características del combate urbano. En principio se tiende a pensar que el MOUT produce una mayor cantidad de quemaduras, heridas por metralla y aplastamientos.(23) En lo que respecta a las localizaciones de las heridas se incrementarán las de la parte superior del cuerpo, cabeza, cuello y ojos.

Parece haber un acuerdo general de que los principales productores de bajas son los morteros y las armas individuales. Pero además se producirán heridas por fragmentos secundarios a partir de la infraestructura, vidrios, etc. Otros factores productores de bajas son los incendios, las fracturas por caídas entre los escombros y lesiones oculares debidas al polvo y humos, lesiones por inhalación, etc.

Si se emplea protección individual (casco, chaleco) disminuyen las heridas torácicas y aumentan las heridas en las extremidades y parte no protegida de la cabeza. De hecho el empleo de protección individual se ha demostrado imprescindible, y buena prueba de ello la tuvieron las unidades especiales norteamericanas en Mogadiscio cuando sufrieron bajas por no haber considerado necesario utilizar dicha protección.

No se pueden olvidar tampoco dos importantes causas de bajas en MOUT, como son las enfermedades y el estrés de combate, aunque por sus especiales características, prevención y tratamiento se considerarán en apartados específicos. 




Se debe destacar que el peligro de derrumbamiento de edificios, o de parte de ellos, origina un tipo de bajas por aplastamiento como consecuencia indirecta del fuego de artillería. Paradójicamente la infraestructura que proporciona a menudo excelente cobertura e imprime un sello característico al MOUT, también puede convertirse en un problema sanitario, tanto en la producción de bajas como en las dificultades que plantea el rescate de un herido atrapado en un derrumbamiento. Sin embargo hay que señalar que los rusos en Grozny, al igual que posteriormente los norteamericanos en un ejercicio, sufrieron el mayor número de bajas en las calles y espacios abiertos. Por este motivo se suele aconsejar el desplazamiento por dentro de los edificios, a menudo a base de romper tabiques o volarlos con explosivos.

Sin embargo según la experiencia israelí en el Líbano en 1982 las lesiones oculares y el estrés de combate se dan menos en operaciones urbanas.(25) Las operaciones no-urbanas presentan una mayor incidencia de quemaduras y heridas de la mitad inferior del cuerpo. Así como la artillería produjo el mayor número de bajas en ambos tipos de operaciones, las armas individuales causaron más heridas en el terreno no-urbano, aunque en ambos ambientes fueron una causa importante de muertos. Un punto importante en el estudio israelí es que el chaleco antifragmentos ofreció más protección en MOUT que en otros terrenos ya que de los que lo usaban fueron heridos menos en MOUT (44.6 %) que en ambiente no-urbano (63.1 %). Y entre los que no lo usaban fueron heridos en MOUT 55.4 % y 36.9 % en no-urbano.

Los resultados del estudio israelí plantean cuestiones muy interesantes sobre los tipos y números de bajas que se producen en el MOUT. No parece claro que el MOUT produzca un patrón de bajas específico, y aunque sugiere que hay más bajas en MOUT que en terreno no-urbano tampoco permite afirmarlo de forma concluyente. Por otra parte los datos recogidos no apoyan la idea de que en MOUT se producen más heridas de la mitad superior del cuerpo, quemaduras o lesiones oculares, aunque esto pudiera deberse a la eficacia de los chalecos, cascos, protección ocular, etc. Al igual que en Grozny las armas individuales fueron un factor importantísimo en la producción de muertos.

En Grozny se produjo un alto porcentaje de quemaduras y la mayoría de las bajas de combate fueron debidas a los morteros. En cambio la mayoría de los muertos se debieron a heridas en la cabeza o en el tórax por francotiradores, sobre todo entre los civiles, que no disponían de casco ni chaleco anti-fragmentos.(9)

Otro punto importante es el cociente heridos / muertos, que normalmente es aproximadamente de 5 a 1, y sin embargo en MOUT se puede encontrar invertido. Los rusos en Grozny sufrieron tres muertos por cada herido, aunque hay que destacar que este cociente probablemente está sesgado por el hecho de que a muchos de los heridos no se les prestaron los primeros auxilios con la rapidez necesaria, lo que hubiera podido rebajar el cociente hasta dos heridos por muerto. Y eso a pesar de que, dentro de todas las armas y servicios rusos, el apoyo sanitario fue probablemente el aspecto de la operación de mayor eficacia y calidad.(13) Una dificultad añadida era el peligro de los francotiradores, que a menudo impedía la evacuación hasta la caída de la noche.(9) La experiencia norteamericana en Hue en 1968 fue contraria a la rusa; los marines experimentaron un cociente heridos / muertos de 8/1, mientras que en Okinawa durante la Segunda Guerra Mundial fue de casi 5/1.(2)

Un nuevo agente productor de bajas en el MOUT son las bombas termobáricas, de fuel-aire, empleadas por los rusos durante la Segunda Guerra Chechena, en la lucha por Grozny en 2000. (6) Las bombas fuel-aire al explosionar producen una bola de fuego que consume el oxígeno del área circundante. La falta de oxígeno crea un vacío y una sobrepresión altísima, que es la principal causa de bajas. La sobrepresión alcanzada en el centro de la explosión es de 1,5 a 2 veces mayor que la sobrepresión alcanzada con explosivos convencionales, lo que hace que el personal directamente afectado por la explosión muera por el fuego y la sobrepresión. El personal que se encuentra en la periferia de la explosión sufre quemaduras, fracturas, contusiones por proyectiles secundarios y lesiones oculares. También es posible que se produzcan hemorragias internas, embolismos aéreos, lesiones pulmonares, etc. Estas lesiones internas pueden pasar inadvertidas en los primeros momentos y además la evacuación aérea de estas bajas puede presentar problemas si la cabina no está presurizada.

Finalmente hay que señalar que, debido al habitual aumento de consumo de agua y a las dificultades para su suministro, muchas bajas estarán deshidratadas, lo que empeorará su estado clínico. 


ESTIMACIÓN DEL CÁLCULO DE BAJAS  


"Cualquiera que no este confuso aquí, realmente no entiende lo que esta pasando."

- Belfast Citizen, Abril 1970

El cálculo de bajas es en general de gran dificultad, y sin embargo es necesario efectuarlo para tratar de adecuar el apoyo sanitario a la operación en cuestión. En la OTAN se venía empleando la Directiva ACE 85-8, que se orienta fundamentalmente al cálculo de bajas en el temido gran conflicto en Europa contra el ya disuelto Pacto de Varsovia. Esta Directiva, en la actualidad en revisión, tendía a sobrestimar los recursos requeridos, ya que se basa en una situación de conflicto de alta intensidad, donde además no hay una intención política, como en las operaciones de mantenimiento de paz, de ajustar los recursos a los realmente necesarios. Por otra parte la citada Directiva da unos porcentajes generales de bajas pero no distingue entre ataque y defensa, entre diferentes tipos de terrenos, diferentes niveles de sofisticación del enemigo, etc. (1)

En el caso del MOUT es evidente que no se pueden aplicar directamente los porcentajes proporcionados por la Directiva 85-8, y la dificultad es aún mayor ya que en la literatura actual no se cita ningún estudio o base de datos que se ocupe concretamente de las tasas de bajas y de su estimación en operaciones urbanas.

Aunque parece históricamente que cuando hay un MOUT suele haber un alto porcentaje de bajas, que se viene estimando hasta en un 30 %, (y en el ejercicio Urban Warrior, con intensa participación de personal civil, las bajas de los marines oscilaron entre el 30 y el 70 %) lo cierto es que no hay datos sólidos y, en todo caso, las acciones MOUT desde la Segunda Guerra Mundial hasta ahora presentan situaciones difícilmente comparables, como son Hue, Stalingrado, Grozny, el Líbano, etc.

De hecho en la batalla de Hue en 1968 los porcentajes de bajas en el período más duro de la batalla venían a ser de un 5 % al día(2); lo que aproximadamente coincide con lo establecido en el Manual de Campaña 101-10-1, 21 en el que se afirma que las unidades pueden sufrir un 6.6 % de bajas en el primer día del ataque y un 3.5 % en cada uno de los días siguientes. Desde el punto de vista defensivo el porcentaje esperado es de un 3.5 el primer día y de un 1.9 cada día sucesivo.

También aumentan de manera notable las bajas entre el personal civil, normalmente más que entre los combatientes. Esto se puede explicar por su dificultad para desplazarse y abandonar la zona de combate, falta de equipamiento de protección, o simplemente por ser empleados por el adversario, que los usa como escudos humanos o los pone en peligro deliberadamente para influir sobre la decisión política a través de los medios de comunicación.

De hecho nos podemos encontrar con situaciones de bajas en masa de personal civil por los diferentes riesgos típicos de una zona urbana en combate, como son por ejemplo la liberación de tóxicos industriales, explosión de una gasolinera, y en general los llamados “Releases Other Than Attack” (ROTA) que se refieren a riesgos NBQ no producidos intencionadamente por el adversario.

Este tipo de situaciones implica una sobrecarga para nuestras capacidades de apoyo, tiene repercusiones muy desfavorables sobre el apoyo a fuerzas propias y puede originar problemas éticos de muy difícil solución al vernos forzados a plantear prioridades en el apoyo.

Otro punto que se debe destacar es el incremento del riesgo de bajas por fuego propio, dada la enorme dispersión que se produce en este ambiente y la falta de definición de una línea de frente que hace que ambos lados se encuentren entremezclados. Se ha tratado de solucionar este aspecto estableciendo un sistema básico de identificación “friend or foe” mediante, por ejemplo, paneles colocados sobre los vehículos, telas de colores en las ventanas, etc. Pero quizás la única solución fiable la aporten las nuevas tecnologías en combinación con un estricto entrenamiento.

El aspecto del cálculo de bajas, como otros muchos del MOUT, requiere más estudios para llegar a determinar que porcentajes deben utilizarse para adecuar el apoyo sanitario a cada caso.

EVACUACIÓN 

Cita:
"Los chechenos son pacíficos de día, y un lobo de noche."

- Comandante ruso en Chechenia, enero 2000

Una vez producida la baja, el siguiente desafío del apoyo sanitario es localizarla y transportarla fuera de la zona de peligro a una instalación sanitaria. El primer problema es encontrar a una baja, que puede estar inconsciente, en un bloque de apartamentos, tras un combate en el que se han derribado paredes, bloqueado puertas y en general alterado de forma importante la estructura urbana. El GPS es una posibilidad, siempre y cuando la misma infraestructura no lo bloquee, lo que no es difícil en una ciudad, y por otra parte también podría proporcionar valiosa información al enemigo, por lo que tendría que activarse únicamente cuando el combatiente cae herido, y antes de perder la conciencia, e incluso así el adversario podría utilizar dicha información aunque no fuera más que para preparar una trampa bomba en un cadáver que va a ser recogido. Otras posibilidades que también se han discutido son los silbatos y luces estroboscópicas, o bien paneles coloreados para desplegar una vez finalizada la batalla. En cualquier caso puede ser necesario tras el combate efectuar un rastreo sistemático de la zona para localizar personal desaparecido.

Un enfoque se está estudiando en la actualidad es el de los “drones” (aviones sin piloto) o los robots terrestres que, sin poner en riesgo al personal sanitario, pueden desplazarse, buscar los heridos, permitir el examen de la baja por telemedicina e incluso comenzar a aplicar los primeros auxilios y trasladar a la baja a un lugar seguro.

El siguiente problema es la propia evacuación. Es posible encontrar una baja en un piso alto, o en un sótano, atrapada por una pared derrumbada, y en general en condiciones que requieren el empleo de equipos específicos, como arneses, hachas, escaleras, sierras, etc, para liberarla. Todo este equipo tiene que estar previsto, el personal tiene que estar entrenado para su utilización y simultáneamente impedir que el estado clínico de la baja empeore por los intentos de liberarla. Y hay que tener en cuenta que las dificultades aumentan aún más en el caso de bajas con heridas de cabeza o de cuello, frecuentes en MOUT. Se plantea por tanto ya en las primeras fases del proceso sanitario la necesidad de reconsiderar el equipamiento del personal y más concretamente del sanitario. Además el programa de instrucción del personal sanitario debería contemplar la colaboración con instituciones como bomberos, que tienen mucha experiencia en el rescate de víctimas en este tipo de terreno. Pero las nuevas necesidades no se detienen aquí. La siguiente pregunta es ¿en que tipo de vehículo o camilla se evacua la baja?.

Actualmente las posibilidades disponibles para la evacuación son muy limitadas. Así como el armamento, los equipos y la tecnología en general, han experimentado un avance notabilísimo, la primera fase de la evacuación se mantiene hoy por hoy a un nivel muy rudimentario. Lo habitual es la evacuación a pie, con ayuda del sanitario o en camilla, tal y como se efectuaba en la Segunda Guerra Mundial. La experiencia de los rusos en Grozny, de los israelíes en el Líbano y de los marines en Mogadiscio, es que las ambulancias, por su vulnerabilidad, encuentran muchas dificultades en este terreno. Los rusos acabaron utilizando como ambulancia los BTR-80 (vehículos blindados de ruedas) y los israelíes el carro Merkava, aunque ninguno de los dos tipos de vehículos permite la libertad de movimientos necesaria para atender a una baja durante el transporte.(10,18) La conclusión es que las ambulancias deben ser blindadas para evitar los riesgos de francotiradores y armas individuales en general, e incluso los impactos de RPG (rocket propelled grenade). 




La evacuación por medio de helicópteros está totalmente descartada en el mismo terreno urbano, y aunque en Grozny se intentó en un principio, a semejanza de Afganistán, tras el derribo de algunos helicópteros por los terroristas chechenos, se estableció la evacuación a pie o en BTR-80 hasta salir de la ciudad. La misma experiencia tuvieron los norteamericanos en Mogadiscio, donde fue precisamente la vulnerabilidad de los helicópteros uno de los problemas principales de la operación. La dificultad de utilización de medios aéreos hace que se alargue en muchos casos la duración de la evacuación, y la tardanza en recibir tratamiento quirúrgico puede fácilmente superar las seis horas establecidas en la doctrina OTAN como duración máxima entre la herida y el quirófano. De hecho la mayoría de las bajas norteamericanas en Mogadiscio tardaron hasta quince horas en recibir tratamiento quirúrgico, y en Grozny con frecuencia había que esperar a la caída de la noche para evitar a los francotiradores. En la batalla de Beirut, donde los israelíes disfrutaban de una total superioridad, el 20% de sus bajas tardaron más de doce horas en ser evacuadas, aunque en el resto la evacuación fue más rápida que en terreno no-urbano, lo que puede ser un síntoma de la eficacia del apoyo sanitario israelí, o de que el enemigo no era del mismo nivel que los chechenos. A su vez entre los sanitarios israelíes hubo 77 bajas, lo que ilustra claramente los riesgos a los que está expuesto el personal sanitario.

Para facilitar la evacuación dentro de la ciudad se discuten en la actualidad posibilidades como son los equivalentes de la mula mecánica, o el llamado “MOUT resupply cart”, especie de carretilla pero con asas en ambos extremos, que podría servir para el transporte de material en los últimos trechos o como medio de evacuación de circunstancias (como ejemplo en Afganistán nuestro personal ha podido ver la utilización de carretilla en transporte de pacientes). Esta carretilla está hecha de aluminio y soporta sin problemas cargas de hasta 150 kilos. Otras posibilidades serían camillas ultraligeras, que pudieran ser manejadas incluso por una sola persona, o un vehículo pequeño, rápido, de perfil bajo, de una sola camilla, y naturalmente blindado.

La evacuación a pie o en vehículos blindados se efectuaría por tanto desde el lugar donde se produce la baja hasta el nido de heridos. Allí la baja estaría relativamente a salvo del fuego enemigo y podría recibir el tratamiento adecuado. Desde el nido de heridos hasta la periferia de la ciudad, donde normalmente estaría el puesto de socorro de batallón, la evacuación se efectuaría también mediante vehículos blindados. Una vez llegados allí ya se podrían utilizar helicópteros o incluso aparatos de ala fija para evacuar la baja directamente a la instalación quirúrgica más adecuada para sus lesiones. De hecho la evacuación directa a instalaciones quirúrgicas es más frecuente en MOUT que en terreno no-urbano, ya que en MOUT lo habitual es que fuera de la ciudad no haya peligro de ataques, y por tanto no tiene sentido hacer seguir todo el despliegue sanitario a una baja que puede ser evacuada directamente al quirófano.

ESTRÉS DE COMBATE 


"De cada 100 hombres, diez ni siquiera deberían estar aquí. Ochenta son sólo dianas. Nueve son los verdaderos luchadores, y somos afortunados por tenerlos, porque son ellos los que luchan la batalla. Ah, y uno, uno es un guerrero, y el nos traerá de vuelta a los otros."

- Heracletus, circa 500 AC

El MOUT es un tipo de combate increíblemente fatigoso, tanto desde el punto de vista físico como psicológico. El combatiente debe mantenerse alerta en todo momento para poder sobrevivir en un terreno en el que la amenaza es extraordinariamente cercana, y sin embargo puede no apreciarse ningún indicio, aunque el enemigo se encuentre en la habitación de al lado. Además, la anteriormente mencionada “esfericidad” del combate, hace que la agresión pueda originarse en cualquier punto y desde cualquier nivel, sea superior o inferior. Si a esto se le añade el desplazamiento continuo entre diferentes posiciones, a veces a través de zonas expuestas, subiendo o bajando escaleras, y llevando una carga importante de municiones, agua, protección individual, etc, se concluye que el esfuerzo físico es agotador. Dicho esfuerzo efectuado de forma continua, y frecuentemente sin que se prevea el fin de la lucha, acaba por agotar también psíquicamente a un combatiente, que además carece del beneficio psicológico de estar rodeado de compañeros sino que forma parte de un equipo muy reducido o incluso se llega a encontrar solo.

Otro factor estresante del MOUT es la presencia de población civil, que puede percibirse como hostil y creer que pasa información al adversario, y sin embargo es muy difícil, de acuerdo con nuestro sistema de valores, tomar medidas punitivas contra ella. De hecho el adversario puede encontrarse camuflado entre la población, y la amenaza latente de su intervención en un momento dado obliga al combatiente a mantenerse en guardia incluso ante individuos (mujeres, ancianos) que en principio no debieran ser una amenaza.

En el caso ruso en Grozny en 1996, ciertamente el ambiente desde el punto de vista psicológico representaba una agresión importantísima por un conjunto de factores. Muchos soldados rusos carecían de la instrucción adecuada, las unidades se habían formado poco tiempo antes, e incluso había soldados que no conocían el nombre de los compañeros del mismo carro de combate. Por otra parte muchos de los terroristas chechenos habían formado parte de las FAS soviéticas, hablaban ruso fluidamente y conocían los procedimientos soviéticos por lo que les resultaba fácil prever sus movimientos, interferir sus comunicaciones y dar falsas órdenes a la artillería y aviación rusa. Los chechenos llegaron incluso a amenazar a los pilotos comunicándoles que conocían sus nombres y donde vivían sus familias y que, en caso de que fueran precisos en sus bombardeos, sus familias acabarían pagándolo. Como es fácil de comprender esta situación tuvo una repercusión muy negativa sobre el personal ruso a todos los niveles.

Poco después de la primera acción de los rusos en Chechenia, se efectuó un estudio sobre 1.312 combatientes rusos, donde se encontró que el 72% presentaba algún tipo de afectación psicológica, como por ejemplo insomnio, falta de motivación, altos niveles de ansiedad, estrés, depresión, fijaciones hipocondríacas, etc.14 El porcentaje de combatientes con problemas de estrés de combate era más alto que en Afganistán, lo que según el estudio implicaba que el combate en las ciudades produce más problemas de estrés que en otros tipos de terrenos.

Dado que los problemas son tanto más serios y frecuentes cuanto más prolongado e intenso es el combate es necesario rotar al personal, como posteriormente efectuaron los rusos, permitiendo descansar a las unidades fuera de la ciudad, en un ambiente seguro.(7) Los rusos instalaron unas tiendas de “primeros auxilios psicológicos”, con música clásica ambiental, pantallas en las que se proyectaban paisajes, flores, cascadas, etc. Es un estilo cercano a la doctrina sanitaria OTAN en la que se recomienda mantener al personal en su unidad, permitirle hablar de sus experiencias, descansar, comer caliente y dormir. De esta forma es posible prevenir la mayor parte de las bajas psicológicas, y en la actualidad se recomienda siempre que sea factible la rotación de las unidades para evitar un desgaste irreversible del personal.

Sin embargo en las primeras fases de la campaña rusa en Chechenia el enfoque de los problemas psicológicos no fue como el que se ha expuesto, lo que ocasionó un gran número de problemas permanentes, personal que recurría a las drogas, alcohol, violencia, etc. De hecho algunos veteranos de esta campaña, incapaces de volver a integrarse normalmente en la vida civil y sintiéndose despreciados por una sociedad que los consideraba perdedores, recurrieron al crimen como medio de vida, trasladando a la sociedad los problemas de una campaña y un apoyo sanitario que no logró solucionar los problemas planteados.

Hay que destacar que la constelación de factores integrados por el altísimo nivel de estrés experimentado en un combate tan cercano, junto con el aislamiento, la descentralización del mando y la lejanía de los líderes, parece tener muy serias repercusiones sobre la conducta y la ética del combatiente. Si esta situación estresante se alarga en el tiempo es posible incluso que su percepción de los conceptos del bien y del mal se vea deteriorada. Históricamente son frecuentes los casos de combates urbanos caracterizados por ejecuciones en masa, violaciones y torturas, muy probablemente debidos a las especiales características de este tipo de combate, por lo que es necesario profundizar en este campo para determinar las medidas preventivas necesarias.

El esfuerzo psíquico que plantea el MOUT requiere un personal especialmente estable, maduro, experimentado y probablemente de mayor edad que el soldado actual. Estas características podrían convertirse en un parámetro más a tener en cuenta en la selección de personal, al menos en lo que se refiere a unidades especializadas en este tipo de terreno.

Continuará...


BIBLIOGRAFÍA:

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Reproducido de International Review of the Armed Forces Medical Services Volume 77/2, p.108 (2004)


Fuente