sábado, 14 de junio de 2025

Ametralladora: La FN MAG en la infantería argentina

La Ametralladora MAG: El fuego inquebrantable de la Infantería Argentina en Malvinas





Durante la Guerra de las Malvinas, en 1982, pocas armas demostraron tanta fiabilidad, potencia y determinación como la ametralladora FN MAG al servicio de la Infantería Argentina. A pesar de enfrentar condiciones extremas —barro, frío, humedad, municiones con fecha vencida e incluso armamento con uso intensivo previo— la MAG se convirtió en el bastión defensivo móvil de muchas posiciones argentinas, especialmente en los combates cuerpo a cuerpo del frente sur de la isla.

Uno de los ejemplos más emblemáticos de su efectividad ocurrió el 28 de mayo en Goose Green, cuando el soldado Oscar Ledesma, operando una MAG, logró abatir al Teniente Coronel británico Herbert "H" Jones, comandante del 2.º Batallón de Paracaidistas, durante el intento británico por flanquear las posiciones del Regimiento de Infantería 12. Aquel hecho marcó no solo una baja estratégica para el enemigo, sino también una muestra brutal del poder defensivo que la MAG le otorgaba a cada escuadra argentina.

Origen y diseño técnico

La FN MAG (acrónimo de Mitrailleuse d’Appui Général, o “ametralladora de apoyo general”) fue diseñada en Bélgica a comienzos de los años 50 por Ernest Vervier, ingeniero de la legendaria Fabrique Nationale (FN). Su diseño no solo combinó lo mejor de las ametralladoras de la Segunda Guerra Mundial, sino que tomó conceptos comprobados de distintos sistemas de armas, convirtiéndola en una plataforma robusta, versátil y fácil de mantener en condiciones de combate.

Adoptada por más de 70 países —y fabricada bajo licencia en Argentina por FM (Fabricaciones Militares)—, la FN MAG se convirtió en un verdadero estandarte del fuego de apoyo automático. Es producida o ensamblada también en naciones como India, Egipto, Reino Unido, Taiwán, Singapur y Estados Unidos, donde su uso sigue siendo vigente hasta la actualidad.

Variantes y configuración

Durante el conflicto de 1982, el modelo en uso fue principalmente la versión MAG 60-20, la variante de infantería, equipada con bípode y cañón intercambiable, alimentada por bandas de eslabones desintegrables M13, y disparando cartuchos calibre 7,62×51 mm OTAN. Cada eslabón liberaba la munición una vez introducida en la recámara, permitiendo un flujo continuo de alimentación.

La MAG 60-20 está refrigerada por aire, funciona mediante recorrido corto de pistón accionado por gases, y su cerrojo es trancado mediante un mecanismo basculante articulado —inspirado en el fusil automático Browning BAR—. Su sistema de alimentación y disparo fue heredado de la ametralladora alemana MG42, lo cual no solo garantizaba un ciclo de disparo veloz (aproximadamente 650 a 1.000 disparos por minuto, dependiendo del regulador de gas), sino también una resistencia sobresaliente al desgaste y la suciedad.

La MAG dispara a cerrojo abierto, un detalle técnico importante ya que este mecanismo evita el sobrecalentamiento de la recámara y permite un cambio más seguro del cañón. Cada operador podía reemplazar el cañón en segundos, incluso bajo fuego, gracias a un asa térmica incorporada. El arma poseía un seguro transversal manual ubicado sobre el pistolete, que podía activarse únicamente con el arma amartillada.

En combate: uso y resistencia

Durante la defensa de posiciones como Darwin, Goose Green, Monte Tumbledown, Longdon o Wireless Ridge, la MAG fue esencial para contener el avance enemigo, incluso cuando las condiciones logísticas eran críticas. A pesar de que muchas de las bandas de munición estaban vencidas y algunos cañones presentaban desgaste extremo, las secciones argentinas lograron mantener un fuego sostenido efectivo, apoyando a la infantería con cobertura continua y precisión en el asalto o la retirada.

El peso del arma —más de 11 kg sin munición— no fue un impedimento para los soldados argentinos, quienes, con entrenamiento riguroso en infantería aerotransportada, estaban acostumbrados a operar en terreno hostil. Se organizaban en binomios: tirador y abastecedor, este último responsable de mantener las bandas limpias, cargadas y alineadas.

La MAG demostró ser un multiplicador de poder de fuego táctico. En posiciones fijas, con fuego en ráfaga corta y controlada, era capaz de cubrir sectores completos de aproximación, disuadir asaltos y romper formaciones enemigas. En movimientos ofensivos, ofrecía apoyo de fuego móvil, facilitando el avance o la cobertura de retiradas tácticas.

Un legado de acero y fuego

El desempeño de la MAG en manos argentinas durante la Guerra de las Malvinas es un testimonio del valor técnico-militar argentino. No fue solo una ametralladora: fue un símbolo del coraje de quienes sostuvieron sus posiciones hasta el final. Operada bajo condiciones extremas, con material envejecido y munición al borde de su vida útil, la MAG respondió con fiabilidad y contundencia.

En cada ráfaga lanzada desde una trinchera helada, en cada eslabón metálico que caía humeante al barro, se sintetizaba una verdad irrefutable: el espíritu de lucha no se mide por la modernidad del equipo, sino por el temple del combatiente que lo empuña.

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